Crece un 30% la oferta de locales que ofrecen menús sin gluten, apenas un 3% cumplen los protocolos para eliminar los riesgos elaborar alimentos sin riesgos

FUENTE: Vanguardia

La moda de comer sin gluten se está volviendo en contra de los únicos que no pueden bajo ningún concepto tomar esa proteína, abundante en el trigo y otros cereales: los celiacos. A pesar de que la banalización del consumo de productos libres de gluten haya ayudado a bajar un poco los precios (los productos para celiacos cuestan un 315% más), se han disparado los problemas por la seguridad en restaurantes, obradores y todos aquellos lugares donde se manipula el alimento que se lleva a la boca. “Los incidentes se han disparado un 600% en apenas dos años”, asegura Olga Cuesta, presidenta de la Associació Celíacs de Catalunya. Y algunos, muy graves: hace apenas un mes dos niñas celiacas acabaron en el hospital tras tomar produc-
tos aparentemente libres de gluten en un obrador. Multiplicaban por seis las cantidades tolerables.

“El 40% de los celiacos transgredimos alguna vez la dieta
estricta, que es nuestro único tratamiento, pero en el 75% de ocasiones ocurre de forma involuntaria, por tomar alimentos en los que hay una contaminación cruzada, por la presencia de trazas de gluten en la elaboración del alimento que aparentemente estaba libre”, apunta Cuesta.

El reglamento europeo vigente es confuso e insuficiente, a juicio de la asociación, pero además, la mayoría de restaurantes no lo cumplen. “Ha crecido un 30% la oferta de locales que ofrecen menús sin gluten, pero en la cocina, apenas un 3% cumplen los protocolos para elaborar los alimentos sin riesgos para los celiacos. Y ese porcentaje es el mismo desde hace años”, denuncia la asociación.

La otra cara del problema de esa moda son las consecuencias indeseables que comer sin gluten puede tener para quienes no tienen ese problema de absorción en su intestino. “Los productos sin gluten no tienen que ser menos sanos, pero los productos se preparan con más azúcares, más sal y más grasas que se utilizan para suplir el sabor y la esponjosidad que aporta el gluten”, explica la presidenta del Col·legi de Dietistes-Nutricionistes de Catalunya Nancy Babio. Esos añadidos y a su vez la pérdida de las ventajas del gluten provoca, según un estudio de Harvard dado a conocer la semana pasada, un aumento de riesgo cardiovascular, más hipertensión y colesterol.

El mercado de productos sin gluten ha crecido un 28% en cinco años en todo el mundo, “y lo más alarmante es la cantidad de falsos especialistas que aconsejan dieta sin gluten para solucionar los problemas más diversos”, denuncia Bobio.

La subdirectora de Salut Pública, Carmen Cabezas, advierte que “toda persona que crea que sus síntomas mejoran al comer productos sin gluten debería acudir al médico para descartar que no haya una celiaquía o una sensibilidad al gluten no celiaca. Basta un análisis de sangre. Hacer esa dieta sin más puede enmascarar un problema más importante”. Uno de cada 204 ciudadanos de Catalunya es celiaco. Algunos no tienen síntomas, otros se detectan por los problemas digestivos, pero también por fatiga, osteoporosis o migrañas, lo que dificulta mucho un pronto diagnóstico.

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