Los principales afectados son jóvenes de entre 20 y 40 años

FUENTE: La Razón

«Se me empezó a hinchar la parte de detrás de las orejas y me dolía un montón. En poco tiempo ya no tenía cuello y barbilla prácticamente me rozaba con la clavícula». Así recuerda Eva cómo sufrió parotiditis a los 27 años, o lo que se conoce comúnmente como paperas. «Me dolía bastante y lo peor es que no podía tragar bien. Comer se convirtió en un esfuerzo tremendo». Cuando le dijeron lo que tenía no se lo creía, «¿pero esa no es una enfermedad de niños?», preguntó. En principio sí, pero los adultos jóvenes tampoco se salvan de este virus que puede aparecer en la edad adulta, con las complicaciones que ello acarrea.

De acuerdo con el último informe del Instituto de Salud Carlos III que lleva el registro de todas las enfermedades de declaración obligatoria y que contempla hasta el pasado 6 de junio, en el apartado de acumulación de casos de esta enfermedad se contabilizaban 5.766, mientras que en 2016 la cifra se reducía hasta los 1.691. De un año para otro existen más del triple de casos, o dicho de otra forma, ha aumentado en más de un 200 por ciento. ¿El motivo? Uno de los brotes epidémicos que se dan de manera cíclica, cada cuatro o cinco años. «La vacuna frente a la parotiditis de las tres que conforman la triple vírica es la que tiene una menor efectividad. No llega al 100 por ciento, sino que está entre un 80 y un 85. De ahí que se puedan producir estos episodios», explica Amos García, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Uno de los rasgos de este pico epidémico es que, como explican a LA RAZÓN desde la Asociación Española de Pediatría (AEP), no está afectando a los más pequeños, sino que los casos se están detectando en Atención Primaria. Viene motivado por este fallo de inmunización o «porque cuando eran pequeños a los padres se les pasó alguna dosis de la vacuna o porque en algunas comunidades autónomas se utilizaba otra vacuna que era menos efectiva, antes de llegar la triple vírica», afirma García. «Sí que se puede hablar de brote epidémico por el número de casos que se están registrando, pero es importante recordar que los datos no tienen nada que ver con la época prevacunal, cuando estos episodios eran mucho más agresivos», añade y, además, «la cepa parotídica es más débil». Sin embargo, desde el Ministerio de Sanidad no creen que se deba hablar de epidemia: «La parotiditis, como otras enfermedades inmunoprevenibles, se caracteriza por presentar ciclos epidémicos, pero cada vez de menor magnitud (con menor número de casos). Este patrón es el esperado de acuerdo a las características de la vacuna y a las coberturas de vacunación en nuestro país. En ocasiones se producen agregaciones de casos en espacios geográficos concretos durante un tiempo, pero no podemos hablar de epidemia». Sin embargo, recomiendan «vacunar a las personas que se identifiquen como susceptibles y revacunar a los vacunados que recibieron la vacuna con la cepa Rubini», porque actualmente la cepa circulante es otra.

Valencia es una de las comunidades más afectadas por el brote. Es por eso por lo que desde la Consejería de Salud de la Generalitat se está aconsejando la vacunación a las personas expuestas. Es más, recomiendan acudir al centro de salud para revisar su calendario vacunal y, si tienen menos de dos dosis, se les ponga una extra de la triple vírica, que también incluye el sarampión y la rubeola. Es la mejor forma para detener el incremento de los casos. Pero no es la única comunidad que está viendo un incremento de casos. En Andalucía también se están reproduciendo los infectados por el virus. Es más, en algunas zonas de mayor incidencia como Almería no han descartado tomar la misma medida que en Valencia. En la última semana que sale en el boletín del instituto se contabilizaron 287 casos, de los que 154 se dieron en estas dos comunidades.

«Los casos que nos llegan suelen estar relacionados con un problema de la vacunación, que no se completó, por eso ahora surge en adultos de entre 20 y 40 años», sostiene Manuel Linares, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). «Notan que tienen las glándulas salivares hinchadas y también puede afectar a los testículos. Ahí es donde puede estar el mayor problema. Los hombres deben tener cuidado para no desarrollar problemas de fertilidad», añade.

En lo que se refiere al tratamiento, «lo único que se puede hacer es controlar los síntomas y evitar que no se desarrollen complicaciones, ni afectación testicular», afirma Linares. Y permanecer aislado, en casa, para no contagiar a más personas.

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