Uno de cada cincuenta españoles padece esta afección crónica que merma su calidad de vida. Es muy dolorosa, en su aparición influyen factores genéticos y se presenta a través de brotes, sobre todo en codos, rodillas y cuero cabelludo

FUENTE: Las Provincias

Pocas situaciones resultantan molestas como sentir un intenso picor en la piel y no poder parar de rascar en busca de alivio. Es una reacción instintiva de la que a veces ni siquiera somos conscientes. Pues ahora imagina que ese picor lo sufres siempre, que lo tienes en muchas zonas de tu cuerpo y que, además, va acompañado de dolor. Algo así sienten las personas con psoriasis, enfermedad crónica que afecta, en diferentes grados, a uno de cada cincuenta españoles. Se trata de una enfermedad inflamatoria del sistema inmunitario que ataca a la piel. Tiene carácter crónico y se presenta en brotes, con exacerbaciones y remisiones, y en ningún caso es contagiosa. Aunque se manifiesta de diversas formas, se caracteriza por la aparición de placas rojas descamativas que producen picor y dolor. Generalmente están localizadas en las zonas de extensión, como codos, rodillas o cuero cabelludo, pero pueden aparecer en cualquier porción de piel.

La psoriasis se suele manifestar entre los 25 y los 30 años y ataca por igual a hombres y mujeres. El principal síntoma, que no puedes parar de rascarte.

Su causa principal es desconocida, pero se sabe de la influencia de los factores genéticos, y en caso de que los dos progenitores la sufran aumenta la probabilidad de que la descendencia también se vea afectada. Según explica la doctora Amparo Pérez Ferriols, jefe clínico de la Unidad de Fototerapia y Fotobiología del Servicio de Dermatología del Hospital General de Valencia, existen algunos desencadenantes para la enfermedad: «Pequeños traumatismos, como el roce constante del cinturón en el mismo lugar o en algunos profesionales el uso de sus herramientas, pueden llevar a su aparición. También algunas infecciones como la amigdalitis, el estrés, los cambios de estación o ciertos medicamentos son hechos que producen una serie de cambios inmunológicos que pueden intervenir en la aparición de estas placas».

La patología puede comenzar a cualquier edad, aunque lo más frecuente es que lo haga entre los veinte y los treinta años, y afecta por igual a hombres y mujeres. La mayoría de pacientes que la sufren lo hacen de forma leve –con menos de un 10% de la superficie corporal afectada–, pero quienes la padecen en un grado grave ven muy mermada su calidad de vida.

«La psoriasis afecta a la calidad de vida de la misma forma que lo hace un cáncer, la diabetes u otras enfermedades graves. Al estar localizada en la piel causa muchos estragos en el día a día de los pacientes, que dejan de hacer muchas cosas por dolor o porque las placas son visibles. Realmente supone un gran problema», señala la especialista. Precisamente a evitar estas situaciones va dirigida la labor de Acción Psoriasis, asociación sin ánimo de lucro que ayuda a los pacientes y familiares a llevar la situación lo mejor posible.

Recientes estudios han demostrado, además, que la psoriasis puede afectar a otros órganos del cuerpo como las articulaciones, causando lo que se conoce como artropatía psoriásica. También se ha visto que los pacientes con psoriasis presentan con mayor frecuencia que la población general enfermedades inflamatorias intestinales, hipertensión, diabetes u obesidad, entre otras.

A pesar de todo la doctora Pérez se muestra positiva, pues reconoce que la investigación es intensa y hoy en día disponen de alternativas que ayudan a controlar la mayoría de los casos. «Es muy importante estar en manos de un equipo médico. Cuando se utilizan las terapias, la enfermedad está controlada con unos efectos secundarios tolerables y puede desaparecer incluso por completo. Eso sí, si se dejan regresa», explica.

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