La joven informática María Pérez Ortiz ha desarrollado un sistema para predecir la compatibilidad en los trasplantes hepáticos

FUENTE: ABC

Reconoce que no esperaba acabar en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), pero sus esfuerzos y trabajo duro fueron reconocidos y allí se dedica a desentrañar el entramado del llamado «machine learning» (aprendizaje automático), para que la inteligencia artificial responda de verdad a su nombre y sea cada vez más lista. La cordobesa María Pérez Ortiz, doctora en Informática de 27 años, tiene un brillante curriculum que incluye 60 publicaciones en revistas científicas y varios proyectos de investigación en colaboración con universidades de varios países, hospitales e incluso la Agencia Espacial Europea (ESA). Su excelente trabajo ha sido premiado por la Sociedad Científica Informática de España y la Fundación BBVA junto al de otros cinco doctores menores de 30 años.

-¿Qué es el aprendizaje automático?

-Es un área de la inteligencia artificial que da a las máquinas la capacidad de aprender. Hemos llegado a un punto que nuestras sociedades almacenan muchísima información y no somos capaces de analizarla. Necesitamos que los ordenadores lo hagan por nosotros, extraigan datos y creen modelos de predicción. Ejemplos claros son el pronóstico del tiempo o el reconocimiento de caras de Facebook

-¿Y cómo lo hacen las máquinas?

-Nosotros aprendemos de la experiencia, y ellas de los datos que les proporcionamos. La mayoría de métodos de aprendizaje automático se inspiran en el funcionamiento del cerebro humano -teniendo en cuenta lo que sabemos en la actualidad al respecto, que no es mucho-, dando lugar por ejemplo a métodos como las redes neuronales artificiales.

-Es lo que utiliza el programa de Google AlphaGo Zero, que se ha vuelto imbatible en el juego del Go.

-Sí, es lo mismo. Ese software evalúa todos los movimientos y sabe cuáles le llevan a perder y cuáles a ganar.

-Las redes neuronales artificiales, ¿son muy parecidas a las nuestras?

-Bueno, a lo que sabemos sobre nuestro cerebro, sí. Son neuronas con sinapsis, entradas, salidas...

-¿Es este el futuro de la inteligencia artificial?

-Sí, de hecho la nueva era se llama aprendizaje profundo. Hasta ahora podíamos crear redes neuronales con un número de capas bastante reducido, pero sabemos que nuestro cerebro tiene millones de neuronas interconectadas y capas detrás de capas, redes más inmensas que estamos empezando a conseguir emular.

-Una de sus investigaciones pretendía mejorar el sistema de trasplantes hepáticos. ¿Cómo lo hace?

-Es un proyecto que lleva siete años y que dirige Javier Briceño, jefe de cirugía general del Hospital Reina Sofía de Córdoba. El actual sistema de trasplantes tiene en cuenta solo la gravedad del enfermo, pero no la compatibilidad que puede haber entre receptor y donante, con lo cual no estamos teniendo en cuenta la utilidad del trasplante, ya que el órgano puede no ser compatible. Y nosotros queremos predecir el tiempo de supervivencia del órgano.

-¿Con qué éxito?

-Depende del objetivo que nos marquemos, porque no es lo mismo predecir la supervivencia a quince días que a un año, pero las tasas van del 75% al 90%. Ahora mismo se está haciendo una simulación virtual en el Reina Sofía para validar el resultado de nuestro sistema de asignación con lo que ocurre en la realidad, y somos optimistas.

-Si se aplicara, se salvarían vidas.

-Sí, porque idealmente el órgano trasplantado tendrá una menor probabilidad de fallar por lo que no haría falta retrasplantar. Habrá menos gente en lista de espera, irá más rápida, no se perderán tantos órganos y habrá menos muertes.

-¿Llega la inteligencia artificial a otros campos de la medicina, incluido el diagnóstico?

-Sí, es el futuro y, de hecho, se aplica ya para muchísimas cosas, por ejemplo para cualquier cuestión que requiera análisis de imágenes, como escáneres cerebrales. Pero siempre como un sistema de ayuda a la decisión, no quitará de en medio al médico.

-¿En qué otras áreas de biomedicina ha trabajado?

-En oncología, en un proyecto de la universidades de Córdoba y Sevilla. Tomamos imágenes de cualquier lesión de piel para intentar predecir si era melanoma o no, y en qué estado se encontraba, sin tener que hacer biopsia. Pero también he investigado en otros campos muy diferentes.

-¿Por ejemplo?

-Estuve trabajando casi dos años en un proyecto del CSIC de agricultura de precisión. Usábamos drones para tomar fotos de los cultivos y a partir de ellas creábamos inteligencia artificial para localizar las malas hierbas. Así, el tractor solo aplicaba herbicidas donde hacía falta. Supone un ahorro y menos riesgos medioambientales. También participé en un estudio de la Agencia Espacial Europea (ESA), para predecir grandes cambios en el clima, como glaciaciones o desertizaciones.

-¿Y qué investiga en la actualidad?

-Estoy trabajando en visión por computador para crear un sistema que imite la capacidad de adaptación del ojo humano, de forma que podamos incluirlo en las pantallas que tenemos hoy en día, como en móviles, cine, ordenadores, televisión..., para crear algo más realista, que represente lo que nosotros vemos.

-¿Ahora lo hacen mal?

-Las pantallas representan un número de colores que es ínfimo con respecto a lo que el ojo humano ve. Además, el ojo humano cambia con la edad, por lo que podemos cambiar la forma en la que tu televisión o tu móvil esté ajustado... Por ejemplo, las personas de edad avanzada pierden la capacidad de ver el azul, así que se puede incrementar el nivel de azul para que puedan ver mejor. Nuestro ojo también se adapta a la iluminación del entorno, y queremos que las pantallas hagan lo mismo.

-Estas investigaciones son punteras, pero no acaban de ser muy conocidas por la sociedad, ¿por qué?

-Supongo que la gente de ciencia nos metemos en nuestro mundo y quizás no nos dedicamos tanto como deberíamos a divulgación. También es cierto que falta cultura científica.

-¿Está España en un buen lugar en el campo de la inteligencia artificial?

-Sí, hay grupos muy buenos. Es el campo de la informática que está más desarrollado en España.

-Investiga en Cambridge, ¿qué diferencias encuentra con respecto a hacerlo en España?

-Infinitas... Sobre todo en la cantidad de recursos que tienes allí, todas las oportunidades que te dan para formarte... Es un entorno muy diferente que vibra a nivel académico.

-¿Volvería a investigar en España?

-Sí, me encanta España y la echo de menos, pero solo con una buena oportunidad. Necesito vivir lo que estoy viviendo allí ahora mismo y no sé qué pasará en el futuro.

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