Nuevas terapias multiplican la esperanza de supervivencia y de curación

FUENTE: La Vanguardia

 

Durante mucho tiempo, el cáncer peritoneal o la metástasis en el peritoneo fueron considerados una enfermedad muy rara y con muy mal pronóstico. Sin embargo, cientos de miles de personas son diagnosticadas cada año en todo el mundo por este agresivo tumor.

Esa percepción, que puede ser válida para ciertos subtipos de esta enfermedad, se desvanece cuando se trata de cáncer peritoneal originado por un tumor localizado en otro órgano del cuerpo que después se extiende al peritoneo (metástasis).

Afortunadamente, la toma de conciencia de esta realidad ha permitido el desarrollo de nuevas terapias que multiplican la esperanza de supervivencia y hasta de curación del paciente y mejoran su calidad de vida.

¿Qué es el peritoneo?

 

El peritoneo es una membrana que cubre la pared interna del abdomen y algunos órganos del abdomen, como son el estómago, el intestino o el colon. Su función es servirles de sostén, facilitar su movilidad y permitir su conexión con los vasos sanguíneos.

Se da la circunstancia de que los citados órganos abdominales son algunos de los más frecuentemente afectados por el cáncer, de manera que también es bastante elevada la probabilidad de que el peritoneo sufra un proceso de metástasis, debido a la extensión por continuidad del tumor o por diseminación por vasos linfáticos o sanguíneos

Por ejemplo, se estima que el 10 % de los pacientes con cáncer de colon desarrollará cáncer peritoneo en algún momento de su enfermedad. En cáncer gástrico, este porcentaje es incluso mayor, alrededor del 30 %. Y donde más incidencia tiene es en el cáncer de ovario: aproximadamente el 70 % de las pacientes en estadio III (uno de los más avanzados en una escala de cuatro) presenta este tumor.

Pese a su gravedad, el diagnóstico de esta dolencia se ve dificultado porque no suele presentar síntomas durante buena parte de su desarrollo y es frecuente que no se detecte hasta que esté muy avanzado o porque se explora otros órganos afectados por cáncer.

Quimioterapia a 42 grados

 

Esta circunstancia, unida a otras características propias del cáncer peritoneal, impidió durante mucho tiempo disponer de herramientas terapéuticas realmente efectivas bien para su curación, bien para incrementar la esperanza y calidad de vida de los pacientes.

Hoy existen técnicas quirúrgicas (llamada cirugías de citoreducción, peritonectomías...) que en manos expertas (cirujanos o equipos formados y entrenados para ello) permiten supervivencias largas con buena calidad de vida.

A estas técnicas quirúrgicas, se le puede asociar una compleja técnica denominada quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC por sus siglas en inglés), que ha ayudado a mejorar la supervivencia en algún tipo de tumor.

“Gracias a la cirugía de citoreducción en manos expertas se logran supervivencias medias de unos cinco años en los cánceres de origen colorrectal y la curación de hasta un 16 % de estos pacientes; y de más de 10 años de supervivencia en casos de cáncer de ovario”, explica el ginecólogo Juan José Torrent, especialista en cirugía oncológica y director del J. Torrent Institute–Surgical Oncology del Hospital El Pilar-Grupo Quirónsalud.

La HIPEC es en realidad una combinación de varias técnicas en una misma intervención que, por su complejidad, puede prolongarse más de seis horas en el quirófano. “Consiste en la realización de una cirugía citorreductora, es decir, la extirpación de todas las superficies peritoneales del abdomen afectadas por el tumor. Tras eliminar todas las zonas cancerosas, se aplica una dosis de quimioterapia caliente, a 41 o 42 grados, directamente en el interior de la cavidad abdominal. Este proceso permite destruir las células cancerígenas microscópicas que hayan quedado en el abdomen tras la realización de la cirugía”, explica Torrent.

Esta técnica aprovecha el hecho demostrado de que el calor tiene un efecto antitumoral, ya que aumenta la penetración del fármaco dentro de las células. “Al contrario que la quimioterapia tradicional, que se administra por vía endovenosa, con la HIPEC se consigue que el tratamiento actúe directamente sobre las células cancerosas del abdomen”, según el doctor Torrent.

Terapia alternativa a la cirugía citoreductora y HIPEC

 

No obstante, la cirugía citoreductora con o sin HIPEC no está indicada en todos los pacientes de cáncer peritoneal, sino que el especialista deberá analizar y decidir en cada caso concreto. Según explica el doctor Torrent, “se puede realizar cuando la proliferación de la metástasis todavía está controlada, es decir, dependiendo del grado y gravedad de su extensión y sobre todo, dependiendo del origen del tumor”.

En los casos en los que la quimioterapia intraperitoneal hipertérmica no se puede aplicar, “existe otra cirugía llamada PIPAC, consistente en aplicar mediante laparoscopia la quimioterapia en formato aerosol directamente sobre las células cancerígenas del abdomen”, técnica experimental que ya se practica también en el J. Torrent Institute–Surgical Oncology del Hospital El Pilar.

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