Los primeros pacientes tratados con las terapias más avanzadas contra el cáncer, las llamadas CAR T, ya han pasado la frontera de los tres años de supervivencia después del tratamiento.

FUENTE: El Mundo

El innovador tratamiento con células CAR-T, que en esencia consiste en entrenar a los propios linfocitos del paciente para que luchen contra el cáncer, ha irrumpido como una prometedora respuesta para algunos tipos de cáncer de la sangre. Ahora se dispone de los datos sobre los primeros enfermos que han recibido este tratamiento en vida real, fuera de los ensayos clínicos que se emplearon para evaluar la eficacia de esta terapia.

Un estudio que se acaba de presentar en el congreso de la de la Sociedad Americana de Hematología, en Orlando, ha registrado la eficacia a largo plazo de uno de los tratamientos pioneros con células CAR-T: 47 de los 101 pacientes que lo recibieron para combatir un tipo de linfoma muy agresivo que no responde a tratamientos convencionales siguen vivos tres años después.

«Los resultados en vida real son similares a los del ensayo clínico, y la eficacia y la seguridad han sido similares en pacientes mayores de 65 y en los menores de esa edad», explicó ayer Marcelo Pasquini, profesor asociado de Medicina de la División de Hemato-Oncología del Medical College de Wisconsin (EEUU). En el seguimiento al menos hasta seis meses en 326 pacientes, las tasas de respuesta objetiva (en los que se observó una disminución o incluso desaparición del cáncer) fueron del 84%, con un 66% de respuesta completa (ausencia de la enfermedad).

También se han presentado datos de otro ensayo en el que este mismo tratamiento se ha utilizado en un linfoma que progresa muy rápidamente. Después de tratar a 60 pacientes, el 93% de ellos mejoraron, con 67% de respuestas completas.

Una complicación grave que puede aparecer tras recibir el tratamiento con células CAR-T es el síndrome de liberación de citoquinas. Con este efecto secundario, las defensas del paciente reaccionan provocando fiebre alta, fatiga, náuseas, dificultad para respirar, y que es potencialmente mortal. Según lo expuesto en el congreso americano, es posible prevenir este síndrome con ayuda de esteroides.

Otro estudio destacado es el presentado por Patrick Brown, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU). Aquí se ha abordado tratamiento innovador contra el cáncer: la inmunoterapia. Analizaron su eficacia con respecto a la quimioterapia en niños y adolescentes con leucemia linfoblástica que han recibido una primera fase de tratamiento, pero en los que continúa la enfermedad.

La inmunoterapia causó menos toxicidad y de menor gravedad que la quimioterapia; también obtuvo mejor respuesta y permitió que los pacientes continuaran con el trasplante de médula ósea. Además, se mejoró la supervivencia. Por ello, Brown opina que la inmunoterapia podría sustituir a la quimioterapia en una primera fase, mientras que las CAR-T evitarían el trasplante de médula ósea.

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