El informe “El cáncer en la empresa: Apuntes prácticos para Recursos Humanos”, se ofrece como guía para apoyar a las organizaciones en el desarrollo de políticas integrales de gestión del cáncer.

FUENTE: Efe Salud

Desde el momento en el que se produce el diagnóstico, pasando por el tratamiento médico y la reincorporación laboral posterior, las particularidades de cada una de las etapas que vive una persona que convive con el cáncer, afecta de lleno a los diferentes aspectos de su vida personal y profesional.

La Guía ‘El cáncer en la empresa: Apuntes prácticos para Recursos Humanos’ diferencia cuatro momentos clave en el abordaje del cáncer en la empresa: pre-diagnóstico (anticipación), diagnóstico (gestión del impacto), tratamiento médico–oncológico (seguimiento) y reincorporación laboral (readaptación).

Y es que según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), un 38 % de las personas diagnosticadas con cáncer en 2018 tenía menos de 65 años.

Sin embargo, tal y como señala el estudio ‘El cáncer en la empresa. Perspectivas 2020’, existe una baja implantación de este tipo de programas en el ámbito corporativo, ya que únicamente el 16 % de las medianas y grandes empresas españolas cuenta con políticas integrales de gestión del cáncer, y tan sólo el 20 % ofrece programas específicos de prevención.

En los últimos cuatro años, los casos han aumentado un 12 % , concretamente en 2015 la cifra alcanzaba los 247.771 mientras que en 2019 se incrementaba hasta 277.234.

Esta investigación sobre cáncer en la empresa, tiene como objetivo promover la definición de políticas y planes de acción integrales en las organizaciones en cuanto a gestión, normalización y prevención del cáncer, poniendo a disposición de los profesionales de Recursos Humanos y los servicios médicos de empresa una serie de recomendaciones adaptadas a los cuatro momentos clave en el abordaje del cáncer en la empresa.

¿Cómo deber acompañar la empresa durante el proceso?

Una de las propuestas desarrolladas en este documento es la importancia de anticipación.

Y para lograrlo es fundamental contar con un protocolo de actuación que recoja de forma sencilla, directa y práctica el procedimiento a seguir cuando una persona comunica que lo padece.

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