Vinculan la exposición a aire contaminado con el aumento de muertes prematuras de ancianos en EEUU

FUENTE: El Mundo

La contaminación perjudica la salud, incluso en dosis bajas y a corto plazo. Así lo asegura un nuevo estudio realizado en EEUU que sostiene que no hace falta respirar aire sucio durante mucho tiempo para resultar afectado.

La investigación, realizada con datos recopilados durante 13 años y firmada por investigadores de la Escuela de Salud Pública Chan de la Universidad de Harvard (EEUU), vincula directamente la polución con un aumento de muertes prematuras entre los mayores, incluso cuando esos niveles están dentro de los márgenes que las autoridades ambientales de ese país consideran seguros para la población. Los detalles del estudio se publican en la revista Jama.

"Hemos visto que la tasa de mortalidad crece casi linealmente a medida que aumenta la contaminación del aire. Cualquier nivel de polución, con independencia de lo bajo que sea, es dañino para la salud humana", asegura tajante Francesca Dominici, profesora de bioestadística, codirectora de la Iniciativa de Datos Científicos de Harvard y coautora de la investigación, la mayor que se ha realizado en EEUU sobre los efectos a corto plazo.

Un estudio anterior, publicado el pasado mes de junio y en el que participaron algunos de los mismos investigadores de Harvard, concluyó que la exposición a aire contaminado a largo plazo estaba vinculada a un incremento de muertes prematuras, incluso cuando los niveles de polución están por debajo de los estándares nacionales que se fijan para establecer límites que protejan la salud.

"No existe un nivel mínimo seguro, así que es necesario reducir la exposición al aire contaminado tanto como sea posible", dice a EL MUNDO Dominici.

Partículas en suspensión y ozono

En esta ocasión, los científicos de Harvard se centraron en medir los efectos de dos de los grandes enemigos para la salud que están en el aire: las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5), que tienen su origen principalmente en las emisiones contaminantes de los vehículos diésel, y el ozono, un contaminante generado por una serie de reacciones químicas en las que intervienen la radiación solar, los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles emitidos por el tráfico, la industria y las calefacciones. Anteriores estudios habían vinculado las partículas en suspensión y el ozono con un aumento de las tasas de mortalidad.

Por un lado, los científicos calcularon la exposición de la población de EEUU a aire contaminado (utilizando modelos que ofrecen estimaciones precisas de las partículas en suspensión PM2,5 y del ozono de la mayor parte del país, incluyendo zonas que no están monitorizadas). Después, relacionaron esos datos de polución con los de mortalidad de toda la población Medicare de EEUU que reside en 39.182 distritos postales (un 93% del total). El periodo estudiado fue del año 2000 y 2012.

En EEUU, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) establece los Estándares Nacionales de Calidad del Aire (NAAQS por sus siglas en inglés), que marcan los límites que se consideran seguros para la población. Estos estándares se revisan cada cinco años. En 2012 se estableció como seguras para la salud las exposiciones a largo plazo a partículas PM2,5 si son, de media, de 12 microgramos o menos por metro cúbico de aire al día en el transcurso de un año. El estándar para 24 horas es de 35mg/m3. Para el ozono no hay estándar anual, sino que se ha establecido un estándar para ocho horas que es de 70 partes por mil millones.

En la revisión que la EPA está haciendo actualmente de los niveles de polución que se consideran seguros para la población se están teniendo en cuenta los resultados del mencionado estudio de junio de 2017 sobre el incremento de la mortalidad en exposiciones a contaminantes a largo plazo. Pero Joel Schwartz, profesor de epidemiología ambiental de la Escuela de Salud Pública de Harvard, considera que, a la luz de los nuevos resultados sobre el riesgo de mortalidad a corto plazo debido a la polución, la EPA debería revisar también los límites de exposición a contaminantes diarios.

13 años de datos

Durante esos 13 años que analizó el estudio, fallecieron 22 millones de personas que habían participado en la investigación (el 55% eran mujeres). La investigación descubrió que por cada incremento diario de 10 microgramos de partículas PM2,5 por metro cúbico de aire y de 10 partes por mil millones de de ozono, la mortalidad diaria subía un 1,05% y un 0,51% respectivamente.

Aunque pueda parecer un pequeño incremento, los autores subrayan que el impacto en la salud pública es enorme si se aplica a la población total de ancianos de EEUU y ponen ejemplos concretos para demostrarlo.

Así, un incremento de sólo un microgramo de PM2,5 durante un verano conllevaría a 550 muertes extras cada año y 7.150 fallecimientos más durante los 13 años que duró la investigación. Y en el caso del ozono, un aumento de una parte por mil millones durante el verano supondría 250 muertes más cada año y 3.250 muertes en 13 años.

El 95,2% de las muertes ocurrió en días en los que la concentración de partículas en suspensión PM2,5 era inferior a 25 microgramos por metro cúbico, mientras que el 93,4% de los fallecimientos tuvo lugar con niveles de ozono por debajo de las 60 partes por mil millones.

Según señala Dominici, en este estudio no han analizado el perfil concreto o las patologías de las personas que fallecieron: "Sin embargo, hemos descubierto que los ancianos que tenían un menor estatus socio económico y las personas negras tenían mayor riesgo de muerte".

Asimismo, la investigadora menciona que en la literatura científica "existen numerosos estudios epidemiológicos que han demostrado que el diagnóstico de trastornos respiratorios, cardiovasculares y neurocognitivos aumenta el riesgo de muerte prematura debido a la exposición a aire contaminado".

Un aspecto importante del nuevo estudio es que incluye estimaciones de polución de áreas que hasta ahora estaban poco estudiadas, pues la mayor parte de las investigaciones sobre los efectos de la contaminación del aire se centraban en grandes zonas metropolitanas generalmente bien monitorizadas.

Sin embargo, como señala en una nota de prensa Qian Di, autor principal del estudio, cualquier ciudadano está expuesto hoy en día a los efectos de la polución: "No importa dónde vivas. Ya sea en ciudades, suburbios o en zonas rurales, mientras respires aire contaminado, corres riesgos".

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