¿Por qué está mal visto que un niño tome legumbres y no lo está la leche con cacao? La obesidad infantil aumenta y pocos se preocupan

FUENTE: El País

Estoy escribiendo estas líneas después de la polémica creada tras publicar una foto de mi hijo desayunando garbanzos. La foto ha revolucionado a las redes, algo inimaginable para mí. El tuit, con la frase "Mi hijo no sabe lo que es una galleta: él es feliz desayunando garbanzos" ha llegado a tener más de 800 respuestas. Y aunque hay opiniones de todo tipo, son las críticas las que han tenido mayor protagonismo, críticas que atacaban tanto a mi persona como a mi profesión. No podía, ni aún puedo, dar crédito.

Primero de todo, quiero dejar claro que antes de madre fui (y obviamente sigo siendo) dietista nutricionista. Quiero decir con esto que, si no fuera suficiente el ser madre para tener el derecho y la obligación de darle de desayunar a mi hijo lo que yo considero lo mejor para él (como cualquier madre querría), soy dietista-nutricionista titulada por la Universidad de Barcelona. Con lo cual, no solo le doy a mi hijo lo que como madre creo que es lo mejor para él, sino que lo hago como dietista nutricionista.

¿Dónde está entonces el problema?

El problema está en que hoy por hoy se ve como normal lo que es anormal. Hoy en día eres el rarito si en lugar de salir y tomar una cerveza pides un agua con limón, eres el raritosi en lugar de comer hamburguesas de carne comes hamburguesas vegetales y, por lo visto, eres el rarito, si en lugar de desayunar leche con Cola Cao y galletas, desayunas garbanzos. Y en realidad, no culpo a la sociedad (que también), la mayor parte de culpa la tiene la industria alimentaria, el marketing alimentario y el gran poder que ejercen sobre la población.

Estoy convencida de que si le preguntamos a alguien sobre el desayuno, nos nombrará al menos 1 producto ultraprocesado y, ¿cómo no iba a ser así cuando los propios cereales con más de 20 g de azúcar (por cada 100 g) son “cereales del desayuno”? ¿Por qué no en lugar de disfrazar todos esos productos con declaraciones como “fuente de” o “rico en”, y de paso confundir al ciudadano de a pie, advierten de lo perjudicial que puede ser para la salud? Quiero aprovechar para contestar a la pregunta que más me han hecho en estos dos días, y que seguro que muchos tienen aún en mente. Entonces, ¿qué le doy de desayunar a mi hijo? Pues tengo dos soluciones al problema:

  1. No te preocupes tanto de qué darle sino de qué no darle.
  2. Simplemente, asegúrate de que sean alimentos.

 

Creo que es el momento perfecto, y perdón por el abuso, para desmitificar eso de que el desayuno es la comida más importante del día e imprescindible. Un niño (y un adulto también) puede no tener apetito recién levantado así que no debemos forzarlo a comer. Un vaso de leche o 4 nueces serán suficientes hasta llegar la hora del patio, donde seguro ya tiene hambre y podrá desayunar en mayor cantidad. Finalmente, quiero aclarar que mi hijo ni es vegetariano (aunque no habría inconveniente por serlo) ni desayuna cada día garbanzos. De hecho, es muy poco habitual. Pero si los ve y le apetecen ¿por qué no?

Además, fue elección suya, ni lo forcé (algo que no debemos hacer jamás con ningún niño, ni forzar, ni obligar, ni recompensar o premiar por comerse un alimento) ni fue un sacrificio para él, tal y como comentaban por Twitter. Él los vio, me los pidió se los di y se los comió. Y la verdad que me parece una opción mucho más saludable que el típico desayuno de la mayoría de niños hoy en día: un vaso de leche con Cola Cao y galletas o un tazón de cereales y leche o cualquier pieza de bollería y un zumo. Desayunos que contienen entre 30 y 40 gramos de azúcar. Y esto solo en el desayuno. Si añadimos el postre de la comida y cena y la merienda, fácil llegan a consumir entre 50 y 80 gramos de azúcar al día. Teniendo en cuenta que la OMS recomienda no consumir más del 10 % de la energía a través del azúcar, prefiero tener un hijo que desayune garbanzos y esté sano que uno que no lo haga y ponga en riesgo su salud.

Para despedirme os dejo alguna cifra más. El total de azúcares ingeridos por un español medio según el estudio ENRICA es de 111,2 g/día, lo que representa el 18,2 % del aporte calórico, y es superior a la ingesta media recomendada (<10 % de la energía) por la OMS, como decía anteriormente. Y esta misma (la OMS) revela que en España se ha cuadruplicado la prevalencia de la obesidad infantil en los últimos cinco años. Enfermedad asociada a una mayor probabilidad de muerte y discapacidad prematuras en la edad adulta. Los niños con sobrepeso u obesos tienen mayores probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta y de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Entonces, ¿por qué los padres, la sociedad, no se alarma con estos datos y sí con que un niño desayune garbanzos?

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