Dos estudios muestran el camino para atacar los santuarios del virus y pueden ayudar a la erradicación.

FUENTE: ABC

Dos estudios que se publican hoy en «Nature» y en «Science of Translational Medicine» demuestran que incluso los refugios más recónditos del VIH, el virus que causa el sida, pueden ser atacados por los nuevos medicamentos. Los resultados de estos dos trabajos, realizado en humanos y en monos, pueden suponer un gran paso en la ansiada curación de las personas con VIH y, como consecuencia, en su erradicación.

Cada vez es más frecuente que medicamentos diseñados para una enfermedad tengan un efecto ‘colateral’ en otra. Así parece haber ocurrido con un medicamento aprobado para la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), una enfermedad de la que en España se diagnostican cada año unos 2.000 nuevos casos.

Se trata de un fármaco denominado vedolizumab que, en el primer estudio llevado a cabo con pacientes con EII y VIH, demostró que interrumpía la concentración de células T infectadas de VIH en el intestino que forman de los denominados reservorios o santuarios del VIH. Según sus autores, este fármaco podría algún día ser una gran ayuda para desarrollar una cura para el VIH.

Aunque los fármacos antivirales modernos pueden mantener al VIH a raya, todavía no existe un tratamiento que elimine el virus del cuerpo. Un obstáculo clave es la capacidad del virus para infectar las células T que residen en los tejidos de la mucosa del tracto gastrointestinal.

La reducción o eliminación de este depósito viral es un objetivo principal para los investigadores del VIH, pero se necesita investigación adicional para desarrollar una terapia segura y eficaz.

En esta ocasión, el equipo de Mathieu Uzzan de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Mount Sinai de New York (EE.UU.), ha investigado un tipo de células T determinada, que albergan a4ß7, una proteína que participa en la migración de las células inmunes a determinadas partes del tracto gastrointestinal.

En un pequeño estudio piloto realizado en 6 pacientes con EII e VIH, los investigadores administraron vedolizumab, que en la actualidad es un tratamiento de primera línea para la EII dirigido a4ß7, y los monitorizaron durante 30 semanas mediante análisis sanguíneo y colonoscopias realizadas antes y después del tratamiento.

Y los resultados mostraron que este medicamento evitó la formación de grupos de células T en el intestino delgado de los pacientes y demostró ser seguro a lo largo del estudio.

Los autores del estudio publicado en «Science of Translational Medicine» afirman que estos resultados respaldan la idea de que la terapia anti-a4ß7 podría constituir una importante herramienta en la actual búsqueda de erradicación del VIH.

El trabajo de Dan Barouch publicado en «Nature» se dirige a los anticuerpos neutralizantes. En él se detalla como la combinación de un potente anticuerpo y un estimulante del sistema inmunológico puede reducir los niveles de VIHS –virus de inmunodeficiencia del simio- latente en monos rhesus que se someten a terapia antirretroviral. Esta estrategia podría prevenir la reaparición del VIH después de el tratamiento antirretroviral.

Los anticuerpos ampliamente neutralizantes reducen los niveles de virus cuando se administran después de la suspensión de la terapia antirretroviral. Sin embargo, no se sabía si los anticuerpos podían atacar reservorios de VIH latentes.

Los investigadores administraron una combinación de un anticuerpo ampliamente neutralizante y un estimulante innato del sistema inmune a 11 monos rhesus que se infectaron con una forma del virus que infecta primates no humanos y que estaban bajo terapia antirretroviral.

El estimulante activó tanto las células inmunitarias no infectadas como las que albergan el virus, lo que permite que el anticuerpo marque las células infectadas para su eliminación. Los investigadores vieron que 6 de los 11 monos mostraron signos de rebote viral 28 semanas después de la suspensión del tratamiento antirretroviral. El virus rebotó en los 11 monos en un grupo de control que no recibió el tratamiento de combinación, en un promedio de 21 días.

Los monos comenzaron la terapia antirretroviral poco después de la infección, por lo que sus reservorios virales pueden haber sido pequeños y relativamente fáciles de eliminar. Además, solo fueron monitorizados durante 28 semanas, mientras que en humanos el VIH puede tardar hasta dos años en recuperarse. Los autores concluyen que, en principio, los anticuerpos ampliamente neutralizantes podrían ofrecer una estrategia útil contra la infección.

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