Su aumento se explicaría por la ausencia de cobertura sanitaria en algunos sectores. Las mafias que vendían medicamentos ilegales están migrando a la venta de alimentos.

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La compra de medicamentos por Internet puede convertirse en un problema de salud pública, por ejemplo cuando una persona adquiere antibióticos en la web sin tener un diagnóstico e ingresa en un hospital por problemas derivados de esta adquisición. Así lo ha asegurado el médico Lluís Cabré, miembro de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Barcelona, en la presentación del estudio Cuestiones bioéticas sobre la venta de alimentos y la dispensación de medicamentos online, del Observatorio de Bioética y Derecho (OBD) de la Universidad de Barcelona (UB).

La investigación alerta del peligro de adquirir alimentos y medicamentos por la web y plantea que este fenómeno afecta a la salud pública de toda la sociedad, al sistema sanitario, al titular de la marca y a la confianza del usuario. Para evitar la estafa, el doctor Lluís Cabré ha insistido en la importancia de fijarse en que las páginas webs que suministran medicamentos cuenten con el logotipo europeo que acredita su fiabilidad. También ha lamentado que muchos pacientes se autodiagnostiquen con lo que han leído por Internet.

En ese sentido ha hecho hincapié en la falta de rigor de la medicina "alternativa" que también suministra sus productos por Internet: "No debería existir". Además, Cabré ha alertado sobre la escasa protección de datos que hay en la web y del peligro al que se expone la persona que compra medicamentos en una web, porque las páginas pueden almacenar información como la frecuencia de relaciones sexuales, el grupo sanguíneo y otros datos personales sin asegurar su privacidad.

El profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Pablo de Olavide Manuel Jesús López Baroni, ha destacado que la venta por Internet "desdibuja las categorías que siempre habíamos creído separadas; se desdibuja la diferencia entre médico y paciente, porque el paciente se autodiagnostica y ayuda a sus compañeros a encontrar los medicamentos que cree adecuados".

Por eso, ha reivindicado una "cultura de la seguridad" de los datos y una cultura "de la ética", para no mezclar categorías y no confundir al consumidor, con términos como "parafarmacia" o "medicina alternativa". Según el estudio de la OBD, el aumento de este tipo de venta se explicaría por la ausencia de cobertura sanitaria o de pago por la Seguridad Social en algunos sectores de la sociedad que pueden ver en estos canales una forma de comprar a bajo precio.

Venta de alimentos fraudulentos y comida caducada

Los expertos alertan también del impacto de la venta de alimentos fraudulentos, como comida caducada, alimentos frescos que se envían por correo ordinario sin tener la garantía del mantenimiento de la cadena de frío o complementos alimenticios elaborados con variedades vegetales protegidas.

En este sentido, la abogada y especialista en derecho alimentario María José Plana no ha querido cuantificar el volumen de negocio de la venta de medicamentos o alimentos fraudulentos, pero se ha remitido a un informe de la Europol que constata que organizaciones criminales que vendían medicamentos ilegales en línea ahora están migrando a la venta de alimentos. "Tiene muchísimos más destinatarios, es más lucrativa, entraña menos riesgos y las sanciones son menores", ha explicado Plana.

Plana también ha expuesto algunos de los medicamentos que se han encontrado en la web, como plataformas que anuncian antibióticos para cinco días y la caja contiene 15, vacunas contra la meningitis, pastillas para la disfunción eréctil o complementos alimenticios con sustancias que no deberían venderse como si fueran pienso para ganado.

Por su parte, la directora del OBD y titular de la Cátedra UNESCO de Bioética de la Universidad de Barcelona (UB), María Casado, ha explicado que "no hace falta entrar en el mercado negro, basta con entrar en Amazon o en operadores que utilizamos todos para darnos cuenta de la opacidad existente". Casado ha instado a todos los actores implicados a concienciarse sobre esta problemática y ha evitado responsabilizar solamente a los usuarios.

El estudio, que ha contado con la autoría de más de diez expertos en bioética, medicina y derecho, también destaca que ofrecer alimentos por Internet que no podrán consumirse a tiempo puede reducir el desperdicio alimenticio, pero advierte de que tiene que asegurarse las garantías sanitarias para que hacerlo no suponga un riesgo. Esto es posible porque, según el estudio, para las autoridades sanitarias es "más difícil controlar el mercado digital, y por eso, los expertos apuestan por diversificar las iniciativas de control del mercado en línea.


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