El último post de 2020 de los expertos del blog “Salud y prevención” analiza la relación entre dieta, dieta mediterránea y enfermedades cardiovasculares, patologías que causan la mayor mortandad en el mundo

FUENTE: EFE Salud

Aunque no nos lo creamos, las enfermedades cardiovasculares representan la gran pandemia de este siglo XXI.

Son la principal causa de defunción en todo el mundo, también en España, muriendo más personas por alguna de estas enfermedades que por cualquier otra causa, lamenta la OMS.

En concreto, la institución sanitaria las define como “un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos” que se clasifican en: Hipertensión arterial (presión alta); cardiopatía coronaria (infarto de miocardio); enfermedad y accidente cerebrovascular (ictus); enfermedad vascular periférica; insuficiencia cardíaca; cardiopatía reumática; cardiopatía congénita; miocardiopatías.

Según datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), a mayor edad, mayor es el riego de sufrir una enfermedad cardiovascular, registrándose en España más de 10 millones de personas con patologías relacionadas con el corazón.

A este respecto, la doctora Pilar Tornos, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona, recuerda que por regla general los problemas cardiovasculares a menudo se deben a la ‘aterosclerosis’, una afección que ocurre cuando la grasa y el colesterol se acumulan en las paredes del vaso sanguíneo (arteria), dando lugar a unas placas que, con el tiempo, pueden estrechar los vasos sanguíneos y causar problemas en todo el cuerpo.

“Si una arteria resulta obstruida, puede llevar a que se presente un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular”, advierte la experta.

Desde la Asociación Americana del Corazón subrayan que la formación de estas placas de colesterol y las enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos se pueden prevenir: No fumar; disminuir la presión arterial si es elevada; dieta saludable; ser físicamente activo; mantener peso saludable; chequeos médicos en forma regular; etc.

De hecho, la Fundación Española del Corazón (FEC) alerta sobre la importancia de mantener una buena alimentación, ya que según resalta, la calidad de la dieta influye directamente en la salud de nuestro corazón, “pudiendo llegar a reducir hasta un 30 % el riesgo de enfermedad cardiovascular y disminuir hasta un 70 % las probabilidades de volver a padecer una patología cardiovascular”.

“Una dieta equilibrada es la dieta de estilo mediterráneo, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010, a la cual se le atribuyen múltiples propiedades saludables, como la disminución de enfermedades cardiovasculares”, según defiende.

Así, la jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona describe que la dieta mediterránea se basa en una alimentación rica en frutas y en verduras, legumbres, frutos secos, pescado, fibra, aceite de oliva y reducción de las carnes rojas.

“Está bien demostrado que la adopción y mantenimiento de una dieta de estas características, ajustando la ingesta calórica al peso ideal, disminuye un 10 % la incidencia de cardiopatía y su mortalidad derivada. Una recomendación básica es la necesidad de controlar el peso, considerándose un peso saludable el que se sitúa en un índice de masa corporal entre 20 y 25 Kg /m2”, apostilla la experta.

A su juicio, además, está claro el papel protector de las frutas y de las verduras, llegando incluso a recomendarse como hábito saludable la ingesta de 3 a 5 raciones diarias en la dieta.

“La ingesta de grasas saturadas, y sobre todo las llamadas transaturadas o ‘trans’, presentes en los alimentos precocinados, deberían sustituirse por grasas poliinsaturadas, como los omega 3 y los fitoesteroles, presentes en plantas y pescados”, defiende.

Por otro lado, mantiene que debería utilizarse el aceite de oliva antes que cualquier otro tipo de grasa para cocinar o condimentar, al mismo tiempo que subraya que los frutos secos también tienen un efecto protector, aunque debe vigilarse su elevado contenido calórico.

“La inclusión de pescado en la dieta, al menos una vez por semana, se asoció también a reducción del riesgo cardiovascular. Las bebidas azucaradas y los azucares en general deberían limitarse”, agrega.

Eso sí, según reconoce la doctora Tornos, existen dudas sobre el efecto protector de la adición de vitaminas: “Aunque se ha hablado del posible beneficio de la vitamina A, E y D, no se ha demostrado que el tomar suplementos vitamínicos tenga un beneficio adicional sobre una dieta mediterránea bien llevada a cabo”.

Con todo ello, la cardióloga destaca que, “a la luz de los conocimientos y de las evidencias actuales”, lo que parece claro es la necesidad de mantener un peso controlado y seguir una dieta cardioprotectora y para realizarlo valora contar con la ayuda de un especialista.

Para ello, pide no tener miedo por la pandemia, dado que los centros sanitarios han diseñado circuitos libres de coronavirus, y en el caso concreto del Hospital Quirónsalud Barcelona, donde trabaja, éste cuenta con la certificación ‘Applus+ Protocolo seguro frente a la COVID-19’, que le acredita como centro seguro frente al contagio de coronavirus, al cumplir con los estándares de desinfección más exigentes.

Qué sucede con las dietas veganas y vegetarianas

Sobre la tendencia creciente en la población de apostar por dietas vegetarianas o veganas, esgrimiendo en su defensa posibles efectos beneficiosos sobre la salud, la doctora Tornos aclara que “pueden ser perfectamente saludables si son bien controladas, pero hasta el momento no han demostrado ser superiores en protección cardiovascular a la dieta mediterránea habitual”.

En concreto, cita que la dieta vegetariana rechaza el consumo de carne, pero en muchos casos acepta el consumo de otros productos de origen animal como pescado, huevos y productos lácteos.

“Bien aplicada, controlando los posibles efectos nocivos como en algunos casos déficits de hierro o vitamínicos, es muy eficaz en la reducción de peso y mantenimiento de un peso corporal estable, aparte de que mejora el perfil lipídico, disminuye la hipertensión arterial, y por tanto tendría globalmente un efecto beneficioso sobre la salud cardiovascular”.

En cuanto a la dieta vegana, caracterizada por la abstención absoluta de productos de origen animal (carne, lácteos, miel, pescado o huevos), la cardióloga señala que las personas que la siguen suelen ser delgadas y tienen niveles de presión arterial y colesterol más bajos; lo que podría suponer un efecto cardioprotector.

“Es conocido sin embargo el riesgo de carencias vitamínicas en este tipo de dieta, especialmente de vitamina B12. Ésta debe ser siempre suplementada dado que su carencia se asocia a un riesgo vascular elevado”.

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