Esta semana El Bisturí dedica su sección de prevención en niños al déficit de hierro, la deficiencia nutricional más frecuente en la infancia y que en muchos casos puede derivar en anemia si no se trata a tiempo.

FUENTE: EFE Salud

Lo primero que debe quedar claro, como apunta el doctor, es que déficit de hierro y anemia por falta de hierro -anemia ferropénica- no son lo mismo.

El déficit de hierro es una escasa concentración de este mineral en el organismo, que puede no tener otras consecuencias, mientras que la anemia se considera una enfermedad de la sangre.

Esta se define por la disminución de la concentración de hemoglobina en el organismo, una proteína que se encuentra dentro de los glóbulos rojos, encargados de transportar el oxígeno a los tejidos. La causa más frecuente de esta enfermedad es la deficiencia de hierro -fundamental para fabricar la hemoglobina-, aunque hay otras.

“Podemos tener bajos los niveles de hierro y no necesariamente tener anemia. En ambos casos puede haber síntomas, pero la anemia se produce cuando esa escasez de hierro alcanza un grado mayor”, expone.

Como explica, el déficit de hierro es la deficiencia nutricional más frecuente en la infancia y la anemia ferropénica, la enfermedad sanguínea más frecuente.

Factores de riesgo

“Hay distintos grupos de riesgo con los que hay que estar muy alerta porque tienen mayor riesgo de tener déficit de hierro”, afirma Villalobos.

El doctor habla de niños prematuros, gestaciones múltiples, niños cuyas madres han tenido un déficit importante de hierro durante la gestación, o casos en los que ha habido un sangrado en el nacimiento a nivel del útero o la placenta.

En cuanto a las causas, asegura que son tres: escaso aporte de hierro; que aún habiendo un aporte suficiente, no se absorba lo necesario; y pérdidas importantes de sangre.

Síntomas de déficit de hierro

El doctor explica que los síntomas dependerán de la rapidez de instauración de este déficit o anemia.

“Si se ha instaurado de forma rápida, por un sangrado, nos vamos a encontrar en una situación de riesgo que puede comprometer incluso la vida si la pérdida de sangre ha sido muy importante. En estos casos hay una tensión arterial muy baja y una escasez de volumen que hacen que sea necesario reponer esa sangre de una manera drástica”, afirma el doctor Villalobos.

Sin embargo, lo habitual es que se instaure de una manera más lenta, crónica. En estos casos, los síntomas más frecuentes son el cansancio, la irritabilidad, problemas para dormir, para concentrarse, y un mal rendimiento escolar.

Este problema de falta de hierro se puede manifestar en la piel -con la caída del cabello- mediante alteraciones en las mucosas e, incluso, cuando se instaura de una forma crónica, en el comportamiento y el rendimiento.

Medidas de prevención del déficit de hierro

La forma de obtener hierro, como apunta el doctor, es a través de los alimentos.

“En el caso de los lactantes, durante los primeros seis meses de vida que se alimentan exclusivamente de leche materna, se ha demostrado que no es necesaria una suplementación con hierro. Sin embargo, una vez que se introduce la alimentación complementaria sí tenemos que vigilar que haya un aporte suficiente de hierro y otros nutrientes”.

En cuanto al tipo de hierro presente en los alimentos, podemos encontrarlo de dos tipos: hierro hemo si es de procedencia animal y hierro no hemo si es vegetal.

“En el primer grupo se encuentra la carne de ave de corral y pescado, y, en el segundo, las legumbres, aunque el aporte de hierro en los alimentos de origen vegetal es menor”, explica el pediatra.

Sin embargo, no debemos olvidar que, además de consumir alimentos ricos en este mineral, también es importante tener nutrientes que favorezcan su absorción, como la vitamina C, la A o el ácido fólico.

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