Más de un centenar de científicos ha analizado las alteraciones moleculares de 33 tipos de cáncer. Han descubierto que, a pesar de no estar en los mismos órganos, comparten las mismas mutaciones.

FUENTE: La Razón

Es el momento de reescribir los libros de texto que explican el cáncer y también es el momento de romper con las áreas de la Oncología que no permiten que los pacientes se beneficien de este cambio de paradigma en la clasificación del cáncer», afirma Christopher Benz, profesor de cáncer y desarrollo terapéutico en el Instituto Buck de Investigación sobre Envejecimiento y uno de los principales responsables del Pan-Cáncer Atlas, una labor científica única en el mundo que ha cruzado los datos de 33 tumores de pacientes de más de 10.000 pacientes. ¿Con qué propósito? Descubrir las conexiones que existen entre los diferentes tipos de tumores, sin tener en cuenta su localización.

Esta gran revolución que ha implicado la colaboración de 20 instituciones en Estados Unidos y Canadá y en la que han participado 11.000 pacientes, ha conseguido dar un paso más en la investigación básica de una de las enfermedades más prevalentes del siglo XXI. Nos enfrentamos a un cambio de paradigma, ya que, poco a poco, los tumores dejarán de clasificarse por su ubicación dentro del cuerpo, para pasar a identificarse según su composición molecular. «Es como si por fin fuéramos capaces de ver el cuadro entero, mientras que antes sólo podíamos percibir la cabeza o un brazo», explica Esther Holgado, oncóloga experta en inmunoterapia del IOB Institute of Oncology. «Como antes no teníamos un conocimiento profundo de la enfermedad, siempre se ha clasificado en el órgano en el que estaba. Los tratamientos iban determinados por el órgano y existían especialistas de cada área –sostiene–. A medida que se han conocido las alteraciones moleculares de la células tumorales, se pueden determinar los aspectos que tienen en común, aunque estén en distintos órganos». Los investigadores que publicaron ayer sus hallazgos en 27 estudios difundidos al mismo tiempo en cuatro revistas científicas («Cell», «Cancer Cell», «Cell Reports» e «Immunity») lo confirman con ejemplos de sus hallazgos. Uno de los subtipos de cáncer de mama analizado (el basal) resulta ser muy similar a otro subtipo de cáncer de ovario «a nivel molecular», insisten los expertos. Con ello, lo que quieren reflejar es que «estos dos tumores siguen el mismo camino a pesar de encontrarse en localizaciones distintas, por lo que se podrían utilizar abordajes terapéuticos similares», añaden.

Algunas de las conexiones que se exponen ya se conocían, pero «muchas otras son nuevas mutaciones de las que no se tenían datos», dice Holgado. Una de las correlaciones con las que se trabaja desde hace tiempo es «en la relación, desde el punto de vista molecular, de uno de los cáncer de mama con una variación del adenocarcinoma de pulmón», explica la oncóloga. El triple mama negativo tiene un comportamiento más parecido al de pulmón que al de mama hormonopositiva.

Los expertos insisten en que, «al tener todo este conocimiento, se podrán hacer grupos de tipos de tumores según su base molecular, en función de las alteraciones genómicas que tiene», sostiene la oncóloga del IOB.

Es por todo esto, que el centenar de responsables de este mega estudio declara que el cáncer no es una enfermedad única. Y es que la célula tumoral actúa «a modo de cascada», como añade Holgado. «Cada nueva alteración desencadena otra y, así, la aparición de una mutación. Por eso nunca podemos decir que existen dos tumores iguales».

La profundidad de esta investigación radica en que se han analizado todas la variables de cada célula maligna y a todos los niveles: tanto su genoma como su epigenoma (compuestos químicos que modifican o marcan el genoma). Es decir, tanto su origen como su forma de relacionarse con su entorno.

Y, obviamente, todos estos nuevos datos no tienen como misión única el mejor conocimiento de los tumores, sino que su futuro está en la clínica. «Este nuevo sistema de clasificación molecular ayudará mucho en los futuros tratamientos. Con ello, se podrá explicar el comportamiento actual de tumores diferentes que actúan de forma similar», sostiene otro de las participantes del programa Charles Perou, profesor de Oncología Molecular de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos).

Todos estos hallazgos son públicos, por lo que expertos de cualquier parte del mundo pueden consultarlos y, lo que es más importante, cruzar sus datos con los de los enfermos de otros lugares del mundo. «Al observar este nuevo mapa de tumores es como si observáramos la Tierra desde la Estación Espacial Internacional por primera vez», subraya Benz.

Sólo queda una duda: ¿seguirá existiendo el especialista en mama, colon o pulmón? El tiempo lo determinará.

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