La enfermedad arterial coronaria, el tipo más común de patología del corazón, es una de las principales causas de muerte en todo el mundo.

FUENTE: ABC

Los genes son responsables de más del 30% del riesgo de padecer una enfermedad cardíaca. Lo ha visto una investigación que se publica en la revista « JACC» y que muestra que los genes son mucho más determinantes de lo que se pensaba.

La enfermedad arterial coronaria, el tipo más común de patología del corazón, es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Se produce al formarse una placa en las paredes de las arterias que suministran sangre al corazón, lo que puede producir un completo de las arterias y provocar sí un infarto o un ictus.

Hasta ahora se consideraba que los genes apenas eran responsables de un cuarto de los casos de enfermedad arterial coronaria. Pero el estudio que se publica hoy, realizado por investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, en Nueva York (EE.UU.), elGerman Heart Center Munich (Alemania), la farmacéutica AstraZeneca y el Instituto Karolinska (Suecia), sugiere qyue es mucho mayor.

Los investigadores han analizado no solo los códigos de riesgo genético que contribuyen a la heredabilidad (si la hubiera) sino también las variantes genéticas en las redes reguladoras de genes, un conjunto de genes que interactúan entre sí para controlar una función celular en particular.

A partir de los datos de tejido vascular y metabólico, los investigadores identificaron y replicaron 28 redes reguladoras de genes independientes activas en esta enfermedad y determinaron que la variación genética en estas redes contribuyó al riesgo hereditario de la enfermedad cardíaca en un 11% adicional, lo que aumenta el riesgo atribuible al 22% anteriormente identificado.

Esta nueva contribución aumenta la heredabilidad de la enfermedad arterial coronaria a aproximadamente el 32% , destacando el importante papel desempeñado por las interacciones entre los entornos internos y las variantes genéticas, mediadas por redes reguladoras, en el desarrollo de enfermedades del corazón.

«Los resultados demuestran que el riesgo de enfermedad cardíaca es un resultado de las interacciones entre las variantes genéticas y los entornos biológicos -explica Johan LM Björkegran, del Hospital Mount Sinai-. Al comprender la compleja relación entre los dos, hemos creado un marco para identificar nuevos genes de riesgo en tejidos relevantes para la enfermedad que conducen a una enfermedad cardíaca, lo que a su vez permitirá una predicción de riesgo más efectiva, intervención clínica y, eventualmente, oportunidades para terapias más novedosas y eficaces terapias».

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