Cuatro de cada diez españoles optan por los platos preparados, listos para su consumo.

FUENTE: La Razón

Las largas jornadas laborales, los desplazamientos, el poco tiempo libre, y seguramente un supermercado cercano tienen como consecuencia que cada vez más españoles que trabajan escojan comprar platos ya preparados en vez de preparar el clásico tupper de casa. Entonces, ¿cómo controlar la alimentación si comemos en el trabajo?

La Asociación de empresas de gran consumo (Aecoc) señala que cuatro de cada diez consumidores compra platos listos para consumir. Además, las ventas de este tipo de productos crecieron un 10% en 2017, por encima del mercado del gran consumo (productos de alimentación y bebidas de venta en supermercados), que crecieron en torno al 3%.

Ademas para Natalia Galán, nutricionista de Blua de Sanitas, es importante diferenciar entre platos precocinados y platos preparados (comida ya elaborada, lista para consumir). “En este caso, depende del tipo de comida que elijamos, puede ser una opción saludable, ya que hay mucha diferencia de unos platos a otros. Algunos ejemplos saludables son: ensaladas listas para consumir o ensaladas de legumbres o cereales (pasta, arroz o quínoa) envasadas. Los preparados de sushi pueden ser también una buena opción”, comenta Galán.

Pero establecer un ritmo de alimentación saludable no es tan difícil, por ello estos consejos pondrán a prueba los sándwiches ya elaborados ya o la pasta que se hace en el microondas.

  1. Escoge alimentos que te ayuden a rendir más en el trabajo. Por ejemplo, los arándanos repercuten positivamente sobre la memoria y la concentración y favorecen la circulación de la sangre hacia algunas partes del cerebro; mientras que los alimentos como el salmón y el aguacate, ricos en ácidos omega 3, también inciden sobre la memoria.
  2. Es bueno incluir alimentos verdes. Pueden aparecer como guarnición o como ingrediente, además de las legumbres. “Es bueno que tanto en la comida como en la cena haya una buena porción correspondiente a la verdura, aproximadamente la mitad del plato. Es interesante alternar los colores de las verduras que consumimos para que nos aporten distintos nutrientes”, explica Natalia Galán. Optar por las ensaladas también es una buena idea para una alimentación verde. Si la ensaladas es fresca, es mejor prepararlas en un frasco de tapa a rosca, separar los ingredientes en capas y llevar el aliño aparte. “Aunque lo más importante es que el bote sea de vidrio, ya que conserva mejor los alimentos y evita que los vegetales cojan sabores no deseados, además de conservar mejor la temperatura”, según explica la nutricionista.
  3. Moderar la cantidad de pan y carbohidratos, que aunque dejen el estómago lleno, ayudará a combatir el adormecimiento.
  4. Variedad en las comidas. Con la llegada del frío una buena solución son las cremas, las verduras asadas o incluso los pescados que sólo necesitan un toque de microondas para cocinarse en el último momento. También puedes consumir legumbres guisadas con verduras; es una opción nutritiva a la par que saludable.
  5. Establece una hora fija (y duración) para comer. “Es fundamental dedicar un tiempo adecuado a la comida, como mínimo unos 20 minutos”, informa la nutricionista. Procura no hacerlo en el escritorio sino en otro ambiente. Te ayudará a desconectar al menos durante unos instantes y también a rendir más. Para los postres opta por un yogur desnatado, café o infusión, te permitirá sentirte menos pesado y la digestión se llevará a cabo más rápidamente.
  6. No olvides la hidratación. Galán recomienda ingerir al menos 1.5 L de agua al día, practicar ejercicio regularmente y realizar 5 comidas al día. "Todas estas recomendaciones te ayudarán a sentirte bien contigo mismo y a mantenerte en forma" explica.
  7. Evitar las maquinas tan tentadoras que hay en el trabajo, esas que un poquito antes de comer parecen más atractivas de lo normal, lo más saludable (tanto para tu cuerpo como para tu bolsillo) sería una pieza de fruta o algún tipo de lácteo.
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