El equipo de Jeffrey Gordon demostró la influencia del microbioma intestinal en la fisiología

FUENTE: El País

 

El médico y biólogo estadounidense Jeffrey Gordon, de la Universidad de Washington en San Luis, Misuri, ha sido el ganador del undécimo premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina que concede la Fundación BBVA, con la colaboración del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El jurado le ha otorgado este galardón “por su descubrimiento fundamental de la importancia de la comunidad microbiana intestinal para la salud humana”.

Gordon y su equipo descubrieron por primera vez que el complemento genético de los microbios que tienen todas las personas en el aparato digestivo, llamado microbiomaintestinal, es fundamental para la regulación de la fisiología. Ahora se sabe que las alteraciones en la comunidad de bacterias que forman el microbioma pueden causar enfermedades e incluso problemas de desarrollo.

El trabajo de Gordon ha inaugurado un área nueva de investigación básica, uno de los criterios que tiene en cuenta el comité de los Premios Fronteras. En todo el mundo, equipos de investigación trabajan para esclarecer el papel de los microbios en el funcionamiento normal del organismo, y la disciplina ha abierto nuevas vías de investigación en el estudio de ciertas enfermedades, así como en la búsqueda de tratamientos. En el acta del jurado, que ha leído esta mañana desde la Fundación BBVA en Madrid la presidenta Angelika Schnieke, catedrática de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), se detalla, por ejemplo, que los trasplantes de bacterias fecales "pueden ser beneficiosos para el tratamiento de algunas enfermedades, entre ellas algunos tipos de colitis”.

“Mucha gente piensa en los microbios en términos bélicos, como si fueran enemigos”, dijo ayer Gordon al conocer la decisión del jurado. “Pero lo que han desvelado nuestras investigaciones es que los microbios pueden ser nuestros amigos”. El galardonado ha destacado que, en realidad, las personas somos “una mezcla de componentes genéticos y celulares de microbios y humanos”, por lo que se debería adoptar “una visión más amplia” de la condición humana.

Esa es la premisa del libro divulgativo Contengo multitudes del periodista Ed Yong, quien explica que “tenemos alrededor de 30 billones de células humanas y 39 billones de células de microbios, prácticamente un empate”. Sin embargo, la variedad de los microbios es abrumadora; juntos reúnen cien veces más genes de los que contiene el ADN de una persona. “En ese sentido somos más microbianos que humanos”, dice Gordon.

Apenas un centenar de bacterias son dañinas, frente a los miles que son inocuas e incluso necesarias para nuestro organismo. Los experimentos con ratones de Gordon le llevaron a encontrar una bacteria fundamental para metabolizar alimentos: sin ella, los animales del laboratorio no podían asimilar determinados compuestos. “Las bacterias nos otorgan habilidades que nosotros mismos no hemos evolucionado”, explica el científico.

Reconocer la diversidad de microbios que habitan en el intestino ha sido fundamental para entender el papel del microbioma en problemas de salud. Para investigar estos microbios, Gordon y su equipo recurrieron a ratones criados en condiciones estériles, sin bacterias propias. Al colonizarlos con microorganismos conocidos, han podido demostrar que las bacterias tienen un papel causal en el desarrollo de enfermedades como la obesidad y en el tratamiento de la malnutrición. Las investigaciones sugieren que no hay microorganismos que engordan y otros que adelgazan, sino que el efecto de cada microbioma es personal y “lo importante es la interacción” entre las bacterias y las células humanas.

El microbioma afecta al cerebro

Preguntado en rueda de prensa, Gordon ha contado por videoconferencia esta mañana que las bacterias del intestino incluso secretan moléculas que afectan al desarrollo y al estado del cerebro, y por lo tanto pueden influir en la evolución de enfermedades neurodegenerativas, en la salud mental y en el comportamiento. En experimentos con ratones, se ha comprobado que los animales que reciben un trasplante fecal de personas con depresión reproducen síntomas propios de esa enfermedad. En nuestra especie, también se conocen vínculos entre enfermedades gastrointestinales y condiciones psiquiátricas como el autismo, la ansiedad o la depresión.

“¿Qué componentes son los responsables y a través de qué procesos bioquímicos ocurren estos procesos? Queda mucho trabajo por hacer, pero las herramientas ya están listas”, ha dicho Gordon. Dado que cada microbioma es único a su portador —hasta el punto de que constituye una especie de carné de identidad bacteriano—, el futuro de los tratamientos gastrointestinales “tendrá que ser personalizado”, opina.

El profesor estadounidense también ha comunicado una observación “alarmante”: el microbioma de las personas que viven en países occidentalizados tiene menos diversidad de especies bacterianas. “No es una buena noticia. Creemos que es un reflejo de nuestro estilo de vida, de nuestra dieta y quizás de lo que consumimos, incluyendo el uso abusivo de antibióticos”, afirma.

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