Degeneración macular asociada a la edad, desprendimiento de retina, glaucoma o defectos refractivos como la miopía.

FUENTE: EFE Salud

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Visión, el 13 de octubre, “El Bisturí” dedicó durante todo el mes su sección “El Mapa de las Enfermedades” a las patologías visuales que ahora reproducimos en EFEsalud.

Desde sus micrófonos, cuatro doctores de la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE) abordaron semanalmente algunas de las enfermedades de la vista más frecuentes.

La mayoría de estas patologías están asociadas a la edad y a factores genéticos hereditarios, por lo que para poder prevenirlas y tratarlas cuando todavía no están en estados avanzados es necesario realizarse revisiones periódicas.

Para ello, los expertos inciden en la importancia de acudir a un médico especialista y no a una óptica, ya que mientras los oftalmólogos pueden diagnosticar y tratar, los ópticos solo están capacitados para valorar ciertos defectos. Además, para detectar con antelación ciertas lesiones hay que hacer un examen completo del ojo para el que los instrumentos de las ópticas resultan insuficientes y para los que solo está capacitado un médico oftalmólogo.

Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)

Para explicar esta enfermedad, el programa contó con la colaboración del doctor Lorenzo Trujillo, responsable de la Unidad de Retina del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla y de la Clínica Innova Ocular Virgen de Luján. También es miembro de APOE.

Se trata de una patología que afecta a la mácula, la parte central de la retina, y lo hace en personas mayores de 50 años. Es la primera causa de ceguera en los países desarrollados.

En España se calcula que el 10 % de la población mayor de 60 años padece DMAE, aproximadamente un millón de personas. En 2040 se estima que un 33 % de los mayores de 65 años tendrán síntomas de esta enfermedad en nuestro país debido al envejecimiento de la población.

La DMAE se conoce desde hace mucho tiempo aunque, como explica el doctor, no tenía un tratamiento efectivo y no había pruebas suficientes para un diagnóstico correcto. Hoy en día existe una prueba de imagen donde se puede detectar en una fase muy inicial de manera sencilla, se trata de la tomografía de coherencia óptica (OCT).

Retina afectada por DMAE seca o atrófica. Fotografía cedida por Vissum.

En cuanto a los síntomas, la enfermedad puede cursar al principio de manera asintomática y no detectarse hasta que no se realiza una revisión oftalmológica.

A nivel general se caracteriza por la pérdida de visión, sobre todo la de detalles -a la hora de leer o de usar el teléfono- y la central. Otros signo muy claro es las metamorfopsia, ver onduladas las líneas que son rectas. Eso, junto con la alteración de los colores, son los síntomas principales.

Los factores de riesgo son la edad, en primer lugar -ya que se trata de un proceso degenerativo que se da en pacientes de más de 50 años-, y el factor genético, que tiene una carga del 50%.

Por otro lado están los factores ambientales, en los que sí podemos incidir. El más importante en este grupo es el tabaco, que aumenta por cinco el riesgo de padecer DMAE. También la hipertensión, las hiperlipemias, las dietas ricas en grasas y el sedentarismo tienen una relación clara con la enfermedad.

El tratamiento una vez se ha detectado consiste en la inyección intraocular de fármacos antiangiogénicos que consiguen frenar en hasta el 90% de los casos la progresión de la degeneración húmeda, la más agresiva y la que produce un deterioro mayor.

Desprendimiento de retina, otra de las enfermedades visuales

En “El Bisturí”, Carmelina Brito, doctora en el Hospital Vitas de Santa Cruz de Tenerife y miembro de APOE, abordó el desprendimiento de retina.

Es de una de las una de las enfermedades visuales más graves y con un peor pronóstico si no se trata. Puede darse a cualquier edad, pero es más frecuente en personas entre los 55 y 75 años.

Su incidencia en la población no es demasiado alta -se diagnostican entre uno y dos casos por cada 10.000 habitantes-, pero si consideramos la población de España serían entre 4.500 y 5.000 casos al año, aunque en los últimos años están aumentando por el incremento de la longevidad.

La principal causa del desprendimiento de retina es la edad, ya que se trata de una patología que afecta sobre todo a gente mayor de 50 o 55 años. Luego hay causas más fortuitas como los traumatismos o infecciones severas en el interior del ojo.

EFE/Tomoyuki Kaya

También es importante el factor genético -la predisposición familiar- y también la miopía, sobre todo las altas. Si consideramos que gran parte de las miopías son hereditarias, eso ya en sí mismo es un factor de riesgo.

