Tener pesadillas es habitual, pero si estas aparecen con frecuencia e interfieren en nuestra calidad de vida, puede tratarse de un trastorno de pesadillas.

FUENTE: 20 Minutos

Tener pesadillas es algo normal, sobre todo durante la infancia y especialmente entre los tres y los diez años. También son más frecuentes en las mujeres. A partir de esa edad, lo normal es que disminuyan y que aparezcan de manera esporádica. Sin embargo, cuando las pesadillas se producen de manera reiterada y afectan a la calidad de vida, es decir, producen insomnio, angustia, ansiedad, etc. podríamos hablar de trastorno de pesadillas, una parasomnia poco frecuente, que afecta a entre 2 y el 5% de los adultos, pero que ocasiona una gran angustia a quienes lo padecen.

¿Cómo identificar un trastorno de pesadillas?

Una pesadilla es un sueño vívido y real que suele ocurrir en la segunda mitad de la noche cuyo contenido inquietante y angustiante nos suele despertar. En el momento de despertarnos estamos ansiosos, atemorizados, tristes… y el corazón está acelerado. Estas circunstancias suelen provocar que tardemos en volver a dormirnos. Por lo general, las pesadillas no ocurren más de una vez a la semana y no repercute de manera negativa en nuestra salud y estado de ánimo al día siguiente. Para hablar de un trastorno de pesadillas, se tendría que presentar los siguientes síntomas:

  • Ocurren de manera frecuente y por un largo periodo de tiempo.
  • Ocasionan angustia, no solo en el momento de despertarse, sino a lo largo del día.
  • Provocan ansiedad a la hora de dormir e insomnio por temor a tener más pesadillas
  • Producen problemas de concentración o memoria, ya sea por falta de sueño o porque pensamos reiteradamente en las pesadillas.
  • Somnolencia y fatiga durante el día.
  • Dificultades para llevar a cabo las tareas diarias, ya sea trabajar, estudiar, etc.
  • Problemas en el estado de ánimo, como depresión o ansiedad, sobre todo a largo plazo.

La presencia de estos síntomas -o algunos de ellos- deberán ser consultados con un médico.

¿Por qué se producen?

Son varias las causas que pueden desencadenar un trastorno de pesadillas. Además, hay personas que, por herencia familiar o por padecer otro tipo de trastornos, son más propensas a padecerlo. Los factores desencadenantes pueden ser:

  • El estrés o la ansiedad. Exceso de trabajo, cambios importantes… si estos ocasionan una tensión extra pueden desencadenar un trastorno de pesadillas.
  • Eventos traumáticos. Las pesadillas pueden aparecer con frecuencia después de un accidente, la pérdida de un ser querido… por eso son habituales en personas que padecen estrés postraumático.
  • Abuso de sustancias, tanto alcohol como drogas recreativas. La abstinencia de estas sustancias, especialmente si se hace de manera abrupta, también puede desencadenar un trastorno de pesadillas.
  • Falta de sueño. La falta de sueño o tener horarios irregulares puede empeorar la calidad del sueño, provocar despertares frecuentes y aumentar el riesgo de padecer pesadillas con frecuencia.
  • Tomar ciertos medicamentos, como algunos antidepresivos, betabloqueantes, medicamentos para tratar la enfermedad de Parkinson, opiáceos… pueden desencadenar pesadillas.
  • Padecer otros trastornos o enfermedades predispone a padecer trastorno de pesadillas, sobre todo trastornos mentales -como depresión, ansiedad, trastorno bipolar o esquizofrenia-, trastornos del sueño -como narcolepsia, apnea de sueño...- u otras enfermedades, como las cardiovasculares, el cáncer o las que producen dolor crónico, que suelen interferir en la calidad del sueño y provocar despertares frecuentes.

¿Cómo se trata el trastorno de pesadillas?

Una vez diagnosticado este trastorno, el tratamiento para abordarlo deberá ser multidisciplinar, pues pueden verte implicados varios especialistas, como el psicólogo, el psiquiatra, el neurólogo, etc. En general, el tratamiento puede constar de:

Tratamiento farmacológico. Hay estudios que relacionan el trastorno de pesadillas con varios sistemas de algunos neurotransmisores, la norepinefrina, la serotonina y la dopamina, así como con la actividad en redes neuronales en algunas regiones del cerebro. Por ello, y porque a menudo el trastorno está relacionado con otras enfermedades psiquiátricas, se puede prescribir algún medicamento, como prazosina, clonidina, trazodona, nefazodona, antipsicóticos, etc.

Tratamiento psicológico. Un tratamiento psicológico puede ayudar mucho a manejar el estrés y a la ansiedad con asesoramiento, técnicas de reducción de estrés y ansiedad como la relajación muscular profunda progresiva, terapia de ensayo en imaginación -que consiste, básicamente en ensayar cómo cambiar los finales de las pesadillas para que no sean amenazadoras; o la terapia cognitivo-conductual, de desensibilización sistemática, etc.

Además, se deberán llevar a cabo en casa una buena higiene del sueño siguiendo una rutina o ritual al acostarse -dormir siempre a la misma hora, no cenar tarde…-, no tomar comida o bebidas excitantes o realizando actividades que ayuden a conciliar el sueño y rebajar el estrés, como el yoga, la meditación, etc.

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