La nueva terapia, probada en ratones, frena con éxito la progresión de algunas patologías neurodegenerativas

FUENTE: La Razón

 

Científicos chilenos han obtenido resultados positivos para frenar la progresión de enfermedades como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y la demencia, mediante el uso en ratones de sustancias capaces de retrasar la progresión de algunas patologías neurodegenerativas, informa Efe.

Los trabajos se desarrollan en el Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI), de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en alianza con Giovanna Mallucci, doctora en Neurogenética de la London University, que participó como relatora en el Congreso Futuro 2019, celebrado este mes en Santiago.

El doctor Claudio Hetz, que lidera el equipo de trabajo, explicó que Mallucci comenzó a utilizar sustancias para manipular la acción de algunas proteínas en el cerebro, descubriendo sus efectos positivos contra el Alzheimer y la llamada «enfermedad de las vacas locas».

Se trata de sustancias aprobadas en Estados Unidos por la Agencia de Administración de Drogas y Alimentos (FDA), que fueron testadas por Mallucci en modelos preclínicos para frenar la demencia frontotemporal o el «mal de las vacas locas», indicó Hetz.

En sus trabajos, Mallucci buscó entre más de mil compuestos e identificó que dos de ellos podían atravesar la barrera hemato-encefálica y llegar al cerebro, sin generar toxicidad.

Uno de ellos, llamado DBM, es el que se estudia en el BNI, que es capaz de retrasar la progresión de algunas enfermedades neurodegenerativas que tienen como factor común la acumulación de ciertas proteínas mal plegadas.

Actualmente esas investigaciones se están desarrollando en modelos de ratón y cultivo celular, con el fin de poder ser aplicados en el futuro a pacientes.

«Si bien las investigaciones son aún muy preliminares, hemos hecho evaluaciones de los estudios, observando que la droga tiene potencial capacidad para frenar la progresión de enfermedades como el ELA y la demencia en modelos animales», destacó al respecto Paulina Torres, estudiante de doctorado del BNI e integrante del equipo.

Las mediciones incluyen test cognitivos y motores, en los que se analizan la capacidad de recordar objetos y de coordinación, explicó.

Según Claudio Hetz, las expectativas del equipo son altas, considerando la ventaja de trabajar con sustancias que ya han sido utilizadas en otros estudios, lo que facilita su empleo en ensayos clínicos y la disminución de costes asociados a esta misma fase.

En su opinión, si se ataca el envejecimiento patológico como mayor factor de riesgo, es posible mejorar la salud y calidad de vida de los adultos mayores, lo que implica «aumentar la expectativa de salud de las personas, que incluso podría hacer vivir mucho más y con mejor calidad de vida en las próximas décadas».

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