Si sale el sol se recomienda salir a tomarlo al menos 10 minutos al día para mejorar nuestro sistema inmune.

 

FUENTE: 20 Minutos

Nunca les hemos dado tanta importancia ni hemos agradecido tanto poseerlos como hasta ahora. Los balcones, esas puertas abiertas al mundo, esos escasos dos metros de libertad gracias a los cuales nos seguimos asomando al mundo - eso sí, a un mundo muy distinto y más terrible que el de hace hace apenas 15 días-, se han convertido en el tesoro más preciado de quienes (con mucho atino) decidieron un día apostar por el piso exterior.

Poemas, por cierto, hay cientos dedicados a estos espacios indefinidos, que nos pertenecen por escritura o contrato de alquiler pero que en realidad son casi más parte del mobiliario urbano. Más de la calle que nuestros, una vez cerramos las puertas. Entre ellos, este titulado Despedida de Federico García Lorca, que aborda dos de sus grandes obsesiones: la muerte y las ansias de vivir en libertad. “Si muero, dejad el balcón abierto. / El niño come naranjas. (Desde mi balcón lo veo.) / El segador siega el trigo. (Desde mi balcón lo siento.) / ¡Si muero, dejad el balcón abierto!”.

Y a esto nos dedicamos más que nunca en tiempos de confinamiento, crisis sanitaria, estado de alarma y teletrabajo. Recuperamos y revalorizamos estos espacios tantas veces ignorados (donde apenas salíamos si no era para regar las plantas, dejar aparcada la bici del niño o asomar la nariz por las mañanas antes de ir a trabajar para decidir si ponernos la gabardina o la parka).

Nuestros balcones son el eco del homenaje a quienes salen cada día a trabajar para hacer frente al Covid-19 pero también nos dan la vida - como bien reflejan las fotografías de Jorge París que ilustran esta galería- y exprimimos cada centímetro de este espacio público-privado para idear un nuevo uso o una nueva utilidad. Recopilamos y aportamos algunas ideas en tiempos de coronavirus:

Capturar un rayo de sol

La vitamina D es un micronutriente que el organismo no produce por si solo pero muy importante para mejorar la inmunidad. Su aporte a través de la dieta es escaso, por eso, lo mejor forma de incorporarla es a través de la exposición solar. En los meses de primavera y verano se recomienda tomar el sol entre 10 y 20 minutos al día.

Combatir la soledad

Según la última Encuesta Continua de Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España casi cinco millones de personas viven solas. De ellas, algo más de dos millones superan los 65 años. Salir al balcón es una manera de conectar con el exterior, quizás hablar con algún vecino que se asoma a la vez, saludar a los que viven enfrente o, simplemente, contemplar los pocos transeúntes y perros que todavía cruzan la calle (y por favor, sin increpar).

Seguir siendo productivo

Según un informe elaborado por Adecco Group Institute, solo un 7,9% del total de ocupados en España teletrabajó durante el último trimestre de 2019. Sin embargo, la utilidad del teletrabajo está más que demostrada en el contexto europeo - donde vamos a la cola en esta cuestión- y los estudios han demostrado, por ejemplo, que trabajar desde casa el 20% de las horas laborables mejora la conciliación, la productividad y la sostenibilidad. Salir al balcón para realizar llamadas, contestar algunos emails o redactar algún informe pueden ser buenas opciones estos días de aislamiento laboral.

Crear un rincón de juegos

El balcón puede convertirse en el mejor espacio para desconectar de la televisión y demás pantallas por unas horas y potenciar la creatividad y desarrollo cognitivo de los más pequeños. Basta algún juego de mesa, folios en blanco y lápices de colores, temperas o acuarelas, dos o tres taburetes o sillas y muchas ganas de divertirse.

Alimentarse de las mejores vistas

Echamos de menos las comidas y aperitivos en las abarrotadas terrazas de nuestras plazas y calles pero los balcones pueden transformarse estos días en improvisados ‘tu y yo’ para disfrutar de un desayuno sin límite de horarios o una comida saludable. Está comprobado que la dieta mediterránea a base de frutas, verduras, legumbres, pescado azul, frutos secos y aceite de oliva fortalece el sistema inmunológico y éste a su vez es fundamental para combatir el coronavirus.

Evadirse

¿Cuántas veces nos hemos quejado en el último año de la falta de intimidad y espacio personal, de todos esos libros por leer, discos por escuchar, llamadas a amigos y familiares -a los que tenemos algo abandonados- por hacer? Este es el momento de salir al balcón y recuperar el tiempo perdido.

Ver florecer la vida

¿Sigues pensando que las plantas no son lo tuyo? Quizás es el momento de perderle el miedo a la naturaleza y atreverse a montar nuestro propio huerto urbano en el balcón. Basta con algunas semillas, semilleros (o vasos de yogur), tiestos, bolsas de tierra y, sobre todo, mucha agua y luz. Hay varias tiendas online donde no nos costará hacernos con todo lo necesario. Estamos en primavera, aprovecha el momento.

Dar esquinazo al sedentarismo

Quizás sean de tamaño reducido pero eso no debe desalentarnos para trasladar al balcón y sus proximidades nuestras rutinas de ejercicio: meditar, estiramientos, posturas de yoga sobre una esterilla, ejercicios de brazos o piernas como pesas o sentadillas. Hacer ejercicio es una de las mejores medicinas para evadirse, liberar endorfinas, rebajar la tensión y el estrés y mejorar la forma física.

Ejercitar la mente

El balcón también puede ser un buen espacio para dar rienda suelta a la creatividad (pintar, dibujar, hacer manualidades, escribir, tejer, coser...), anotar pensamientos y vivencias en un diario, hacer listas de deseos, imaginar proyectos futuros... En definitiva, poner la mente a trabajar.

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