Ser madre es una de las mejores cosas que te puede pasar en la vida, si es lo que deseas.

FUENTE: ABC

Tras el alumbramiento eres la mujer más feliz del mundo, o eso es lo que se espera que sientas, pero también puede darse el caso de que no te encuentres bien ni física ni psicológicamente. «Te puedes sentir mal, incómoda, insegura, descontenta con tu físico, y por qué no decirlo, puedes estar triste, cuando en realidad piensas que deberías estar todo el día sonriendo. Todo esto es normal y forma parte del puerperiolos 40 días después del parto en los que el cuerpo de la mujer poco a poco va volviendo a su ser», asegura el doctor Ignacio Adiego, ginecólogo de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza.

El especialista reconoce que en el postparto hay una serie de cambios físicos, hormonales y psicológicos que no son fáciles de asimilar en muchas mujeres. De hecho, advierte de que en estos casos lo peor es la incertidumbre, por lo que considera que siempre, lo mejor, es consultar con el especialista ante cualquier duda, e informarse al respecto durante el embarazo. «Como médicos tenemos que cuidar el aspecto físico y psicológico de la mujer, y acompañarlas, sobre todo en esa etapa del puerperio. Debemos contarles lo que puede pasar en su cuerpo y en su estado de ánimo, de cara a evitar la ansiedad ante las situaciones no conocidas», afirma el especialista.

Cambios hererdados del embarazo

En concreto, describe que tras el parto en el cuerpo de la mujer persisten una serie de cambios que vienen heredados del embarazo y que a la mujer, muy probablemente, le van a costar asimilar y recuperar, como por ejemplo el hecho de que la tripa presente alguna distensión de piel, o que el útero todavía se encuentre un poco abombado tras los primeros días del parto.

«Puede costar recuperar también la tripa, aparte de que se va a heredar algún kilo de más, y puede persistir algo de edema en tejidos, que hará que los primeros días tras el parto, añadidos al esfuerzo físico de dar a luz, más las secuelas que puedas tener por el mismo, como pequeños desgarros o la episiotomía, hagan que esos primeros días postparto no sean tan felices como te habían contado», reconoce el especialista de Quirónsalud Zaragoza.

En concreto, cita que una de las cosas que más ocurre y que más repercuten a nivel psicológico de la mujer es el no reconocer su cuerpo como el suyo. «Muchas mujeres se quejan de que cuando se quedaron embarazadas no tenían tripa, ni tampoco estrías, cuando ahora sí las tienen, o que el ombligo se les ha abierto un poco, o incluso han ganado unos kilos, a lo que habría que sumarle todo lo que conlleva tener que sacar adelante a un hijo», agrega.

A juicio del doctor Adiego, por ello es tan importante, o incluso más, cuidar el aspecto psicólogo de las madres, aparte del físico. «Muchas mujeres (40-70%) van a sufrir el ‘blues de la lactancia’ o la mal llamada depresión posparto como se conoce en la calle, y que en realidad nada tiene que ver con la verdadera depresión postparto, muchísimo más infrecuente. Se trata de un breve periodo transitorio en el que se combina la euforia con los momentos de tristeza, con el pensar que no vas a ser capaz de sacar todo adelante y relacionado con la revolución hormonal que está viviendo el cuerpo de la mujer», detalla el ginecólogo.

Principales dudas sobre el puerperio

Con todo ello, el experto de Quirónsalud Zaragoza lamenta que hoy en día sean pocas las mujeres que acudan a la consulta con dudas frente al puerperio, bien por vergüenza, o bien porque en España sigue siendo un tema tabú, como por ejemplo el tema de que en muchas mujeres pueden tener lugar escapes de orina, o otra serie de cosas que la mujer se guarda para sí, cuando en realidad, prácticamente todas tienen solución.

Sobre la vida sexual, el doctor Adiego reconoce que cada vez es más frecuente que las mujeres pregunten sobre el tema. Aquí señala que, además de los cambios propios del puerperio, como es una etapa en la que la mujer está más cansada, se duerme menos, puede que descienda la líbido, aunque con el tiempo todo vuelve a lo que era antes.

«Pero cuando se vuelve un poco a la normalidad y retoman las relaciones sexuales algunas ven que puede haber alguna molestia, dolor, o incluso falta de lubricación que antes no pasaba. Hay pacientes que preguntan, yo suelo comentar siempre cuando les doy el alta que al iniciarse en las relaciones es normal sentir molestias o tener problemas de lubricación», relata el experto.

Es más, recuerda que el estado hormonal de la mujer durante el puerperio puede asemejarse un poco al de la menopausia, donde descienden los niveles de estrógenos por la lactancia, ya que el cuerpo no se prepara para un nuevo embarazo, sino que trabaja por cuidar al recién nacido. «Esto hace que durante la lactancia por ejemplo la lubricación y la hidratación vaginal sean menores, y la líbido o deseo sexual también baje», puntualiza el ginecólogo de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza.

Sobre ésta y cualquier otro problema o duda que pudiera surgir, el doctor Adiego recomienda siempre preguntar al especialista, y a pesar del estado de pandemia, sobre el que las pacientes no deben tener ningún miedo a la hora de acudir al hospital, ya que todos los centros sanitarios españoles han diseñado circuitos libres de coronavirus, y en el caso concreto del Hospital Quirónsalud Zaragoza, cuenta con la certificación «Applus+ Protocolo Seguro frente al COVID-19’, al cumplir con los estándares más exigentes de desinfección frente a este virus, según remarca el especialista.

Es muy útil la fisioterapia de suelo pélvico, así como las técnicas de rehabilitación o las técnicas de terapia de dolor, por si persistiese dolor residual

Ya en el caso de que persistiera alguna complicación en la paciente, el doctor señala que lo primero que hay que hacer, sobre todo, es tranquilizar a la paciente, «porque cuando ocurre algún problema seguro que éste mejorará poco a poco» e incluso porque probablemente a lo largo del primer año de vida del bebe desaparezca del todo. También dice que es muy útil la fisioterapia de suelo pélvico, así como las técnicas de rehabilitación o las técnicas de terapia de dolor, por si persistiese dolor residual.

«Sólo en casos contados se requieren técnicas quirúrgicas para mejorar la incontinencia o las relaciones sexuales. Lo que hay que tener claro siempre es que todo, poco a poco, vuelve a su ser, aunque quizá cueste un poco. Y siempre ante la duda hay que preguntar», sentencia.

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