Hoy en día y como consecuencia de su uso incorrecto, los antibióticos pierden eficacia a un ritmo impensable hace tan sólo cinco años y dejando de curar enfermedades por las que ya nadie fallecía.

FUENTE: Correo Farmacéutico

Supusieron en su día una auténtica revolución, sólo comparable a la potabilización del agua y a la vacunación. Sin embargo, hoy en día y como consecuencia de su uso incorrecto, los antibióticos pierden eficacia a un ritmo impensable hace tan sólo cinco años y dejando de curar enfermedades por las que ya nadie fallecía.

De nada sirve que en España exista la obligación de dispensar antibióticos con receta si en otros países lo hacen sin ella, e incluso fuera del canal farmacia. Estamos ante un problema global contra el que los gobiernos de todos los países del mundo deben aunar sus fuerzas antes de que sea demasiado tarde. Con motivo del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos que se celebra el 18 de noviembre, ponemos el asunto “sobre la mesa”.

Si al poco de introducirse la penicilina en la práctica clínica, la gran mayoría de las cepas de Staphylococcus aureus eran sensibles, actualmente lo son menos del 5-10%. Es lo que se conoce como “resistencia antimicrobiana a los antibióticos”, proceso por el cual las bacterias, que antes se destruían con estos medicamentos, se están volviendo resistentes a ellos y restándoles eficacia. Se trata de un gravísimo problema sanitario global que en nuestro país provoca unas 2.500 muertes anuales y genera un gasto sanitario adicional de 150 millones de euros. Si no solucionamos este problema, en el año 2050 los expertos prevén un total de 40.000 muertes anuales por infecciones que antes eran fácilmente curables, e incluso el éxito de tratamientos como el trasplante de órganos, la quimioterapia o la cirugía se verían seriamente comprometidos.

De dónde vienen las resistencias

El mecanismo es el siguiente: cuando una bacteria se vuelve resistente, los tratamientos convencionales se vuelven ineficaces, las infecciones persisten y se incrementa el riesgo de propagación de la resistencia, involucrando tanto a personas como a animales, alimentos y al medio ambiente. Tradicionalmente, las causas que han provocado estas resistencias son:

  • El uso inadecuado de estos medicamentos antibacterianos para curar enfermedades víricas, como el resfriado o la gripe, y sobre las que no poseen eficacia alguna. Además, la mala praxis también abarca tomarlos sin prescripción médica, no terminar los tratamientos y saltarse las dosis.
  • Su uso indiscriminado en ganadería: los antibióticos se han usado de forma masiva en concentraciones bajas en la dieta de animales, al favorecer su ganancia de peso.
  • Los animales portan determinados microorganismos que pueden ser transferidos desde éstos al hombre, proceso denominado “zoonosis”. Si los antibióticos no se usan correctamente y de manera controlada para tratar animales, está en riesgo también la salud humana. Además, la salud animal es fundamental para la obtención de alimentos sanos y seguros para el consumo.
  • Los antibióticos se emplean como profilácticos en acuicultura y agricultura, y algunos de ellos no son biodegradables. De ahí que hayan surgido bacterias resistentes a antibióticos en esos ambientes, que han transferido sus genes a bacterias de animales y humanos.
  • El constante vertido al medio ambiente de antibióticos a través de aguas residuales supone un riesgo de selección de bacterias resistentes, sobre todo en lugares como las depuradoras, donde en poco espacio hay bacterias ambientales, humanas y de animales.
  • La aparición o introducción de bacterias resistentes en hábitats de gran consumo de antibióticos por persona, como hospitales en general, UCI de hospitales o incluso residencias de ancianos, hace que potencialmente puedan extenderse con facilidad causando incluso brotes.

PRAN: ¡Vamos a por todas!

Para combatir este problema de primer orden, en España, el ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) han desarrollado el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), del que forman parte más de 200 expertos españoles de la salud humana y animal, que trabajan en conjunto y en consonancia con Europa, para combatir el problema de la resistencia a antibióticos. Entre las líneas estratégicas y de acción diseñadas dentro del Plan Nacional frente a la Resistencia a Antibióticos, se incluyen: VIGILANCIA del consumo y de las bacterias resistentes en los hospitales, centros de salud y explotaciones ganaderas; CONTROL mediante la promoción de programas de uso prudente de los antibióticos y la creación de guías de prescripción; PREVENCIÓN basada en el fomento de las buenas prácticas de higiene y de otras medidas que permitan la prevención de infecciones, así como el uso de herramientas que faciliten el diagnóstico rápido de las infecciones; INVESTIGACIÓN para mejorar el conocimiento de las causas y las consecuencias de la aparición y diseminación de la resistencia a antibióticos, además de impulsar el desarrollo de nuevos antibióticos y alternativas a los mismos para el tratamiento de enfermedades infecciosas; FORMACIÓN que debe ser una constante para todos los profesionales de la salud en todas las etapas de su carrera; y COMUNICACIÓN mediante campañas de comunicación integral enfocadas a la población en general y sectores específicos de la población: niños, jóvenes, ancianos, dueños de mascotas, productores del sector primario.

La amoxicilina supone más del 50% de los antibióticos utilizados en nuestro país. Perteneciente al grupo de las penicilinas, a menudo se utiliza en combinación con ácido clavulánico y su uso inadecuado es responsable de muchas de las resistencias antimicrobianas que amenazan el mundo entero.

Los antibióticos pierden eficacia, qué puedes hacer tú

  1. Usa los antibióticos correctamente, sólo cuando te los recete el médico y siguiendo sus recomendaciones sobre cuándo y cómo usarlos.
  2. Nunca te automediques ni insistas al farmacéutico que te los proporcione sin receta médica.
  3. Completa el tratamiento prescrito y, si sobran, no los guardes ni los compartas con otras personas.
  4. Los antibióticos sólo son eficaces para combatir infecciones bacterianas, no curan infecciones causadas por virus, como un resfriado o una gripe. No son analgésicos y no alivian el dolor o la fiebre.
  5. El veterinario de tu mascota es quien decide su tratamiento: sigue siempre sus consejos y no mediques a tu mascota con los antibióticos que tienes en casa. La automedicación también es peligrosa para los animales.
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