Había que abrir las fronteras, pero no se debió hacer de cualquier manera. Las cerramos tarde, y ahora las abrimos sin las precauciones más elementales.

FUENTE: La Razón

Resulta evidente que había que abrir las fronteras para permitir que lleguen los turistas a nuestro país. Pero eso no se debió hacer de cualquier manera, encomendándonos a un examen visual que da la risa, a simples controles de temperatura que no son determinantes, al libre albedrío de unos funcionarios de policía que no son médicos ni tienen obligación de serlo.

Lo lógico y normal es que se exija a quienes vienen que muestren su cartilla de PCR, que al menos dirá si el turista que nos visita está libre de virus en el momento de embarcar. Se hace en numerosos países con la cartilla de vacunación contra la fiebre amarilla, por ejemplo, lo que es considerado una práctica muy normal.

No se entiende el empeño de nuestro Ministerio de Sanidad por complicar lo que resulta bien fácil. Cerramos las fronteras tarde, y ahora las abrimos sin las precauciones más elementales.

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