Repasamos los mitos y perjuicios del tabaco, así como las formas de dejar este vicio.

Según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad, un 22% de los españoles consume tabaco diariamente, siendo el 19% de mujeres y un 26% de hombres. Sin embargo, tal y como se ha demostrado en un estudio realizado durante el confinamiento por la Consejería de La Rioja junto con el Ministerio de Sanidad, la Región de Murcia y el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), se está experimentando una tendencia a dejar de fumar: un 6,73% de los fumadores diarios ha dejado de fumar durante el confinamiento, un 16,05% de los fumadores ocasionales ha dejado de fumar y un 5,98% de los fumadores diarios ha reducido su consumo. Además, un 61% de las personas encuestadas ha indicado que, durante el confinamiento, ha dejado de estar expuesta al humo cuando antes lo estaba de forma continua.

Los mitos más difundidos

Existe un gran número de mitos relacionados con el tabaco para fomentar su consumo, a pesar de producir efectos negativos en la salud. Estos son los más conocidos:

  • Fumar relaja y alivia el estrés

La nicotina es un estimulante y cuando los fumadores dejan de recibir la dosis se ponen nerviosas. En el momento en que la persona vuelva a fumar sentirá “alivio” al suprimir los síntomas de la abstinencia producidos por la nicotina.

  • Los cigarrillos con bajas cantidades de nicotina no son cancerígenos.

A pesar de que unas cantidades inferiores de nicotina pueden resultar menos nocivas, es habitual que las personas compensen las bajas cantidades de nicotina con un incremento del número de cigarros al día, por lo que queda anulada cualquier ventaja aportada inicialmente por estos.

  • El tabaco de liar es más natural.

El tabaco es una sustancia tóxica, adictiva y cancerígena que tiene un gran número de efectos negativos en el organismo. Además, en muchas ocasiones no se incluyen filtros en el embalaje, por lo que es más probable que se fume sin ellos y se incremente la inhalación de sustancias dañinas.

  • Cuando se deja de fumar, se engorda.

Por lo general, existe una relación entre un aumento de peso y la deshabituación tabáquica, aunque si se monitoriza adecuadamente y se combina con una dieta equilibrada y actividad física constante, no tiene por qué producirse este efecto.

  • Los cigarrillos electrónicos son sanos y sirven como alternativa al tabaco tradicional.

Muchas personas consideran que estos pueden ayudar a dejar de fumar, pero estos no son útiles para la cesación tabáquica ya que pueden contener nicotina, sustancias cancerígenas, metales pesados y saborizantes que favorecen su atractivo pero que son nocivos para el organismo. Además, en ocasiones, las baterías pueden explotar e inhalar el líquido puede producir intoxicaciones.

Perjuicios

En cualquiera de sus formas -cigarrillos, puros, pipa- el tabaco contiene sustancias para dar sabor y hacerlo más agradable que, al prenderlo, genera una mezcla compleja de aditivos en el humo. Las partículas del humo del tamaño de 0,15µm (micras) está compuesto por sustancias químicas de las que al menos 70 causan cáncer, mientras que otras provocan enfermedades cardíacas, pulmonares y otros problemas de salud. Entre estas sustancias destacan la nicotina, plomo, arsénico, amoniaco, nitrosaminas, monóxido de carbono y el uranio.

Las enfermedades más frecuentes causadas por el tabaco incluyen el cáncer de pulmón y otras enfermedades respiratorias crónicas. El cáncer de pulmón es de las enfermedades más habituales por fumar y la exposición al tabaco, tanto directa como indirecta, aumenta el riesgo a desarrollarlo. Un riesgo que, 10 años después de dejar de fumar, se reduce a la mitad.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tiene como síntomas principales tos dolorosa y dificultad respiratoria, debido a la acumulación de la mucosidad con pus en los pulmones. El riesgo a desarrollarla es elevado cuando se trata de una persona fumadora, aunque el abandono de este hábito puede retrasar la progresión de la enfermedad.

El tabaco también acelera el desarrollo de la aterosclerosis, en los que se producen cambios en el perfil lipídico, aumentando la placa de ateroma en las paredes vasculares como consecuencia de unas cifras más elevadas de LDL, así como una proporción menor de HDL.

Además, se produce una resistencia a la insulina, lo que puede aumentar en un 30-40% el desarrollo de la diabetes tipo II en fumadores.

Formas de dejar de fumar

La deshabituación tabáquica se programa en varias consultas en las que se aconseja y asesora al paciente tras manifestar su interés por dejar el tabaco -la voluntad del fumador es el primer paso-. Tras estas intervenciones individuales, se recomienda acudir a grupos de personas fumadoras.

El tratamiento farmacológico incluye las terapias sustitutivas de la nicotina (TSN), bupropión y vareniclina como tratamientos de elección, siendo estos dos últimos los medicamentos antitabaquismo que se empezaron a financiar a partir de enero de este año. Es importante recordar que para la dispensación de estos medicamentos es necesaria la prescripción por parte del médico y, para ello, son necesarios ciertos requisitos. Además, se deberá acudir a la oficina de farmacia con la receta médica correspondiente.

Es importante ser asesorado por profesionales de la salud, como son los farmacéuticos, la primera opción sanitaria para muchas personas. Por ello, acudir a la farmacia y preguntar sobre el tratamiento puede ser el primer paso para dejar de fumar.

 

FUENTES:

  • Tabaco, otras formas de consumo y confinamiento. Consejería de Salud de La Rioja, junto con el Ministerio de Sanidad, la Región de Murcia y el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Mayo 2020.
  • Cesación Tabáquica y Salud Bucal. Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) y el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Mayo 2018.
  • Plan Nacional sobre Drogas. Ministerio de Sanidad.
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