Una revisión publicada este año analizó los resultados de 50 publicaciones científicas para averiguar qué estrategias para adelgazar son eficaces

FUENTE: ABC

Sabemos que la forma más segura de perder peso es comer menos. También es conveniente comer alimentos saludables y si, además, hacemos ejercicio físico, mejor aún. Lo sabemos, pero eso no quiere decir que adelgazar sea sencillo. Por eso, y porque la obesidad y el sobrepeso son fuente de muchos problemas de salud, interesa saber qué estrategias para adelgazar son eficaces en la práctica.

Con ese propósito, una revisión publicada este año analizó los resultados de 50 publicaciones científicas que incluyen datos procedentes de cinco países (Alemania, Estados Unidos, Finlandia, Grecia y Portugal), obtenidos a partir de registros de peso de miles de personas durante periodos de tiempo prolongados.

Durante los meses de abril y marzo de 2020 se ha reducido significativamente el número de personas vacunadas a causa de la situación de alarma sanitaria provocada por la pandemia de la covid-19. Por ese motivo, la Organización Mundial de la Salud considera que ahora, la “prioridad” es revisar el estado de vacunación de la población española y volver a reactivar el programa de vacunas, garantizando siempre las máximas condiciones sanitarias para minimizar el riesgo de contagio”.

Con la posición de la OMS han coincidido expertos que han participado en el ciclo de conferencias Light on Vax 3, organizado por Sanofi Pasteur. Este es el caso de María Garcés-Sánchez, miembro del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), que considera que “cualquier impacto en el calendario vacunal a causa de la COVID-19 puede tener graves consecuencias”.

“Ninguna de las enfermedades que actualmente están incluidas en el calendario puede prescindir de la vacunación para decir que está completamente controlada”, señala Garcés-Sánchez desde su visión tanto de pediatra como de es investigadora del área de vacunas de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana. Se refiere a enfermedades infantiles y también a la gripe que, solo ella, provoca entre 6.300 y 15.000 muertes cada año en España.

En el caso de la gripe, cuyo solapamiento con el coronavirus puede implicar dificultades para diferenciarlas en el momento del diagnóstico, Garcés-Sánchez explica que “es fundamental priorizar la vacunación en grupos de riesgo, principalmente mayores de 65 años, mujeres embarazadas y enfermos con patologías crónicas, pero también debemos tener en cuenta la población pediátrica con indicación de vacunación”. En este sentido, considera importante “realizar una captación activa de pacientes que requieran ser protegidos e informar y aconsejar a los padres que pregunten por los beneficios de la vacunación antigripal”.

Además, insiste en que “ahora más que nunca, es importante que los profesionales sanitarios nos vacunemos de esta enfermedad respiratoria para proteger a nuestros pacientes”.

En niños y adolescentes

Una vez pasado lo peor de la pandemia, durante la que “muchos padres tenían mucho miedo de acercar a sus hijos a los centros de salud”, esta pediatra considera que “es fundamental que el calendario vacunal de los niños se siga cumpliendo” para evitar repuntes de enfermedades como el sarampión. “En España sólo hemos tenido casos de sarampión importados, una enfermedad cuya mortalidad supera con creces la de la covid-19. El que los niños hayan estado confinados, no garantiza que no exista el riesgo de aparición de un repunte del sarampión”, advierte la experta en vacunación.

En lo que se refiere a la recuperación del calendario de vacunación, la experta señala que será primordial evitar demoras, establecer pautas basadas en los intervalos mínimos entre vacunas para optimizar el acto vacunal y establecer un circuito rápido de vacunación. Además de que en las comunidades autónomas se establezcan protocolos consensuados para realizar la vacunación escolar este año.

Las complicaciones cardiovasculares asociadas a la gripe

En lo que se refiere a la gripe, Esther Redondo Margüello, miembro del grupo de trabajo de actividades preventivas de Semergen y jefa de sección del Centro de Salud y Vacunación Internacional del organismo autónomo Madrid Salud recuerda que “se relaciona clínicamente con una mayor probabilidad de padecer un evento cardiovascular, como pueden ser: infarto de miocardio, arritmias, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares”.

En concreto, la infección multiplica entre 6-10 veces el riesgo de infarto y por 3-8 veces el de ictus. También puede empeorar los síntomas de afecciones subyacentes y exacerbar enfermedades crónicas como, por ejemplo, la diabetes. Los colectivos de personas más afectados son los mayores de 65 años, quienes sufren patologías crónicas, y los menores de cinco años.

Esta experta señala la especial importancia que cobra ahora la vacunación antigripal. “La confusión de los síntomas de la gripe con los de la covid-19 puede suponer un retraso del diagnóstico de la covid-19”, advierte. También alerta del riesgo cardiovascular de que un mismo paciente se contagie de la gripe y del coronavirus. “La probabilidad de daño cardiovascular se va a incrementar exponencialmente”, afirma.

Los investigadores evaluaron el efecto de 51 estrategias personales, así como la posible influencia de 30 rasgos psicológicos, sociodemográficos y de comportamiento sobre la magnitud de la pérdida de peso y el tiempo durante el que se mantiene. Los datos incluidos en el estudio corresponden a personas que han conseguido reducciones de entre 20 y 30 kg, aproximadamente, y que han alcanzado un peso estable en torno a los 75 kg durante periodos de tiempo de varios años en la mayor parte de los casos.

Otras actuaciones útiles conllevan una cierta planificación, como el disponer en el hogar de alimentos saludables. O implican una mejora en la calidad de la dieta, como aumentar el consumo de vegetales. Ambos comportamientos coinciden con lo que recomiendan las guías oficiales. Y, aunque la literatura científica no es concluyente al respecto, también parece ayudar el desayuno regular, así como aumentar la ingestión de proteínas y de alimentos ricos en ellas.

Como cabía anticipar, también es positivo disminuir el tamaño de las raciones, controlar el peso con frecuencia y establecer objetivos concretos, tanto en lo relativo a la cantidad y tipo de alimento como a la actividad física. Esos comportamientos ayudan a perder peso y a mantenerlo a largo plazo.

Objetivos y autocontrol

En conjunto, permiten a las personas interesadas ejercer un cierto control sobre su evolución y ajustar su comportamiento al objetivo que se desea alcanzar. Para no tirar la toalla es importante también que los objetivos, tanto en lo relativo a la ingesta como al ejercicio, sean individualizados y realistas.

Cuando hay recomendaciones médicas de por medio, el peso perdido se mantiene más fácilmente a lo largo del tiempo, seguramente porque las personas a las que se les indica atribuyen sus problemas de salud al sobrepeso y están especialmente motivadas para recuperar la salud o no empeorarla.

Por el contrario, cuando se come en respuesta a estímulos de carácter emocional se pierde menos peso y resulta más difícil mantener la pérdida a largo plazo. Como es lógico, tampoco resultan de ayuda los festines o atracones ocasionales.

Finalmente, es interesante constatar que las personas concienzudas y meticulosas pierden peso con mayor facilidad que el resto, dado que esas personas son más capaces de autocontrolarse y, por lo tanto, les resulta más fácil adoptar y mantener los comportamientos que, a largo plazo, permiten conseguir las mayores pérdidas de peso.

Muy probablemente casi nada de lo dicho aquí resulte una novedad, pero reconforta el constatar que las recomendaciones dietéticas al uso demuestran su eficacia en la práctica. Al menos para quienes nos afanamos cada día en el difícil arte de quedarse con las ganas de comer un poco más.

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