Los trazos de ADN tumoral estaban ya en extracciones guardadas por madres un año y medio antes de que apareciera el cáncer.

FUENTE: La Vanguardia

La leche materna contiene trozos de ADN de un tumor de mama mucho antes de que este sea detectable. ¿Podría convertirse en una prueba de diagnóstico precoz para aquellas mujeres embarazadas que tienen un riesgo definido de padecer una cáncer de mama?¿Podría incluso llegar a ser una prueba preventiva corriente, como lo es la del talón en los recién nacidos?

Ese es el reto que han asumido las investigadoras de cáncer de mama durante el embarazo en el Institut d’Oncologia de Vall d’Hebron, el VHIO. La oncóloga Cristina Saura y la genetista Miriam Samsó empiezan esta semana su ensayo que ha logrado una beca Fero-Ghd para poner a punto esa prueba.

“El cáncer de mama durante el embarazo o el posparto se diagnostica muy avanzado, incluso cuando ya hay metástasis”, explica Cristina Saura. “Las mujeres no están por ellas, tienen el foco puesto en la maternidad y el hijo o la hija que han tenido. La mama se prepara para la lactancia y crece en tamaño y consistencia. No es fácil darse cuenta de que hay un bultito, algo anormal. Y además se limitan al máximo las pruebas radiológicas, por el feto. Todo está en contra de que se detecte un tumor. Y cuando son diagnosticadas, las pacientes nos plantean su angustia por si al dar el pecho podían trasmitir células tumorales al bebé. Todo ello nos puso en marcha. Queríamos encontrar en la leche materna algunas respuestas”.

Hace tiempo que en todo el mundo se busca ese diagnóstico precoz a través de la biopsia líquida, el análisis de marcadores tumorales en la sangre. “Pero en cáncer de mama no resulta una prueba muy precoz. Diagnosticamos tan pequeños los tumores que la biopsia líquida no nos ayuda. Sí, en cambio, para las metástasis y para encontrar mutaciones. Pero antes, hay poco ADN tumoral circulando”, aclara la oncóloga del VHIO.

Y pensaron buscar en la leche materna. Probaron primero con pacientes de las que conocían sus mutaciones. Buscaron en la leche y en la sangre y coincidió el resultado en ambas. Había trozos de ADN verificables. En otros dos casos con tumores muy pequeños repitieron la operación y encontraron el ADN en la leche pero no en la sangre. La leche delata antes. “Tiene lógica, por proximidad al tumor”, apunta Saura.

Decidieron pedir la beca para darle utilidad a este hallazgo. “Una paciente de cáncer de mama durante el posparto nos ofreció una muestra de leche que tenía congelada desde hacía año y medio. No es algo extraño, las mujeres guardan su leche por si acaso. Y esa leche tenía trozos de ADN tumoral 18 meses antes de que lo diagnosticáramos. Realmente podría llegar a ser una forma de diagnóstico precoz”.

El proyecto premiado con la beca tomará muestras de leche de mujeres con riesgo definido de cáncer de mama: las que tienen alteraciones genéticas, como el BRCA, las que tienen antecedentes de cáncer de mama previos y las que tengan hijos a partir de los 40. También les harán una ecografía de mama.

Lo más difícil a juicio de las investigadoras es la parte técnica. “Encontrar qué tenemos que buscar, porque no son personas diagnosticadas, solo de mayor riesgo”. Probarán técnicas de barrido de ADN como las que se usan para detectar malformaciones fetales y plataformas con las mutacio-
nes más frecuentes que cabría encontrar.

“Si conseguimos poner a punto esta prueba será un gran paso. Nuestro sueño es tener un método para identificar ese riesgo de la existencia de un tumor de mama en el posparto. Son mujeres jóvenes que en ese momento de su vida tienen el foco puesto en otra cosa durante meses. Y a las que hoy llegamos en estadios muy avanzados. Tendrá un gran impacto en sus vidas”.

Empiezan esta semana, gracias a la beca de 80.000 euros. Los análisis no servirán para diagnosticar a las participantes, porque se harán más adelante. “Es un ensayo”, aclara Saura. Y tendrán que acertar con el panel de genes, “el cáncer de mama no se debe a una sola mutación”.

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