Con esta simple pregunta suele dar comienzo el Servicio de Indicación Farmacéutica (SIF), definido como “el servicio que es prestado ante la demanda de un paciente o usuario que llega a la farmacia sin saber qué medicamento debe adquirir, y solicita al farmacéutico el remedio más adecuado para un síntoma menor”.

¿Pero que es un síntoma menor? Aquel problema de salud de carácter no grave, auto-limitado, de corta duración, que no tiene relación alguna con las manifestaciones clínicas de los otros problemas de salud que sufra el paciente, ni con los efectos, deseados o no, de los medicamentos que toma, que no precisa por tanto diagnóstico médico, y que responde o se alivia con un tratamiento sintomático.

Por lo tanto, y atendiendo a la definición, el SIF no consistirá meramente en dispensar un medicamento susceptible de publicidad al público (MSP), sino que, el farmacéutico comunitario, tras realizar una rigurosa evaluación de la situación concreta del paciente y tras descartar posibles causas de derivación al médico (edad del paciente, síntomas o duración de los síntomas, patologías, medicamentos y situaciones especiales), procedería a indicar y dispensar al paciente el MSP más adecuado para su problema de salud concreto. En caso contrario, el farmacéutico comunitario no dispensaría ningún MSP, y procedería a realizar una derivación efectiva y adecuada del paciente al centro de salud para una nueva evaluación. Así, esta actividad asistencial permite que el farmacéutico colabore con el médico mediante la derivación de aquellos pacientes que necesiten diagnóstico médico o aquellos inefectivamente tratados, aumentando con ello la seguridad del paciente.

El SIF en datos

Existen numerosos estudios a nivel internacional que evalúan el número de consultas del médico por síntomas menores e indican que por ejemplo en Reino Unido el 13,2% de las consultas del médico de atención primaria son síntomas menores que podían ser tratados en la farmacia comunitaria, así como el 5,3% de las consultas en el servicio de urgencias. La transferencia de  carga de trabajo de los médicos de atención primaria, de los servicios de atención continuada y de los servicios de urgencias al farmacéutico comunitario, permite al médico una mayor disposición para aquellos pacientes crónicos y complejos que realmente necesitan su atención además de optimizar costes sanitarios al Sistema Sanitario.

El barómetro Epposi, una encuesta de consumo realizada en 10 países europeos entre los que se encuentra España, señaló en 2013 que en los países del sur el 63% de la población acude al médico para consultas sobre síntomas menores.

En la actualidad, en España existe un alto porcentaje de las visitas médicas en atención primaria debidas a síntomas menores, constituyendo una de las principales amenazas de un sistema sanitario sostenible. Esto queda reflejado en los registros clínicos de atención primaria del Sistema Nacional de Salud, que apuntan que en las consultas de atención primaria los síntomas y las enfermedades de índole general e inespecífica son las más frecuentes, con un 66% de prevalencia en España en el año 2012.

Por lo tanto, el SIF es un servicio profesional que permite a la farmacia comunitaria posicionarse como el ámbito adecuado para el tratamiento de los síntomas menores, proporcionando una alternativa a la consulta médica, reduciendo el número “inapropiado” de consultas y de urgencias por síntomas menores, permitiendo una mayor disponibilidad del médico de atención primaria para pacientes crónicos y complejos y reduciendo costes al sistema sanitario.

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