La quemadura cutánea es una de las consultas sobre situaciones que escuchamos con frecuencia en la farmacia. Por tanto, resulta imprescindible que el farmacéutico comunitario participe en la educación de sus pacientes para el tratamiento de las quemaduras.

La quemadura es una lesión en la piel o en tejidos subyacentes. Cuando tiene lugar, se produce un incremento de la permeabilidad y vasodilatación, que, pasadas las primeras horas tras el accidente, continua con un aumento del calor y la aparición de edema. Cuanto más profunda y extensa es la quemadura más se acentúan estos fenómenos inflamatorios que impiden las funciones fundamentales de la piel (protege de agentes externos, regula la temperatura corporal sintetiza vitamina D, etc.), así como provocar alteraciones en el organismo.

Tipos de quemaduras cutáneas

Hay situaciones en las que nos podemos quemar como cuando nos bañamos con agua muy caliente, al cocinar o utilizando productos de limpieza de forma poco cuidadosa. Sin embargo, no producen la misma quemadura en la piel, es por ello que la causa, la profundidad, la extensión y la zona del cuerpo en la que se localice esta lesión son importantes para poder determinar su gravedad.

1. Causas

Entre las diferentes causas que con mayor frecuencia producen las quemaduras son las siguientes:

  • Térmicas son las que aparecen con mayor frecuencia causadas por el contacto directo con una fuente de calor como un sólido caliente (quemadura profunda y poco extensa), líquido caliente (menos profunda pero más extensa), el fuego o, por otro lado, fuentes de frío o congelación. En el caso de las quemaduras producidas por el fuego, es importante asegurarse que la persona no ha inhalado humos o gases calientes. Además, los mecanismos de fricción o rozamiento también pueden llegar a ocasionar quemaduras térmicas.
  • Eléctricas son aquellas en las que pasa una corriente eléctrica a través del organismo. A diferencia de las térmicas, estas ocurren con poca frecuencia debido a que requiere sistemas de alto voltaje y tienen una elevada morbimortalidad. El daño real existente en el cuerpo no está relacionado con la superficie corporal quemada ya que el efecto eléctrico tiene otras implicaciones más graves tras la lesión inicial como las arritmias o la tetania muscular.
  • Químicas pudiendo ser ácidos (ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, etc.) o bases (sosa cáustica, potasa, amoníaco, etc.) cuando están en grandes cantidades. En concreto, los álcalis (bases) producen quemaduras más profundas y progresivas, pero en general son graves y con una elevada morbilidad. Además, estas sustancias químicas pueden ocasionar lesiones respiratorias o intoxicaciones.
  • Radiaciones ionizantes o por exposiciones solares producidas por rayos infrarrojos que alcanzan la piel.

 

2. En función de la profundidad de las quemaduras

Las quemaduras no presentan homogeneidad en la profundidad de la zona afectada del cuerpo, pudiendo afectar a las estructuras más externas (superficial) o internas (profundas) de la piel. En los casos más graves también afectan a tejidos subyacentes.

  • Quemaduras de primer grado. Son aquellas que afecta a la epidermis cursan con piel caliente y seca, sin exudados y se blanquea cuando se presiona. La persona experimenta dolor, quemazón, dolor urente y escalofríos. Presentan una buena evolución, con una curación a los 5 o 7 días siguientes y sin secuelas.
  • Quemaduras de segundo grado. A diferencia de las de primer grado, estas afectan tanto a la epidermis como a la dermis.
    • Superficiales. En concreto, cuando son superficiales no afectan a los folículos pilosebáceos y curan entre los 7-21 días. Las personas suelen experimentar hipersensibilidad y alodinia (sensación de dolor en situaciones en las que no deberían causar dolor) en cuya quemadura se forman ampollas o flictenas acompañadas con eritema, con un color lecho rosado, liso, brillante y exudativo.
    • Profunda. Las terminaciones sensitivas superficiales están destruidas, por lo que generalmente son dolorosas, aunque menos molestas que las superficiales. Las lesiones presentan diferentes tonalidades (desde rojo brillantes a áreas blanquecinas o marrones y flictena). Precisan de 15 días a 2-3 meses para su completa curación quedando una cicatriz al curar completamente.
  • Quemaduras de tercer grado. La piel queda completamente destruida afectando a todas sus estructuras, en la que el paciente no siente dolor, pero se forma una escara con tacto seco que va del color blanco nacarado a negro. Debido a su profundidad precisan de tratamiento quirúrgico.
  • Quemaduras de cuarto grado. Aquellas lesiones que afectan también a estructuras como músculo, tendón, hueso o cartílago.