En estos casos el tiempo es importante porque hay que poner la retina en su posición y restablecer la función del ojo lo antes posible. Si no se hace así puede haber una pérdida visual importante y definitiva.

Con respecto a las señales de alerta, cabe resaltar que el desprendimiento de retina no duele. Los signos que pueden alertar de que algo no va bien es ver puntitos negros flotando delante del ojo -como si fueran mosquitas- y destellos luminosos.

En esos casos conviene hacer un examen cuidadoso de la retina para determinar si se trata de un desprendimiento. En caso de confirmarse se realiza una operación y la recuperación de la vista es bastante buena. Ahora bien, si no se solicita atención inmediata, la pérdida de visión de ese ojo puede ser definitiva.

El glaucoma

El doctor José Isidro Belda, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital de Torrevieja y miembro de APOE explica las claves de esta enfermedad.

El glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico generalmente producida por un aumento de la presión intraocular. Es la segunda causa de ceguera en el mundo según datos de la OMS, que estima que en el año 2020 se alcanzarán los 76 millones de personas con esta enfermedad y en 2040 los 110.

Esto se debe, en primer lugar, al envejecimiento de la población, dado que el glaucoma es una enfermedad que se relaciona con la edad, y por otro lado a la detención precoz, que aumenta la prevalencia porque se conocen antes los nuevos casos.

En cuanto a los factores de riesgo, el principal es genético, familiar. Luego hay otros como la edad, la presencia de diabetes o en aquellos pacientes que tienen miopías altas o han tenido algún traumatismo en los ojos.

Es una enfermedad asintomática en la que el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son clave. Aquí entran en juego las visitas al oftalmólogo. Una persona que tenga antecedentes familiares, por encima de los 30 años, debería acudir una vez al año a hacerse una revisión. En personas sin riesgo genético, deben acudir a partir de los 45, puesto que a partir de esa edad suele aumentar la prevalencia de glaucoma.

El problema del glaucoma es que es difícilmente prevenible, se le conoce como la ceguera silenciosa porque el paciente no nota la pérdida de visión hasta que está en un estado muy avanzado. No hay ningún factor externo que se haya relacionado con el glaucoma, pero seguir unos hábitos de vida saludables hace que en el caso de que aparezca sea mucho menos grave.

Se trata con unas gotas, aunque también se puede realizar cirugía para bajar la presión intraocular y evitar la progresión de la enfermedad.

Los defectos refractivos: miopía, hipermetropía y astigmatismo

Así los explica el doctor Alberto González Costea, miembro de APOE:

Se trata de una condición del ojo que causa un desenfoque, es decir, las personas que no consiguen ver bien de lejos, de cerca o en varias distancias.

Comparación de una visión normal y una visión miope borrosa/Foto Centro de Oftalmología Barraquer

La miopía nos hace ver mal de lejos; la hipermetropía nos hace ver mal de cerca pero también, si se da en una intensidad alta, de lejos; y el astigmatismo puede  afectar a la visión de cerca o de lejos, en este caso el ojo en vez de ser como una esfera o un balón de fútbol, tiene forma de balón de rugby, con uno de sus lados mucho más curvo que el otro.

La miopía en España era como en toda la zona Europea de entorno a un 26-28% aunque está subiendo y, según los estudios, un 50% de la población mundial será miope en 2050.

Esto se asocia con el sedentarismo, con que cuando hemos dejado de hacer actividades al aire libre, sobre todo en la primera infancia. Los niños pasan muchas horas haciendo uso de la visión de cerca con los dispositivos electrónicos y también puede influir la privación del sol.

Los oftalmólogos recomendamos que los niños desde la edad de 2 años no hagan uso excesivo de la visión de cerca con tablets y con móviles y que pasen un par de horas siempre jugando al aire libre.

La primera revisión debería hacerse entre los 2 años y medio de edad y los cuatro, sobre todo si hay padres con defectos refractivos importantes. Tenemos que saber que a partir de los 7 u 8 años de edad ya es irresoluble.

La cirugía refractiva, se trata de una técnica muy consolidada que se puede realizar siempre que el ojo esté sano y se tenga la graduación estable, pero hay otras. En pacientes jóvenes que tienen demasiadas dioptrías o la córnea irregular, implantamos lo que se llama lentes fáquicas por detrás del iris.

En el caso de aquellos que sobrepasan los 50 años y tienen un defecto en la visión de lejos o presbicia -aparece con la edad y afecta en la visión de cerca- podemos implantar unas lentes multifocales. La diferencia es que en el anterior se mantiene el cristalino y en este se quita y se sustituye por la lente.

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