Un estudio confirma que la grasa que no se puede medir, la visceral, es la más dañina

FUENTE: ABC

 

Investigadores de UT Southwestern Medical Center (EE.UU.) han analizado dos tipos de intervenciones para acabar con la grasa visceral: la modificación del estilo de vida (ejercicio) y la farmacológica, para aprender la mejor manera de vencer la grasa que se encuentra en la profundidad del abdomen. El estudio se publica en «Mayo Clinic Proceedings».

«La grasa visceral puede afectar los órganos locales o todo el sistema del cuerpo, como el corazón y el hígado, así como los órganos abdominales, señala el autor principal y cardiólogo Ian J. Neeland. El experto comenta que cuando los estudios utilizan el peso o el índice de masa corporal como parámetros de medición, no sabemos si las intervenciones están reduciendo la grasa en cualquier parte del cuerpo, o simplemente cerca de la superficie.

Para averiguarlo, evaluaron los cambios en la grasa visceral en 3.602 participantes durante un período de 6 meses medido por técnicas de imagen. Tanto el ejercicio como los medicamentos redujeron la grasa visceral, pero la disminución fue más significativa con el ejercicio.

«La ubicación y el tipo de grasa es importante. Si solo mide el peso o el IMC, puede subestimar el beneficio para la salud de perder peso -destaca Neeland-. El ejercicio puede realmente derretir la grasa visceral».

La obesidad es ya una pandemia mundial. Según el último estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2018, un 40% de los niños españoles tiene sobrepeso y obesidad –casi 1 de cada 5- y en EE.UU., según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, la obesidad afecta a casi el 40 por ciento de los adultos.

Neeland explica que los investigadores pensaban previamente en la grasa como un almacenamiento inerte, pero con el paso de los años esta visión evolucionó y la grasa ahora se considera un órgano activo. «Algunas personas que son obesas tienen enfermedades del corazón, diabetes o síndrome metabólico mientras otras no. Nuestro estudio sugiere que una combinación de enfoques puede ayudar a reducir la grasa visceral y potencialmente prevenir estas enfermedades».

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