Artículo de opinión

14 de marzo de 2020

Tengo que manifestar mi malestar y el de mis compañeros con la Administración por ignorar constantemente a la profesión de Farmacia Comunitaria, sin embargo, cuando les urge se aprovechan de la colaboración que siempre encuentran en los farmacéuticos, valiéndose de nuestra voluntad de servicio público que antepone el bien de la sociedad al nuestro propio, aunque en ciertos entornos políticos se nos ensucie con pretendidas intenciones economicistas.

En este contexto de crisis sanitaria debida al COVID-19, hemos sido prudentes, hemos estado pacientes, a la espera que la Administración nos tenga en consideración. A día de hoy, cuando el Gobierno de la nación ya ha decretado un estado de alarma, y previsiblemente, dentro de poco, solo queden abiertos supermercados y farmacias, el Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia aún no ha recibido ninguna instrucción ni comunicado oficial de la Conselleria de Sanidad sobre esta crisis sanitaria y eso que les hemos demandado reiteradamente un protocolo que establezca las medidas de protección, y prevención  y organización para el ejercicio profesional en farmacia comunitaria y las pautas de actuación en casos de infección por COVID-19 dentro de una oficina de farmacia.

Una gran desprotección para un colectivo sanitario que está en primera línea, y eso que dentro de la prudencia y buen hacer que nos caracteriza, hemos vivido la entrada de esta crisis sanitaria a la espera de instrucciones de nuestra administración como parte del servicio sanitario a la sociedad, y estupefactos hemos observado su olvido y abandono. Hace más de 10 días nos dirigimos a la administración para ofrecer nuestra colaboración y recibir instrucciones para sumar en este problema global que vivimos, pues bien, lo único obtenido ha sido una reunión en la que se manifestó que somos servicio necesario y un compromiso en que llegarían dichas instrucciones, desde entonces SILENCIO y mientras nosotros abrimos diariamente las 1250 oficinas de farmacias que existen en nuestra provincia.

Contamos con unos grandes compañeros de viaje, el resto de profesionales sanitarios del sistema público y privado de salud, que se están sacrificando en estos duros momentos, pero los farmacéuticos valencianos también están sufriendo además de estar desamparados. Somos conscientes que con nuestra colaboración podríamos aliviarles presión asistencial, y tanto ellos, como la sociedad podría estar mejor atendida y el sistema público menos colapsado y por tanto se podría gestionar mejor la difícil situación que estamos viviendo.

Es el momento de demostrar que la Farmacia Comunitaria es importante para el futuro de la sanidad pública, aunque seamos privados por necesidad, nuestra comunicación con atención primaria es necesaria y fundamental y en la situación actual, donde el sistema da atisbos de colapso y comienza a no poder atender a los ciudadanos en cuanto a síntomas menores, seguimiento de tratamientos, etc… ya que están centrados en los problemas que genera el coronavirus, el farmacéutico comunitario es pieza necesaria del sistema nacional de salud, colaborando transversalmente con el resto de profesionales en esto y mucho más, pero no con las condiciones actuales, y la desprotección a la que estamos sometidos, al no estar integrados en las instrucciones que reciben el resto de sanitarios, nos sentimos ninguneados, olvidados y despreciados por la Administración.

Al parecer para la Administración sólo valemos para solucionar las subvenciones de copago, aplicar nuevas tecnologías a la prestación farmacéutica a nuestra costa, (receta electrónica, interoperabilidad, Código QR, y un largo etcétera) y solo sirve para castigarnos con constantes bajadas de precio de medicamentos y decretos que dañan ya la sostenibilidad de la farmacia comunitaria

En estos momentos exigimos a la Administración que se nos provea de Equipos de Protección individual al personal de la Oficina de Farmacia. También unos protocolos de actuación que nos den seguridad en nuestro trabajo a todo el personal adscrito a la oficina de farmacia, sin olvidarnos de los técnicos, para afrontar la crisis de coronavirus, y poder aportar seguridad a la sociedad. Así como cuando se ha detectado un infectado, confirmado o posible.

Que se nos autorice para realizar una dispensación excepcional mediante dispositivos de seguridad, cuando por características excepcionales se deba proteger al sanitario para mantener el servicio y que se nos dote de mayor capacidad de competencias en temas de asistencia y prescripción, cuando se dé el servicio en zonas deprimidas con población envejecida y donde no hay servicio sanitario excepto la farmacia comunitaria durante días enteros que no superan pocas horas a la semana.

Tenemos capacidad suficiente para poder colaborar en la dispensación de medicamentos de Diagnóstico Hospitalario (que se deberían dispensar en oficinas de farmacia como demuestran las últimas sentencias judiciales), para evitar que los pacientes tengan que ir al hospital a recogerlas y exponerse a contagios innecesarios.

Además, estamos dispuestos a colaborar y ayudar al Sistema en estos duros momentos, poder dispensar medicamentos crónicos en situaciones especiales, en donde la atención en los centros sanitarios no sea posible, y ampliación de la capacidad de dispensación de medicamentos sin receta, siguiendo protocolos acordados, como medida excepcional.

Necesitamos una normativa que nos deje elaborar geles hidroalcoholicos en las oficinas de farmacias y que tengamos garantías de suministro en los materiales y principios activos para su elaboración, con un PVP establecido y regulado para poder contribuir en dotar a la población de medidas higiénicas oportunas para contener la transmisión del virus. Al igual que tenemos capacidad para realizar un seguimiento de pacientes con patologías susceptibles de complicaciones antes la infección del coronavirus de forma registrada y reglada.

Estas son algunas de las demandas que hemos hecho a las autoridades sanitarias y creemos que prescindir de los más de 3000 farmacéuticos comunitarios de nuestra provincia, no sólo es un lujo que la sociedad no puede permitirse, sino que es una grave irresponsabilidad política

Es el momento de que la Conselleria de Sanidad de el paso y cuente con la farmacia comunitaria. La sociedad saldrá sanitariamente reforzada de esta crisis, si se cuenta con la integración de los farmacéuticos comunitarios. El tiempo lo dirá, pero de lo que si estoy seguro es, de que nuestro colectivo saldrá reforzado porque somos profesionales, porque siempre estamos al lado del paciente y porque, aunque se nos ignoré, siempre hemos sido capaces de crecernos ante las adversidades, y anteponemos nuestra labor asistencial ante cualquier freno que nos ponga el sistema.

Jaime Giner Martinez
Presidente del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia

 

 

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