Localizar, diagnosticar y mantener aferradas a los tratamientos a las personas con el virus son algunos de los grandes retos que se plantean los diferentes gobiernos

FUENTE: El País

Son las siete de la mañana, hace 23 grados centígrados y la luz intensa deja al descubierto el movimiento agitado de las personas que hoy se concentran en la puerta del hospital distrital de Manhiça. Un año más, la población de esta ciudad situada al sur de Mozambique se prepara, al igual que en otros lugares del mundo, para celebrar el Día Mundial de la lucha contra el Sida. Este síndrome, provocado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha causado en solo unas pocas décadas alrededor de 35 millones de muertes.

Decenas de personas, en su mayoría mujeres, esperan a que lleguen los coches que las llevarán al punto de encuentro. Médicos, practicantes de medicina tradicional,enfermeros, autoridades políticas, militares, policías, líderes comunitarios, conselheiros, representantes de las ONG, ciudadanos y activistas, se disponen a desfilar bajo el mismo lema que este año en Mozambique será: Priozando a prevenção para acelerar o combate ao HIV e sida (Dando prioridad a la prevención para acelerar el combate contra el VIH y el sida).

Todos juntos marcharán un año más, junto con otros millones de personas en diferentes puntos del planeta, para difundir mensajes como este. Mensajes que transmitan la voz de las casi 37 millones de personas que viven con VIH en todo el mundo. Mensajes de lucha, de empoderamiento, de defensa, de desestigmatización.

En 2014, el programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) publicó sus objetivos del 90-90-90. Si en 2020 el 90% de las personas viviendo con VIH conocen su seroestado, el 90% de ellas inician tratamiento antirretroviral y el 90% los tratados tienen una cantidad de virus libre en sangre no detectable se podrá frenar su transmisión. Con esta ambiciosa estrategia que todos los países deben alcanzar para 2020, conseguiremos evitar millones de nuevas infecciones y controlar así la epidemia a nivel global.

En Mozambique, donde en 2015 se estimaba que el 13,2% de la población adulta estaba infectada, todavía se está lejos de los objetivos del 90-90-90. Localizar, diagnosticar y mantener adherente a los tratamientos a las personas viviendo con VIH son algunos de los grandes retos que se plantean los diferentes gobiernos, no sólo de Mozambique, sino del resto de países endémicos. Un estudio liderado en 2014 por la investigadora de ISGlobal Denise Naniche junto con el Centro de Investigação em Saúde de Manhiça (CISM) destacaba que en la ciudad de Manhiça, a pesar de que el 86,8% de las personas viviendo con VIH conocían su estado, sólo dos de cada tres recién diagnosticadas acudían a su primera consulta al hospital. De estas, sólo un 25,2% inició el tratamiento en los tres meses posteriores a la detección.

Mientras que en los países de alta renta se habla del tratamiento profiláctico pre-exposición (PrEP), en los endémicos, donde se concentra la mayor carga de infección, se plantea cómo avanzar hacia el conocido tratamiento universal: cómo expandir los cuidados y tratamiento a todas las personas viviendo con VIH, independientemente de lo debilitado que se encuentre su sistema inmunitario.

En 2016 cerca de 20 millones de personas accedieron al tratamiento antirretroviral: dentro de cuatro años, deberían ser casi el doble para cumplir los objetivos de Onusida. Son muchos los desafíos que se plantean para estos años, no solo logísticos, sino sociales, médicos, políticos y éticos.

¿Por qué no somos capaces de diagnosticar el 100% de la población infectada, si el diagnóstico se hace con un simple test rápido que cualquier persona puede hacer e interpretar en menos de 15 minutos, y en cualquier parte del mundo? ¿Por qué se tiene miedo a esta enfermedad? ¿Dónde falla la cadena de cuidados? ¿Por qué las personas dejan de tomar el tratamiento? ¿Existe el tratamiento para todos? ¿Y el preservativo, no lo usan? Todas estas preguntas y todas las que te puedas imaginar necesitan una respuesta urgente.

A pesar de que existen grandes avances científicos en torno a una posible cura, nuevos fármacos, tecnologías diagnósticas y de seguimiento, cerca de dos millones personas se infectan cada año en el mundo. ¿Y si hay tantas personas viviendo con VIH, porque todavía se les estigmatiza y discrimina? ¿Por qué se sigue necesitando el consentimiento de la persona para poder diagnosticarla? ¿Por qué esta infección se esconde? Prevention Access Campaign es una iniciativa de equidad en salud para terminar con la doble epidemia del VIH y del estigma. El año pasado lanzó la campaña de U = U (del inglés Undetectable = Untransmittable) con el objetivo de empoderar a las personas con VIH, así como las vulnerables al virus, con información precisa y significativa sobre su salud social, sexual y reproductiva.

Sólo con un abordaje holístico y mucho esfuerzo por parte de toda la comunidad involucrada —gobiernos, ONG, sociedad civil, comunidad científica...— será posible ver en las pancartas de Manhiça, el día 1 de diciembre de 2030, Felizmente o fim da luta atingiu-se, 0 novos casos de HIV e sida (Afortunadamente el fin de la lucha se ha alcanzado, cero nuevos casos de VIH y sida).

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