Por el Covid-19 muchas mujeres han pospuesto su revisión, pero, por prevención, resulta clave no dejar pasar más tiempo y acudir lo antes posible al especialista.

FUENTE: La Razón

Muchas mujeres por el Covid-19 han puesto en «cuarentena» las revisiones ginecológicas. Sin embargo, ahora que la nueva normalidad comienza a instaurarse resulta esencial no posponer aún más esta cita con el doctor. Con el fin de evitar aglomeraciones durante el pico de la pandemia, se pospusieron citas demorables, aunque «al mismo tiempo, se inició un proceso de atención «no presencial», explica el Dr. Rodrigo Orozco, especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud de Málaga, instalaciones acreditadas con el «Protocolo seguro Covid-19» otorgado por Applus+. En la actualidad, las consultas están funcionando a pleno rendimiento, «aunque con menos pacientes citadas por agenda para evitar aglomeraciones».

Es una revisión que, por prevención, mejor no posponer más tiempo, ya que «a través de una consulta con una adecuada entrevista y una exploración dirigida podemos prevenir o detectar de forma precoz enfermedades tan importantes y prevalentes como el cáncer de mama y de cérvix (cuello de útero), además de informar sobre medidas de prevención de patología ginecológica y de salud pública», precisa el doctor Orozco.

«Hay casos de cáncer de mama avanzado, cérvix, incluso útero y ovario que son más difíciles de prevenir o detectar en estadios precoces. A través de la revisión rutinaria, somos capaces de detectar una enfermedad de este tipo, podemos (casi) garantizar a día de hoy la curación o una amplia supervivencia. Por el contrario, cuando encontramos casos avanzados, muchas veces por más esfuerzos que pongamos en solucionar el cuadro clínico, el arsenal terapéutico del que disponemos a día de hoy no es suficiente y la enfermedad acaba progresando», recuerda.

De ahí que tenga la edad que tenga sea esencial no poner estas revisiones en «cuarentena». «Las visitas al ginecólogo pueden empezar en cualquier momento de la vida de la mujer, si bien es cierto que se aconseja comenzarlas a partir de que se comience con una vida sexual activa, comenzando a realizar screening de cáncer de cérvix en población sin factores de riesgo, a partir de los 25 años». Así, mientras en la infancia y adolescencia «las revisiones suelen centrarse en consultas por alteración en el desarrollo y el ciclo menstrual, entre los 18 y los 30 años es por la la sintomatología que acompaña al ciclo menstrual, dismenorrea y vida sexual saludable. Entre los 30 y los 45 años estas consultas se centran en la prevención de patológica oncológica y vida reproductiva y a partir de los 45-50 años, sobre los desajustes y la sintomatología propia de la menopausia, cáncer de mama y de origen ginecológico», detalla el doctor Orozco. A partir de los 65 años también es importante ir, ya que a esa edad «las revisiones periódicas se centran en el diagnóstico precoz del cáncer de mama mediante mamografía y de osteoporosis, que podemos diagnosticar a través de una densitometría ósea. También es un buen momento para descartar la presencia de otras afecciones propias de esta etapa, como las relacionadas con la esfera sexual o la sequedad vaginal», explica la Dra Victoria Valdés, ginecóloga de la Unidad de Menopausia del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, también certificado por Applus+. Así, «entre los 65 y los 70 es conveniente realizar una revisión ginecológica como mínimo cada dos años» y «a partir de los 70 años deberemos consultar en caso de molestias o síntomas concretos como sequedad vaginal, dolor con las relaciones sexuales, picores genitales, sangrados vaginales, etc.», precisa la doctora Valdés.

¿Por qué ir pasados los 65 años?

«Es un momento crítico. A esa edad, finalizan los programas públicos para la detección precoz del cáncer de mama o del cérvix uterino y muchas dejan de visitar al ginecólogo», explica el doctor Dr. Manuel Albi, jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Fundación Jiménez Díaz y el Hospital La Luz. Es importante ir cada año o de forma bianual porque «hay patologías graves, como los tumores, que tratadas a tiempo pueden superarse; y otras menos complejas, como la incontinencia urinaria, que pueden alterar severamente la calidad de vida», recuerda.

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