Es una época de "alto riesgo nutricional", según advierte la Asociación Española de Pediatría (AEP). En esta etapa "se adquiere el 50% del peso definitivo, el 25% de la talla, y el 50% de la masa esquelética".

FUENTE: 20 Minutos

La adolescencia no suele ser una edad fácil para nadie. Ni para los adolescentes, ni para sus padres. Es una época de "alto riesgo nutricional", según advierte la Asociación Española de Pediatría (AEP), ya que es cuando acontecen importantes cambios a nivel físico, hormonal, y también a nivel sexual, social y psicoemocional.

"La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocionales, sociales y fisiológicos. Respecto a los cambios fisiológicos, tenemos que tener en cuenta la alimentación, pues en esta etapa los requerimientos nutricionales para hacer frente a esos cambios y asegurar un aporte de energía y nutrientes adecuado cobra un papel muy importante para evitar situaciones carenciales, que puedan ocasionar alteraciones y trastornos de la salud", advierte Elena Pérez Montero, nutricionista del Servicio de Endocrinología, Diabetes y Nutrición del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

En concreto, según describe la AEP, este periodo se caracteriza por un gran aumento en la velocidad de crecimiento corporal: "Se adquiere el 50% del peso definitivo, el 25% de la talla, y el 50% de la masa esquelética. Además, se asiste a un cambio en la composición corporal diferente en función del sexo, con un notable incremento de la masa magra en los varones y de la masa grasa en las mujeres, que hace que los requerimientos de energía y nutrientes no sólo sean muy elevados, sino diferentes en uno y otro sexo".

Por eso la alimentación del adolescente debe favorecer un adecuado crecimiento y desarrollo y debe promover hábitos de vida saludables para prevenir los trastornos nutricionales. “Esta etapa puede ser la última oportunidad de preparar nutricionalmente al joven para una vida adulta más sana”, subraya la Asociación Española de Pediatría.

"Esta etapa puede ser la última oportunidad de preparar nutricionalmente al joven para una vida adulta más sana"

En esta época pueden adquirirse nuevos hábitos de consumo de alimentos, debido a varios factores: influencias psicológicas y sociales de los amigos y compañeros; el hábito de comer fuera de casa; el rechazo a las normas tradicionales familiares, la búsqueda de autonomía y un mayor poder adquisitivo.

A juicio de la experta de Quirónsalud, se debe hacer frente a la alimentación del adolescente conociendo los requerimientos nutricionales, sabiendo elegir los alimentos que garantizan una dieta suficiente en energía y nutrientes, organizando y estructurando las comidas a lo largo del día. "Cuanto mayor es la persona a las que se quiere hacer llegar la información, más difícil resulta lograr el cambio", subraya.

Recomendaciones

La especialista en Endocrinología y Nutrición, Elena Pérez Montero, hace hincapié en el papel de los padres en la formación de los hábitos alimentarios de sus hijos y de un estilo de vida saludable es esencial. "Deben estimularlos a comer de todo", afirma, al tiempo que aporta las siguientes recomendaciones para lograr una alimentación saludable en el adolescente:

  1. Es vital vigilar los excesos para no caer en el sobrepeso o la obesidad.
  2. La familia debe supervisar el tipo de dietas que siguen los adolescentes, para evitar que hagan combinaciones de alimentos poco convenientes o muy monótonas con la finalidad de adelgazar o de parecerse a determinados estándares. Estas dietas pueden provocar importantes deficiencias de nutrientes, hacer caer en inapetencias peligrosas e incluso propiciar el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria.
  3. Se debe evitar hacer de la comida una situación de conflicto que interfiera con las relaciones afectivas. Comer es una necesidad, pero también un placer. La comida debe aportar las cantidades en energía y nutrientes que el organismo necesita, pero también el bienestar psicosocial que supone un plato gastronómicamente bien preparado, consumido en un lugar agradable y en buena compañía.
  4. Hay que comer de todo, cuanta mayor variedad de alimentos en la dieta, mayor es la posibilidad de que sea equilibrada y contenga los nutrientes que necesitan.
  5. Comer sólo lo que nos gusta es una mala práctica nutricional, perdemos recursos y facilita el aburrimiento y las elecciones de alimentos menos saludables.
  6. Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo tenga los nutrientes necesarios, en función de sus exigencias.
  7. Hay que variar las formas de preparación de los alimentos utilizando distintos procedimientos culinarios: asados, hervidos, a la plancha, guisados, y no abusar de los fritos. Potenciar el consumo de alimentos crudos (ensaladas, gazpacho, sopas frías…).
  8. En el plan de comidas debe haber una presencia de alimentos con proteínas de origen animal (lácteos, carnes, huevos y pescados), en equilibrio con los alimentos de origen vegetal (cereales, legumbres, verduras y frutas).
  9. Los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, legumbres) introducen variedad gastronómica y son esenciales en una buena nutrición por su aporte de energía y su participación en múltiples procesos del organismo. Se debe preferir escoger aquellos completos, integrales y sin refinar, que son una fuente de fibra.
  10. Las frutas y ensaladas deben formar parte constante del menú.
  11. El agua es necesaria para nuestro organismo y es la mejor bebida. Las comidas deben acompañarse siempre de agua. Las bebidas alcohólicas, incluso las de baja graduación, no deben consumirse nunca.
  12. El consumo de dulces, refrescos y snacks debe ser lo menor posible, no utilizarlo como premio o como vía para entretener a los adolescentes. Controlar el exceso de grasas, azúcar y sal. El abuso de la comida rápida es uno de los grandes problemas en la sociedad actual, pues contribuye a la formación de malos hábitos alimentarios, a no tener ganas de probar otros alimentos además de favorecer la obesidad.
  13. Hay que estimularles para que lleven una vida activa y dediquen parte de su ocio a la práctica de algún deporte; el movimiento es vital para en esta etapa de crecimiento fomentar una vida más saludable, mejorar la musculatura y los huesos y no tener dolencias en las articulaciones, además de ser una forma de liberar tensiones y mejorar el rendimiento.

Así con todo, la nutricionista Elena Pérez Montero, aconseja acudir a un especialista en caso de que el adolescente no quiera comer correctamente o presente cualquier problema en este sentido, y a pesar de la pandemia, pues según recuerda, los centros sanitarios han diseñado circuitos libres del virus. Además, Quirónsalud Madrid cuenta con el sello ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’ que acredita su cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.

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