Logopedia y la figura del logopeda en El Bisturí, una especialidad que suele estar vinculada a los niños, pero que va mucho más lejos.

FUENTE: EFE Salud

Cuando hablamos de trastornos de lectoescritura que tratan los logopedas, lo primero que nos viene a la cabeza son las dislexias, pero la realidad es que existen muchos pacientes con otras patologías o trastornos, como aquellos con daño cerebral, con algún tipo de afagia -pérdida de capacidad de deglución-o trastornos de espectro autista.

La importancia del diagnóstico y el tratamiento precoz

Vázquez asegura que, si se identifica y se trata un trastorno en el primer momento, los beneficios y mejoras son mucho mayores que si lo dejas avanzar.

“Debemos desterrar la odiosa frase `hay que esperar´; no hay que esperar a nada. En el momento que se detecta que hay un trastorno del tipo que sea, no solo de lectoescritura (voz, lenguaje, audición, deglución), debe tratarse cuanto antes“, sentencia.

El logopeda, el gran olvidado

Como explica Vázquez, por un lado está la población y por otro la administración. En cuanto al primer grupo, afirma que “afortunadamente se va conociendo cada vez más nuestro trabajo y los centros de logopedia cada vez tienen más pacientes de todos los rangos de edades”.

Otra cosa es, como apunta, el reconocimiento que se le da por parte de la administración. “No se le da la prioridad que debería tener. A nadie se le ocurre pensar que en el hospital faltasen fisioterapias o terapias ocupacionales, sin embargo la oferta de logopedia a día de hoy es muy escasa”, lamenta.

Áreas de trabajo

Los  logopedas llevan a cabo un papel fundamental en las unidades de prematuros, donde trabajan dificultades para tragar como la succión o  las degluciones atípicas. “De hecho, que un bebé no succione es un problema vital, hay niños que se mueren por no poder succionar”, apunta Vázquez.

También juegan un papel clave en las residencias de la tercera edad aunque, como apunta, es limitadísimo el número de logopedas que están trabajando en residencias geriátricas públicas. “En las privadas sí que hay más”, señala.

“Nuestra presencia ahí es esencial, se atienden problemas de disfagia, que es la dificultad para tragar, y todo lo que tiene que ver con el lenguaje y la comunicación. Hay muchas personas mayores con dificultades de este tipo tras haber sufrido un ictus o por enfermedades neurodegenerativas”, dice la logopeda.

También esperan, algún día, convencer a las administraciones de que es necesaria su presencia en los equipos de valoración de la dependencia para poder hacer una apreciación más efectiva y real.

“Un niño con un trastorno específico del lenguaje, por ejemplo, va a ser capaz de responder a las preguntas que le hagan porque ya se las espera y las lleva “aprendidas”, pero los evaluadores no saben que hay trampa, y que si le hacen otras preguntas que no espera o se las formulan de otra manera, no las va a entender”.

Logopedia en personas con párkinson o esclerosis múltiple

Por otra parte, los logopedas también tienen una función clave a la hora de mejorar la calidad de vida de personas con párkinson o esclerosis múltiple.

“Es un poco lo que haríamos en las residencias geriátricas, trabajando el habla, la voz y la deglución, ya que en este tipo de personas la comunicación se ve muy afectada”, explica.

Aunque, como novedad, también se utilizan métodos aumentativos y alternativos de comunicación, como tableros o aplicaciones para que conviertan su voz en texto.

“En este sentido, la tecnología es esencial; hay personas que pueden llegar a escribir y la aplicación les devuelve  su voz haciendo un banco de voces, que para el paciente es muy importante”, añade.

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