En la farmacia podemos encontrar todo lo necesario para un completo cuidado facial: productos para la higiene, la hidratación o la nutrición, y sobre todo un consejo experto en una de las categorías en las que el consumidor demanda y valora más el asesoramiento.

FUENTE: IM Farmacias

Una buena rutina de cuidado facial es imprescindible para mantener la piel en buen estado, hidratada y luminosa. Aunque pueda parecer más necesaria en las pieles maduras, se trata de un hábito recomendable y saludable desde que la piel es joven.

Una limpieza diaria concienzuda pero suave, y un buen cuidado hidratante, ayudarán a mantener la piel sana. Los productos para el cuidado de la piel de calidad, elegidos para adaptarse al tipo de piel especí­fico y al problema cutáneo, pueden proteger la piel facial frente a influencias externas agresivas, como el sol, los climas calientes y fríos y la contaminación atmosférica. También pueden contribuir a calmar la piel irritada, restablecer en ella un estado sano y evitar la aparición de enfermedades cutáneas.

Tipos de piel

Como hemos comentado, es muy importante adaptar los productos de cuidado al tipo de piel especí­fico de nuestro rostro, para ofrecerle exactamente lo que necesita en función del tipo de cutis:

- El cutis normal recibe el nombre de piel "eudérmica". Suele tener un tacto suave y un aspecto natural, fresco y sano, similar a la de un niño.

- El cutis seco es uno de los tipos de piel más predominantes. Suele presentar un aspecto tenso y tirante, tiene tendencia a resquebrajarse y los poros son poco visibles. Además, este cutis es muy sensible a los cambios bruscos de tiempo y favorece la aparición de arrugas y escamas.

- Si la piel de la cara es brillante y húmeda, estamos delante de un cutis graso. En este tipo de piel se aprecian poros dilatados y espinillas.

- El cutis mixto tiene características tanto del cutis seco como del graso. La zona de la barbilla, la nariz y la frente (zona T) tiende a ser grasa, mientras que la piel de las mejillas tiene particularidades de la piel seca, siendo áspera y tirante.

Higiene facial

Mantener una higiene facial adecuada es imprescindible para asegurar el cuidado de la piel del rostro. Esta higiene debe realizarse dos veces al día, al levantarnos, y especialmente antes de irnos a dormir. De este modo, se eliminan todas las impurezas que la piel va acumulando a lo largo del día, como los restos de maquillaje, contaminación o polvo. El objetivo de limpiar el cutis antes de ir a dormir es retirar impurezas y células muertas que impiden que la piel se oxigene. Para limpiar el rostro lo más adecuado es utilizar agua templada y algún producto que sea lo más natural y suave posible, sin contener ingredientes químicos o artificiales. La higiene facial debe hacerse suavemente, sin frotar bruscamente la piel.

Además de eliminar la suciedad, el sudor, la grasa y el maquillaje, la limpieza facial prepara la piel para que pueda absorber de manera más efectiva los siguientes cuidados que le vamos a proporcionar. Los ingredientes activos de las cremas y cosméticos se absorben de una manera óptima cuando la piel está limpia. La limpieza facial es especialmente importante para las pieles grasas, con tendencia al acné.

Para la limpieza facial, existen en el mercado diversas opciones, que podemos encontrar en la farmacia y se adaptan a las características de cada tipo de piel:

Jabones syndet. Se trata de un producto que actúa como un jabón, pero no está fabricado a partir de grasas o de aceites. Su nombre proviene del inglés Synthetic Detergent. Suelen incluir en su composición otros componentes enfocados a mejorar el cuidado de la piel, como la avena o la urea. Resultan adecuados para pieles con acné o personas que realizan una elevada actividad física y necesitan ducharse varias veces al tal día, y también para pieles sensibles o secas.

Leches limpiadoras. Son un clásico dentro de los productos limpiadores del rostro. Se aplican en gran cantidad sobre la piel masajeándola, y posteriormente se debe retirar el producto con un algodón de desmaquillar. Las leches limpiadoras son un buen producto para lograr limpiar el rostro, pero su acción no es tan profunda o intensa como otros cosméticos disponibles en el mercado.

Geles limpiadores. Deben eliminarse mediante su enjuague con agua, preferiblemente tibia para evitar irritaciones, especialmente en el caso de pieles sensibles. En general, los geles pueden resultar agresivos para las pieles con cierta sensibilidad, pero resultan apropiados en el caso de tipologías mixtas o grasas, ya que permiten regular la producción de sebo.

Agua micelar. Es un cosmético muy similar al agua natural, pero que cuenta en su composición con algunos componentes cuya misión es limpiar la piel. Lo que caracteriza al agua micelar es que estos componentes limpiadores son activos no iónicos que, al contacto con el agua del producto, generan unas pequeñas esferas que reciben el nombre de micelas. Estas micelas van a presentar dos polos opuestos; uno tendente a absorber el agua, y el otro tendente a absorber grasas. La forma de aplicar el agua micelar es mediante el uso de un algodón, de esta manera el polo con a­finidad por el agua queda retenido en el algodón, y el polo con a­finidad por las grasas queda orientado hacia el exterior del algodón y así puede ejercer su efecto sobre la piel del rostro.

Emulsiones limpiadoras. Las emulsiones se aplican y se eliminan mediante un algodón o gasa y, a diferencia de los geles, no es necesario su aclarado con agua, aunque puede realizarse de manera opcional.

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