Las quemaduras pueden evolucionar y progresar a las 48-72 horas tras el accidente, por lo que, para evaluarlas correctamente, es preciso valorarlas de nuevo a las 24-48 horas.

 

3. Extensión de la quemadura

El cálculo aproximado de la superficie corporal total quemada (SCTQ) se calcula empleando diferentes herramientas y se indica con un porcentaje. La herramienta más utilizada en adultos es la Regla del 9 de Wallace en la que se asignan múltiplos del 9 a las zonas corporales.

Mediante el SCTQ se hace una distinción entre los grados II, III y IV, sin tener en cuenta las quemaduras de primer grado ya que no presentaran repercusión sistémica ni dejan secuelas dérmicas. Mientras que cuanto mayor es el porcentaje, la quemadura tiene una mayor extensión y finalmente, existe un incremento del riesgo por las repercusiones sistémicas graves e inmediatas.


4. Gravedad

Se debe tener en cuenta que las quemaduras pueden ser leves, moderadas o graves y prestar especial atención cuando estas sean extensas especialmente en las personas de edades en los extremos (durante la infancia o senectud) ya que presentan características especiales.

Esto se debe a que los niños de menor edad, que tienen una mayor proporción de superficie corporal respecto a la masa corporal total, sumado a que tienen un sistema termorregulador inmaduro, la pérdida de calor es fácil y rápida respecto a su producción. En cambio, los ancianos tienen disminuido el metabolismo basal que conlleva una reducción de producción de calor. Es decir, que las personas de edades en los extremos tienen mayor facilidad de desarrollar un shock térmico respecto a otras franjas de edad.

 

Recomendaciones ante una quemadura

Evitar las quemaduras es la mejor forma de prevenirlas, es por ello que el uso de detectores de humos, instalar protectores de seguridad en las tomas de corriente, leer las etiquetas de los productos de limpieza donde se sitúan los símbolos de precaución o limitar la temperatura de los grifos de agua caliente son algunos ejemplos.

Todo el mundo sabe que se pueden prevenir, pero cuando se producen de forma accidental, el farmacéutico comunitario puede ayudar a guiar a los pacientes para facilitar y mejorar el cuidado de las quemaduras cuando se trata de quemaduras de primer grado. A continuación, se recomienda seguir las siguientes indicaciones:

  • Aleja a la persona de la fuente de la quemadura.
  • Retira la ropa, especialmente material que arde sin llama (sintéticos), así como elementos metálicos (anillos, pulseras y colgantes).
  • Enfría la herida con suero o agua potable a 15-20ºC durante 20-30 minutos.
  • Sumérgela en agua fría hasta que ceda el dolor.
  • Lávala con agua o suero salino, en caso de la existencia de cuerpos extraños, con agua y jabón.
  • Protege la piel cubriéndola con gasas, venda estéril o apósitos para el tratamiento sintomáticos de quemaduras de primer grado.
  • Mantén hidratada la piel.

Asimismo, se pueden recomendar el uso de analgésicos para aliviar el dolor y antihistamínicos para el prurito. Sin embargo, no se recomiendan antisépticos ni antibióticos tópicos para quemaduras de primer grado, además de que estos últimos precisan de receta médica.

Cuando se trata de quemaduras de segundo, tercer y cuarto grado es necesario que se acuda a un hospital para asegurar un correcto tratamiento con el menor riesgo posible.

 

 

FUENTE

  1. Guías clínicas, quemaduras. Fisterra.
  2. Servicio Andaluz de Salud. Guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras. Consejería de Salud. Junta de Andalucía; 2011.
  3. Fernández Santervás Y., Melé Casas M. Quemaduras. Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP).

 

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