Ocho años tarda una mujer en el diagnóstico de una dolencia que sufre una de cada diez. El dolor menstrual que se asume como algo natural en muchos casos es el síntoma de una enfermedad que puede ser muy invalidante.

FUENTE: La Vanguardia

Ocho años de media se tarda en llegar a un diagnóstico, la endometriosis, que padece una de cada diez mujeres en Catalunya entre los 15 y los 49 años y que provoca dolores mensuales o constantes. Y en casi la mitad, infertilidad.

Esa situación ha empujado al Departament de Salut a diseñar un modelo de atención nuevo de esta enfermedad. “Para arrojar luz sobre esta situación que afecta a tantas mujeres y para que no se siga tardando ocho años en tener diagnóstico y tratamiento. Es una enfermedad que no ha contado con la comprensión ni el apoyo adecuado del sistema sanitario, ni tampoco socialmente. Es un ejemplo de invisibilidad y de estigmatización”, resumió la consellera de Salut, Alba Vergés.

Afectadas, como las agrupadas en la asociación Endocat, profesionales de hospitales como el equipo de Ginecología del Clínic con Francesc Carmona al frente y expertas en atención a la salud sexual en atención primaria, como la comadrona Cristina Martínez, empezaron hace dos años a presionar a los parlamentarios, como la entonces diputada Alba Vergés. La presión derivó en un grupo de trabajo que se puso en marcha en la etapa de Antoni Comín y ahora ha visto la luz. Todos los equipos de atención primaria recibirán formación sobre la endometriosis para que ninguna mujer con dolores menstruales, o que coinciden con la menstruación aunque afecten a otras zonas del cuerpo, pase inadvertida. Y se establece un circuito entre centros de atención primaria y hospitales para que en cualquier territorio se atienda adecuadamente.

“El problema es la normalización del dolor en las mujeres”, coinciden expertos y afectadas. “El dolor como algo consustancial que hay que asumir porque, si no, no eres fuerte. Nuestro desconocimiento es la principal razón para llegar tan tarde al diagnóstico”, reconoce Cristina Guruchaga, de la asociación Endocat.

Esa banalización del dolor femenino está tan extendida que contagia igualmente a los profesionales. Por eso es frecuente que en las consultas no se explique este síntoma, el dolor, como problema. “Ni siquiera se plantea cuando cada mes hay un día que el dolor no permite ir a trabajar; se asume como algo normal. El efecto de esa normalización del dolor explica que una enfermedad tan prevalente siga siendo tan poco conocida”, explica Francesc Carmona.

El objetivo es arrojar luz sobre un problema de gran impacto en la calidad de vida

En los índices de publicaciones médicas, las investigaciones sobre cáncer o sobre diabetes se cuentan por millones. “Las de endometriosis no pasan de 25.000”, señala Carmona.

En las consultas de salud sexual y reproductiva, “ni siquiera se utilizan escalas de dolor para identificar y comprender esta dolencia”, apunta Cristina Martínez, comadrona en un equipo especializado de atención primaria y una de las redactoras del nuevo modelo asistencial.

Este plan incluye una formación especial para las enfermeras que se ocupan del programa de Salut i Escola. En tercer y cuarto curso de la ESO se hará especial hincapié en el conocimiento de la menstruación “para no normalizar el dolor y dejar de considerarlo algo inseparable de la regla”, indica Martínez.

El diseño del modelo asistencial incluye un protocolo consensuado por un amplio grupo de expertos, pero el objetivo clave es reducir el plazo de diagnóstico y que la atención sea equivalente en cualquier punto de Catalunya. “Pretendemos que todos los equipos de atención primaria sean capaces de identificar correctamente los casos, que los hospitales comarcales se puedan hacer cargo de la mayor parte de endometriosis que no se resuelven en la primaria y que los hospitales de referencia atiendan los casos graves”, resume Cristina Nadal, responsable de Atención Sanitaria en el Catsalut.

Pero no hay presupuesto especial. “Hay cosas que se pueden resolver con un cambio de organización”, asegura Nadal. La formación extra correrá a cargo de la partida correspondiente que ya existe. Y el nuevo modelo se evaluará al cabo de un año. “Así podremos saber con mucha más exactitud la magnitud del problema en Catalunya y qué necesidades genera la atención adecuada de la endometriosis”. Entre esas necesidades, los aparatos de ecografía básicos para diagnosticar que no todos tienen.

¿Qué es la endometriosis?

Si se siente dolor con cada menstruación hasta el punto de dejar de trabajar o de ir a clase un día cada mes, o si las relaciones sexuales duelen y cuesta lograr un embarazo y hay hemorragias excesivas, hay que ir al ­médico sin tardanza. Es muy posible que se trate de una endometriosis.

De la pelvis al cerebro.

El endometrio, el tejido que forra el útero para prepararlo para un embarazo, se desprende en cada menstruación sangrando. Del útero sale por la vagina, pero también migra a través de las trompas de Falopio. Una mujer con endometriosis puede tener acumulaciones de este tejido en el perineo, en la zona pélvica, junto a los ovarios, pero también entre los intestinos, en el pulmón, la vejiga urinaria o incluso en el cerebro. “Lo que no sabemos es por qué prende en lugares tan dispares y sigue funcionando como un endometrio normal estando fuera del útero”, reconoce el responsable de ginecología del hospital Clínic, Francesc Carmona.

Qué provoca.

Dolor. Es el principal síntoma, aunque en grados muy diversos, pero en casi todos los casos hay una afectación sustancial de la calidad de vida. Por ejemplo, impide ir a trabajar el día de dolor más fuerte y estigmatiza a la mujer que lo padece, porque está mal visto y se la considera quejica, poco fuerte. Con frecuencia malogra las relaciones de pareja porque el sexo es doloroso. Y el elevado porcentaje de casos que acaban en infertilidad (entre el 30% y el 50%) marca la vida de las afectadas. En los casos más graves, esas hemorragias mensuales en medio de los intestinos o la zona pélvica o en los pulmones provocan coágulos dolorosos e invalidantes al orinar, al defecar e incluso de forma constante.

Tratable.

La mayoría de las endometriosis responde a tratamientos hormonales, pero los ginecólogos reconocen que es una enfermedad intrincada y difícil, como un cáncer, benigno, eso sí, pero escurridizo, diverso y con continuas reapariciones. En el 30% de casos necesita cirugía, y abundan las intervenciones incompletas. Lo peor de esta enfermedad, de todos modos, es la ignorancia sobre ella. Las afectadas pasan por varios especialistas antes de tener un diagnóstico, al que se llega a menudo por un problema de ­infertilidad.

 

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