Aunque la mayoría desaparece al poco tiempo, otras pueden ser síntomas de alguna enfermedad

FUENTE: La Vanguardia

 

Las verrugas son como la mayoría de los insectos: pueden ser desagradables a la vista, pero son inofensivas. Pero con algunas de ellas hay que tener cuidado, sobre todo si aparecen en los genitales o la zona anal, porque pueden presentar síntomas de cáncer en esas partes del cuerpo.

Las verrugas son infecciones en la piel causadas por el virus del papiloma humano. Las más comunes, las vulgares, presentan forma de coliflor con una superficie con ‘cresta de gallo’, de color ligeramente marrón grisáceo, rosado o del tono de la piel, que aparecen en las manos o en el rostro, aunque también en las rodillas, el cuero cabelludo o los pies.

En estos últimos casos, las verrugas plantares, pueden doler porque crecen dentro de la planta del pie, y aparecen con más frecuencia entre las personas que suelen caminar descalzas. También están las filiformes, que son delgadas y pueden estar unidas a la piel por un delgado pedículo, que suelen localizarse en los párpados. Los niños son los más propensos a generarlas. En cuanto a las anales y genitales, también conocidas como condilomas acuminados, se localizan en el pene o la vulva, así como en las áreas púbica, perianal y entre las piernas.

Verrugas verdaderas y falsas

En muchas ocasiones la gente hablar de verrugas pero que no tienen un origen vírico. “Estas realmente son fibromas o acrocordones, que suelen aparecer en cuellos y axilas debido al roce de ropa u objetos”, dice la doctora Paloma Borregón, dermatóloga de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). “Aquellas personas que suelen llevar camisas apretadascadenas suelen ser más propensas a tenerlas”, agrega.

Cuidado, contagio a la vista

Al ser un virus, las verrugas son contagiosas. Puede ser “por contacto directo, piel con piel, o por contacto indirecto a través de objetos”, indica la doctora Borregón. Al contrario de lo que se piensa, las toallas –excepto si están húmedas- no es un vehículo de transmisión eficaz. Los contagios son más probables en zonas húmedas como vestuarios, bordes de piscinas o bañeras, describe esta experta.

Una piel sana no tendría por qué contagiarse. En todo caso, la trasmisión se da cuando hay pequeñas o grandes heridas en la piel, o en personas que padecen de dermatitis atópica. “Hay que pensar que estas heridas o alteraciones de la piel son una puerta de entrada para el virus”, indica Borregón.

Incluso una persona puede autocontagiarse al estar manipulando las verrugas, rascándolas y luego tocándose otras zonas del cuerpo, lo que provoca que estas heridas aumenten de tamaño y número. En el caso de las genitales, su contagio se produce por relaciones sexuales, sean orales, vaginales o anales.

Dejar que se vayan solas

El 30% de las verrugas desaparecen solas en seis meses, y otro 40% puede durar como mucho dos años. Pero por motivos estéticos, o porque puede ser indicador de una enfermedad si aparece en los genitales, muchas personas pueden estar tentadas con tomar justicia por sus propias manos y pretenden quitárselas. Eso sería un grave error.

Por ello lo mejor es evitar esas ‘recetas de la abuela’, como la aplicación de cebolla en la verruga. Mucho menos intentar la tontería de quitarla con un hilo u otro producto casero, ya que se puede infectar con mucha facilidad. De hecho, “no existe ningún tratamiento específico para el virus del papiloma humano, causante de las verrugas”, advierte la doctora Lourdes Navarro miembro de la AEDV.

Cómo quitarlas

Por ello en todos los casos, sobre todo con la aparición de protuberancias en las zonas anal o genital, se recomienda consultar con un dermatólogo. Tanto las verrugas como los fibromas se pueden quitar con crioterapia, y en el caso de estos últimos es el profesional quien puede cortarlas y favorecer la coagulación, para evitar infecciones.

Al ser generadas por un virus, el médico tiene que eliminar todo rastro vírico de las verrugas, “porque sino volverán a aparecer”, advierte la doctora Borregón. Al momento de tratarlas el dermatólogo puede recomendar el uso de agentes queratolíticos, como los ácidos salicílico, láctico o fórmico, que se aplican en la piel hasta la desaparición de la verruga. “También existen preparados con sustancias inmunomoduladoras, destinadas a mejorar las defensas locales, sobre todo en las verrugas genitales”, apunta Navarro.

Otros métodos son el uso del nitrógeno líquido, que produce una quemadura por congelación, o la coagulación con bisturí eléctrico o por medio de un láser, que eliminan a esta protuberancia por calor.

Cómo evitar su aparición

Más allá que algunas personas puedan tener una cierta propensión a desarrollar verrugas, se pueden tomar algunas medidas de precaución para evitar su aparición. Por ejemplo, se sugiere no caminar descalzo en instalaciones públicas, como piscinas, duchas o saunas. El uso de calzado como chanclas es lo más seguro.

Hay que cuidar la higiene de los pies, con el uso de calcetines limpios cada día, y con un intenso lavado entre los dedos y en las plantas. No hay que tocar las verrugas de otras personas, y en ese caso, luego hay que lavarse las manos con intensidad.

Quien tenga una verruga se la podría cubrir con un apósito para disminuir el riesgo de contagio y para evitar la tentación de estar toqueteándola. Si aparece en el pie, se la puede proteger con un apósito almohadillado, que disminuye la presión sobre la herida. Y en el caso de las vaginales, el contagio se reduce si se usa preservativos en el acto sexual.

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