La cadera de los recién nacido no está todavía desarrollada ni osificada, sino que está formada casi en su totalidad por cartílago. El desarrollo se completa en los meses siguientes a su nacimiento. En algunos casos, la cabeza del fémur, que debe encajar en la pelvis, está mal encajada al nacer, y la cadera se forma de manera incorrecta. Cuando esto ocurre, los médicos hablan de displasia evolutiva de cadera, que puede estar presente al nacer -lo más común- o desarrollarse posteriormente. Este término engloba, según afirma la Asociación Española de Pediatría, varios conceptos:

Cuando hay una displasia de cadera y esta no se corrige, los bebés podrían presentar una pierna algo más larga que otra, una cadera menos flexible y al empezar a caminar, hacerlo con cojera, pero no será doloroso. En la adolescencia y la edad adulta, pueden presentarse otros problemas en la articulación, como osteoartritis o desgarro del labrum de la cadera. Con el tiempo, puede requerir la sustitución de la cadera por una prótesis.