Todavía hay vergüenza y dudas sobre este cambio, cuyos primeros indicios se confunden con estrés

FUENTE: Las Provincias

Las hormonas dominan el mundo. Hay etapas en la vida de una mujer que deben ser reconocidas, entendidas y llamadas por su nombre. Hay demasiados tabúes que rodean al cuerpo de la mujer y eso equivale a una gran falta de respeto». Esta tajante declaración fue realizada el año pasado por Penélope Cruz a la prestigiosa revista británica 'Tatler'. Se refería, sobre todo, a la menopausia, ya que ella, a diferencia de la práctica totalidad de las famosas, no ha tenido reparos en declarar que en los últimos tiempos ha notado que, a sus 46 años, tiene síntomas de la llamada perimenopausia, la antesala de la menopausia, que, como media, tiene lugar en torno a los 51 años.

Los primeros indicios, que pueden prolongarse durante años antes de que empiece a retirarse la menstruación, pasan desapercibidos para muchas mujeres, que los atribuyen a otras cuestiones, sobre todo al estrés. Unas no saben verlo debido a la falta de información acerca de todo lo que rodea a la menopausia, uno de los últimos tabúes. Y otras, simplemente, no se atreven: se sienten jóvenes, lozanas, con energía, y no quieren ni pensarlo...

Según explica Laura Ruiz de Galarreta, periodista y autora junto a Charo Izquierdo del libro '¿Soy yo o es que aquí hace mucho calor?' (Planeta), las primeras señales no suelen ser los evidentes sofocos. «Una ligera depresión, cambios de humor, reducción del deseo sexual, sequedad en la piel, fragilidad de las uñas, mayor caída de cabello de lo normal, insomnio... y hasta problemas de estómago», repasa. Todas estas molestias –y algunas más– se deben a los cambios hormonales previos a la menopausia... «¡Pero no lo sabes!». Laura habla desde la experiencia: ella tuvo lo que se conoce como una menopausia precoz a los 39 años (se llama así si ocurre antes de los 40 y temprana si tiene lugar entre los 40 y los 44) y, como periodista que es, se puso a investigar y buscar información. Casi no había. Para ella, saber los detalles del proceso es fundamental: quita muchos miedos y termina con ese tabú de la menopausia.

¿Parece exagerado usar la palabra tabú? Un sencillo ejercicio: ¿cuántas famosas –y muchas de ellas cuentan todos los detalles de sus operaciones, embarazos, amores y desamores– han dicho que estaban pasando por esa fase de su vida? ¿Cuántas compañeras de trabajo lo cuentan sin tapujos? ¡Si hasta hay familiares y amigas que se lo callan! Pero ¿por qué se 'oculta'? «Porque la menopausia todavía se asimila a la vejez. Esto viene de las épocas en las que la esperanza de vida era mucho menor y a los 50 años, cuando tenían la menopausia, a una mujer ya se la consideraba mayor», explica. Sin ir más lejos, en 1920 la esperanza de vida de las mujeres era de 42 años y en 1950, de 64. Así que el final de su vida fértil estaba pavorosamente cerca del de su vida en general (y en ocasiones no les daba ni tiempo de tener la menopausia). Ahora todo es distinto: la esperanza media de vida de las mujeres en España es de 86,2 años, con lo que pasarán muchas décadas sin la regla: «Una mujer a los 50 está ahora en la plenitud. Posiblemente se encuentre en un buen momento profesional, si tiene hijos ya estarán crecidos y es más libre. Es una etapa de florecimiento, vitalmente excelente», asegura la periodista.

Por no decir que, físicamente, algunos iconos mundiales de la belleza –Mónica Belucci (55 años), Claudia Schiffer (49), Salma Hayek (53), Elle McPherson (56), Sharon Stone (62)– están en edad de menopausia o incluso ya la han pasado hace tiempo... eso sí, sin decir ni mu. A excepción de Penélope Cruz y de su amiga Gwyneth Paltrow (47 años), que también se ha unido a la cruzada de la actriz española contra el muro de silencio sobre este tema, para sorpresa de muchos y muchas.

