Apenas se han detectado infecciones por gripe o por virus sincitial, que provoca bronquiolitis en los niños. Los expertos achacan este descenso al uso de las medidas de protección contra la covid-19

FUENTE: El País

No hay rastro del virus de la gripe. Tampoco del virus sincitial, que a estas alturas tendría que estar haciendo estragos en los bronquiolos de los más pequeños. Solo el Sars-Cov-2, el coronavirus causante de la actual pandemia mundial, se deja ver en las consultas y en los laboratorios de microbiología. Según los informes de vigilancia epidemiológica del Instituto Carlos III, los laboratorios españoles solo han reportado dos casos de virus sincitial este otoño, mientras que el año pasado, por estas fechas, ya se contabilizaron 280. El Sistema de Vigilancia de la Gripe de España (SVGE) solo ha notificado un caso de esta enfermedad; el año pasado, eran ya 65 casos. Médicos y virólogos sostienen que las medidas de protección contra la covid-19, que también sirven para proteger de otros virus respiratorios, están detrás de esta caída de la incidencia de otros patógenos.

Los sistemas de vigilancia de los virus respiratorios no notifican todos los casos de forma individual, sino que funcionan como una red centinela que detecta una muestra suficiente para calcular la incidencia real y la circulación del virus. A estas alturas, insisten los expertos consultados, ya habría casos de gripe. “Sin embargo, el virus de la gripe es impredecible y ya hemos tenido antecedentes de circulación muy baja de virus gripales este siglo, en la temporada 2000-2001”, apunta el Instituto de Salud Carlos III en una nota en su web. De hecho, el pico epidémico de la gripe suele producirse entre la semana 2 (segunda de enero) y la 6 (segunda de febrero).

Por su parte, el virus sincitial tendría que estar ya en pleno apogeo. “En este momento, estarían los servicios de pediatría y las urgencias llenos de niños con infecciones respiratorias por virus sincitial. Pero este año no hemos visto ni uno. Las medidas contra el coronavirus son eficacísimas para esto también”, sostiene Carlos Rodrigo, director clínico de Pediatría en el hospital Germans Trias i Pujol de Badalona.

Los expertos admiten que este descenso no les ha pillado desprevenidos. En los países del hemisferio sur ha habido “un descenso brutal”, explica Juan García Costa, vocal de la Sociedad Española de Virología. Desde su laboratorio del Hospital de Ourense, García Costa ni siquiera ha detectado la presencia de otros coronavirus diferentes al SARS-CoV-2. “Los virus respiratorios tienen una secuencia conocida: empieza el sincitial en octubre y noviembre, asciende y luego baja y deja paso al de la gripe. Después del de la gripe, vienen otros, como el adenovirus, el metaneumovirus y el paramixovirus… Y después, llegando el verano, el enterovirus”, enumera. Ahora, sin embargo, no se detecta ninguno. Solo, si eso, el rinovirus (el que provoca el catarro común), aunque en menor medida.

“Al rinovirus la mascarilla y el gel hidroalcohólico no le hacen mucho. Se aerosoliza mucho y no tiene pared, y los geles funcionan sobre la pared del virus”, defiende Rodrigo. Ana Martínez, jefa del Servicio de Control Epidemiológico de la Subdirección de Vigilancia y Respuesta a Emergencias de Salud Pública de Cataluña, coincide en que han detectado casos de rinovirus, pero muchos menos que de costumbre. “No hemos visto ni un virus gripal. Solo rinovirus y algún adenovirus, que también provoca conjuntivitis, sobre todo en niños. Tienen una difusión mayor y los vemos en niños pequeños y hay que recordar que los menores de seis años no usan mascarilla. Una explicación es que son tan habituales y circulan tanto, que los niños están haciendo de transmisores”; apunta Martínez. El Pla de Información de las infecciones respiratorias agudas en Cataluña (Pidirac) ha identificado este otoño (hasta la semana 48) 35 virus respiratorios —el año pasado, por estas fechas, eran 121—: ocho casos de infección respiratoria por Sars-Cov-2, 17 rinovirus, ocho adenovirus y dos metapneumovirus. Este último puede provocar febrícula y dificultad respiratoria en las vías altas y bajas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) admite que la actividad de la gripe “se ha mantenido en niveles más bajos de lo esperado para esta época del año”, aunque pide “cautela” a la hora de analizar los datos a causa del impacto de la pandemia. “Las diversas medidas de higiene y distanciamiento físico implementadas por los Estados miembros para reducir la transmisión del virus del SARS-CoV-2 probablemente hayan contribuido a reducir la transmisión del virus de la gripe”, apunta en sus informes.

Los expertos consultados coinciden con la OMS en que las medidas de protección, como la mascarilla, la caída de la movilidad y la bajada de la interacción social, están detrás de la escasa presencia de otros virus respiratorios. “La percepción desde la consulta es que ha habido una disminución de los casos diarios. Después del boom de la covid-19 en la segunda ola, cuando bajamos la curva, dejamos de ver casos con síntomas respiratorios. Entiendo que es por las medidas de protección. Todos los años recomendamos usar mascarilla, pero este año hay más sensibilidad, claro”, resume José María Molero, del grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.

Otra hipótesis, aunque sin evidencia científica suficiente es la llamada “toma de nicho ecológico”. “Hay teorías que dicen que la aparición masiva de un virus [como el Sars-Cov-2] no deja nicho para otros virus. Pero no está demostrado y no explicaría el descenso brutal. Seguro que esto es por el uso de medidas de protección”, insiste García Costa.

Más vacunados de la gripe

El aumento de la vacunación de la gripe, sugieren los expertos, también ha podido tener un efecto en la baja circulación de este virus en la calle. Según el Ministerio de Sanidad, en la población más vulnerable, los mayores de 65 años, la vacunación se sitúa ahora mismo en el 65%, 10 puntos más que el año pasado.

“Es de esperar que esto también influya en el impacto de la gripe en la población, especialmente en grupos recomendados de vacunación. Aun así, es pronto para valorarlo. Los cálculos de la efectividad y el impacto de la vacuna estacional cada año no son posibles hasta bien entrada la temporada”, apunta el Instituto de Salud Carlos III en una nota sobre la temporada de gripe. “Cuanto más vacunada está la población, siempre es más difícil que circule el virus. Influye seguro, pero esta vacuna no tienen tanta efectividad como para reducir la incidencia a cero casos”, coincide Martínez. Y apunta, más bien, a la “sensibilización” de la población ante los estudios científicos que advertían de que la covid-19 podía complicarse con una coinfección de gripe.

“Seguro que aislaremos casos de gripe, pero no creo que haya circulación”, sostiene Martínez. Y advierte de que la relajación de las medidas de protección estas navidades puede hacer incrementar la curva epidémica de covid-19 y, como daño colateral, también puede crecer la circulación de otros virus respiratorios.

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