La mascarilla no protege de los rayos, por lo que es básico aplicar el fotoprotector en todo el rostro, sobre todo tras meses sin exponerse y cuando la intensidad de la radiación es muy alta.

FUENTE: La Razón

La llegada del verano, el calor, el buen tiempo y, en definitiva, de las vacaciones coincide este año con el inicio de la bautizada como «nueva normalidad». Ésta marca el fin de un periodo de confinamiento y desescalada que ha mantenido durante varios meses a la población española prácticamente sin salir de su vivienda y, por lo tanto, lejos de los rayos de sol y de otros agentes externos.

Una situación que puede poner en compromiso la salud de nuestra piel: «Disponer por fin de tiempo de ocio, sumado a las ganas acumuladas de disfrutar del aire libre y del sol, constituyen un cóctel explosivo para la epidermis. Hay que tener en cuenta que su vulnerabilidad es mayor que nunca, ya que otros años va habituándose poco a poco a los efectos del sol y, cuando llega el verano, ya cuenta con cierta pigmentación. Sin embargo, ya desde hace unas pocas semanas y durante los próximos meses, muchas personas se expondrán por primera vez a sus rayos de manera brusca y, además, en un momento en el que la intensidad de las radiaciones es muy elevada», explica Susana Mezquita, experta del Departamento Científico de Cinfa.

Por tanto, el riesgo de sufrir las consecuencias negativas de la exposición solar aumentará considerablemente este verano. Las quemaduras, el fotoenvejecimiento y las manchas, así como, a largo plazo, el cáncer de piel, son algunos de los efectos nocivos que puede provocar si no tomamos las medidas adecuadas.

Exposición gradual

Para evitar daños en nuestra piel, la mejor medida preventiva es exponernos de forma progresiva. Como propone Mezquita, «para disfrutar del sol sin riesgos tras este periodo de confinamiento, hemos de dosificar el número de horas que pasamos bajo sus rayos. Sobre todo, los primeros días de playa, naturaleza o piscina, conviene controlar el tiempo de exposición e ir de menos a más. Por ejemplo, podemos empezar por una hora y luego ir prolongando este tiempo, pero siempre fuera de las horas centrales del día». Esto es de 12 a 16 h.

También es necesario recurrir a barreras físicas como sombreros o gafas de sol y hacernos con un buen fotoprotector que nos proteja contra todos los tipos de radiaciones: la infrarroja, la ultravioleta y la visible. Además, la experta matiza que «no tenemos que confiar en que la mascarilla nos vaya a proteger del sol, puesto que la función de este material es otra y, en cualquier caso, sólo nos cubre la zona de la boca y la nariz. Así pues, resulta indispensable aplicarnos siempre el fotoprotector por todo el rostro» para evitar las manchas y el fotoenvejecimiento prematuro antes de salir de casa.

Es importante también recordar que los niños menores de un año nunca deben ser expuestos directamente al sol y, cuando tienen dos o tres años, sus padres deben extremar todas las medidas de fotoprotección (prendas de vestir, gorros y gafas de sol), así como aplicarles fotoprotectores específicos para niños con factor 50+ y el símbolo UVA y tratar de concienciar a los pequeños de los riesgos que entrañan las radiaciones predicando con el ejemplo.

Ojo en las excursiones

Si debido a las circunstancias extraordinarias de este verano, decidimos no movernos de nuestra localidad, «recordemos que también hemos de resguardarnos del sol, aunque no nos encontremos en un emplazamiento turístico o costero», recalca la experta de Cinfa. Buscar la sombra y protegerse con ropa adecuada son medidas también a tener en cuenta.

Los colores oscuros protegen más que los claros y algunos tejidos, como el algodón, la viscosa, el rayón y el lino protegen menos que otros como el nailon, la lana, la seda y el poliéster. Respecto al sombrero, uno de ala ancha proyectará sombra a rostro, cuello y cabeza. También hay que cuidar los ojos con gafas de sol: sólo si están homologadas por la Unión Europea se puede garantizar que así sea, y las que mejor protegen los ojos y la piel que los rodea son las de tipo envolvente.

Por último, antes de la exposición al sol o una actividad al aire libre, conviene informarse sobre la intensidad de las radiaciones a través de canales como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet): a partir de 6, el riesgo es alto y se deben extremar las medidas de fotoprotección, así como elegir el factor protector solar adecuado.

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