Porque la menopausia sigue sin ser un tema 'normal' de conversación. Y hay muchas causas para que así sea: por un lado, la palabra 'menopáusica' se usa –afortunadamente cada vez menos– como un insulto o en un contexto peyorativo, por el estereotipo que aún pervive sobre los cambios de humor y la irritabilidad. «Ahora menos, pero hasta hace muy poco era muy raro entrar en una librería y ver a una mujer hojeando y comprando un libro sobre menopausia, o leyéndolo en el metro a la vista de todos», indica Ruiz de Galarreta. Por vergüenza. Algunas hasta siguen teniendo tampones y compresas entre sus artículos de higiene para que su pareja no se entere. Difícil de creer, ¿no? «Sobre todo antes, muchos ginecólogos les decían a las mujeres que mejor no contasen a sus maridos que tenían la menopausia, porque se iba a romper el estímulo sexual del hombre... Tener contento al varón estaba por encima de todo», desvela Ruiz de Galarreta, y añade que aún queda algún espécimen así entre la clase médica. Es decir, la mujer estaba ligada al papel reproductor y, cuando dejaba de tenerlo, perdía valor y atractivo. Es algo cultural: en algunas castas de India, la mujer que llega a la menopausia celebra una fiesta, ya que se considera que alcanza un estatus superior.

Sólo el 1% recibe tratamiento

En Occidente todavía falta para que sea motivo de celebración. La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia asegura que queda mucho por hacer para que se lleve con naturalidad y sin dramas. Por eso, consideran que formar a los distintos especialistas sanitarios para que ayuden a las mujeres es fundamental.

Este organismo sostiene que solo el 1% recibe tratamiento durante la menopausia, cuando lo necesita al menos el 20%, la proporción que, según sus estimaciones, sufre síntomas «severos». Los más frecuentes son sofocos o sudoración excesiva, ciclos menstruales irregulares, insomnio, cambios en la figura corporal y exceso de peso, osteoporosis, alteraciones del ánimo, alteraciones urogenitales, cambios en la vida sexual, riesgo cardiovascular... La mitad de las mujeres los sufren en mayor o menor medida. Y, desde luego, no hay que 'aguantarlos' sin buscar ayuda médica, porque hoy en día todos pueden ser solucionados o aliviados. Láser, geles vaginales, terapias hormonales más locales y con menos efectos secundarios... Las molestias físicas deben ser atendidas, pero la mente también.

Júlia Pascual, psicoterapeuta, tiene entre sus pacientes a varias mujeres hundidas por la menopausia. «Les produce un gran complejo. Al no estar bien informadas, se sumen en la huida, la vergüenza y el miedo. Se lo toman como una debilidad», describe Pascual. Según argumenta, el tema de la regla es paradójico: por un lado, las mujeres pasamos la vida quejándonos de que es una lata, «pero, cuando se va, algunas me dicen: 'Yo hasta pagaría por tener otra vez la menstruación'». La psicoterapeuta subraya que es clave «la actitud» para llevar bien esta etapa: hacer ejercicio, cuidar la alimentación... «Es un momento en el que hay muchos mecanismos para gozar del sexo, de la vida...». Pero, para verlo así, debemos 'entrenar' desde niñas lo de querernos y cuidarnos. Por ese orden.

Edad media

51 años es la edad media a la que sobreviene la menopausia. Sin embargo, el 75 % de las mujeres sufre ya molestos síntomas entre los 45 y los 50, que incluso pueden llegar a adelantarse hasta los 40. El cambio no sucede de la noche a la mañana.

Para los hombres, los 50 son un punto de inflexión... mental

Los hombres no pierden la fertilidad en torno a los 50, como las mujeres, cierto. Pero para ellos esta edad también es un punto de inflexión que les puede suponer una crisis vital. «Es algo más psicológico. Es su momento de plantearse su vida, los logros conseguidos... y de empezar a replantearse cosas.Suele notarse cierto desmotivamiento», afirma Laura Ruiz de Galarreta. Lo llevan mejor que las mujeres por el hecho de que las señales de que entran en otra etapa no son tan físicas y evidentes.

En ocasiones se ha equiparado la andropausia con la menopausia, algo erróneo. No tiene demasiado que ver (salvo la terminación) y además lo de la andropausia tiene escasa base científica. Se refiere al síndrome de deficiencia de testosterona, que puede comenzar a partir de los 40-45 años y se prolonga hasta los 70. Los testículos reducen la producción de hormonas, pero muy lentamente. Disminución del deseo, cansancio, problemas de erección, pérdida de masa muscular y aumento de la grasa en el abdomen son algunas de las señales.

Farmacias abiertas y de urgencia más cercanas