Al causar los mismos síntomas y producirse dentro de casa, la alergia a las mascotas y a los ácaros pueden confundirse

FUENTE: 20 Minutos

Al menos una de cada cuatro personas en España padece algún tipo de alergia. Entre las más habituales encontramos la alergia al polen (14% de la población), algunos medicamentos (6%), alimentos (4%), a las mascotas (6%) y a los ácaros del polvo (4%). Estas dos últimas tienen una peculiaridad, y es que ambas se dan sobre todo dentro del ámbito doméstico. Esto ha provocado que, según aseguran desde el Servicio de Alergología de los hospitales Quirónsalud Campo de Gibraltar y Córdoba, las consultas de este tipo de alergias se hayan incrementado considerablemente en los últimos meses debido al mayor tiempo que pasamos dentro de nuestros domicilios. Además, el hecho de darse dentro del hogar provoca que, en muchas ocasiones, se confundan y se atribuyan falsas alergias a las mascotas cuando en realidad se trata de alergias a los ácaros del polvo.

Alergias a las mascotas y los ácaros, en qué se diferencian

En realidad, los síntomas provocados por una u otra alergia son muy parecidos, y van desde los típicos síntomas respiratorios, como rinitis, estornudos, rinorrea… y, en casos más graves, cuadros asmáticos; a los dermatológicos, como picor de ojos, conjuntivitis o dermatitis. Por este motivo, es fácil confundir ambas alergias si se tiene una mascota en casa.

Si los síntomas se vuelven más severos o se manifiestan más claramente cuando estamos cerca de nuestra mascota, lo lógico es pensar que la alergia está producida por ella. Sin embargo, si nos dejamos guiar solo por esto, podemos atribuimos erróneamente el origen de los síntomas de la alergia al animal, cuando no es así, “es frecuente que venga un paciente enumerando síntomas tras el contacto con su mascota (perro, gato, hámster…) y, lo que en principio podría ser una alergia al pelo del animal, descubrimos que se trata de sensibilidad manifiesta a los ácaros del polvo”, explica el doctor Ignacio García Núñez, especialista en alergología de los hospitales Quirónsalud Campo de Gibraltar y Córdoba. “Las mascotas, sobre todo las de pelo largo, son como escobas, y a su paso van llevándose las partículas del suelo. Si, además, de ese movimiento, añadimos que algunas de ellas tienen más tendencia a ensuciarse, resulta que el paciente está acariciando una masa de ácaros y polvo doméstico. Gráficamente es como si estuviera abrazando una escoba”, asegura.

Por tanto, es mejor no separarnos de nuestro animal, algo que puede llegar a ser muy doloroso para las familias, sin antes asegurarnos de que se trata de una alergia provocada por él. Una prueba bastará para estar seguros.

¿Y si se confirma la alergia a nuestra mascota?

Dependerá del grado de la alergia, del apego que tengamos al animal… pero, siguiendo las indicaciones del médico y a no ser que se trata de un asma grave, en raras ocasiones nos recomendará drásticamente que dejemos que convivir con el animal, “no hay que echarle la culpa de la situación al animal ni tampoco provocar la salida del domicilio, pues esa pérdida genera ansiedad porque se le considera un miembro más de la familia”, explica el doctor García.

Además de que hay tratamientos antihistamínicos muy eficaces, podemos incluso llegar a ‘curar’ la alergia si seguimos adecuadamente un tratamiento a base de vacunas, “el especialista puede indicar un tratamiento médico que temporalmente solucionará el problema o, en segundo lugar, prescribir una vacuna determinada frente al epitelio específico. Esta última opción ofrece excelentes resultados y provocará que la convivencia con la mascota sea mucho más gratificante”, puntualiza.

Además, hay una serie de precauciones que podemos llevar a cabo en casa para minimizar las molestias:

  • Evitar tocar al animal y procurar lavarse las manos después de hacerlo.
  • No dormir con él y evitar que entre al dormitorio.
  • Limpiar frecuentemente las camas, cojines y utensilios del animal y ubicarlos en una zona apartada. Y también se deberá limpiar a menudo otras zonas por las que se mueve el animal, como muebles tapizados, alfombras, sofás...
  • Ventilar la vivienda a menudo y utilizar sistemas de purificación de aire.
  • Bañar a las mascotas al menos una vez por semana para reducir la cantidad de caspa -que es donde se deposita el alérgeno- que desprende.
  • Lavar la ropa que haya estado en contacto con los animales.

¿Y si la alergia es a los ácaros?

Si la alergia es a los ácaros y además tenemos mascota, además de llevar a cabo los tratamientos correspondientes y seguir los consejos anteriores, se deben llevar a cabo algunas precauciones destinadas a evitar que la concentración de ácaros sea grande, pues mientras la concentración de excrementos de ácaros -causantes de las alergias- se mantengan por debajo de 10 mg por gramo de polvo, es más difícil que causen alergias. Para ello deberemos:

  • Quitar el polvo a menudo. Y hacerlo con una bayeta o paño húmedo para no mover las partículas, sino retirarlas.
  • Aspirar a menudo, al menos una vez a la semana, suelo, alfombras, sofás, cojines, cortinas… y una vez al mes, los colchones. Hay aspiradoras con los famosos filtros hepa incorporados para ser más eficaces ante los ácaros.
  • Usar un protector de colchón antiácaros.
  • Evitar, en la medida de lo posible, las alfombras de pelo largoy tejidos naturales, como la lana, uno de los hábitats favoritos de los ácaros.
  • Lavar los textiles a menudo, sobre todo ropa de cama, pero también cortinas, peluches, etc.
  • Ventilar a diario, sobre todo las habitaciones, donde más ácaros a causa de la humedad y los textiles se concentran.
  • Mantener la humedad de la casa entre un 40-50%, y la temperatura en torno a los 20 Cº.
  • Utilizar un purificador de aire, con tecnología iónica, que ayudan a eliminar del aire ácaros e impurezas.

En general, cuanta más higiene en casa, mejor, pues además de que las mascotas pueden ayudar a diseminar los ácaros, hay que tener en cuenta que hay gente que puede ser alérgico a ambas cosas, pues padecer una alergia es un factor de riesgo para padecer más y estar sensibilizado a más sustancias.

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