Este año se cumplen 100 años de la inmunización universal contra la tuberculosis con la vacuna BCG, la más utilizada en los países con alta incidencia. Carlos Martín, investigador de la Universidad de Zaragoza, lidera el desarrollo de una nueva inyección profiláctica, MTBVAC, que avanza como candidata alternativa más eficaz.

FUENTE: Sinc

Casi 4.000 personas mueren cada día a causa de la tuberculosis, o lo que es lo mismo, alrededor de un millón y medio de personas al año. Se trata de la infección más prevalente en el mundo y una de las diez principales causas de muerte, a pesar de que es curable y prevenible. Excepto el año pasado con la aparición de la covid-19, en los últimos 200 años ha sido la enfermedad más mortífera de las que existen.

Causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones, su incidencia es difícil de conocer: se considera que uno de cada cuatro habitantes del planeta está infectado y que un 10 % de estos desarrollará la patología a lo largo de la vida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque la mayoría de los casos ocurren en países de renta baja, está presente en todos los territorios y grupos de edad. En 2019, se estima que enfermaron 10 millones de personas en todo el mundo: 5,6 millones de hombres, 3,2 millones de mujeres y 1,2 millones de niños.

MTBVAC es una vacuna viva atenuada genéticamente modificada, derivada de una cepa clínica. En estudios preclínicos ha demostrado que confiere mayor protección frente a la tuberculosis que la BCG

La vacuna actual para prevenir la tuberculosis, elaborada por Albert Calmette y Camile Guérin –de cuyas  iniciales toma el nombre (BCG = bacilo de Calmette-Guérin) –, comenzó a utilizarse en humanos en junio de 1921. Es una vacuna viva atenuada, derivada del bacilo Mycobacterium bovis, agente causante de la tuberculosis en bóvidos, que se administra en los primeros días del nacimiento. Es la más utilizada: el 90 % de los niños del mundo están vacunados con BCG.

Sin embargo, también es la más controvertida, ya que aunque protege contra las formas más graves, diseminada o meningitis, su eficacia contra las formas respiratorias es variable. “Como no protege contra las formas respiratorias, las cifras de tuberculosis serán siempre altísimas”, explica a SINC Carlos Martín Montañés, investigador de la Universidad de Zaragoza (Unizar) y jefe de grupo en el CIBERES que lidera el desarrollo de una vacuna alternativa.

Este nuevo candidato a vacuna frente a la tuberculosis, llamado MTBVAC, es una vacuna viva atenuada genéticamente modificada, derivada de una cepa clínica (es decir, la aislamos de un paciente). En estudios preclínicos ha demostrado que confiere mayor protección frente a la tuberculosis que la BCG.

Desde 2008, la compañía farmacéutica detrás de su desarrollo industrial es Biofabri. En 2012 comenzó en Suiza la fase 1 que terminó en adultos, en 2015 la fase 1 en recién nacidos en Sudáfrica y en septiembre de 2020 terminó la fase 2a en adultos también en el país africano.

¿Por qué el modelo MTBVAC podría ser más beneficioso que la actual y centenaria vacuna BCG?

Buscamos que tenga mayor protección contra las formas respiratorias de la tuberculosis. El pasado enero publicamos los resultados de un estudio en macacos que muestra cómo MTBVAC protege mejor que BCG, es decir, que reconoce las proteínas que le faltan a esta.

Como en BCG partieron de una cepa de bacilo causante de la enfermedad en vacas, le faltan unos genes esenciales para la protección. En nuestro modelo partimos de una cepa de tuberculosis aislada de un paciente, que tiene todos los antígenos que están delecionados (perdidos) en la actual. Es única en ese sentido, y la única que podría ser una alternativa a la BCG.

La MTBVAC no solo protege contra la tuberculosis respiratoria, sino contra otras enfermedades. Hemos comprobado en ratones cómo protege contra el cáncer de vejiga, contra la neumonía por neumococo y contra el asma.

La vacuna BCG también posee una protección inespecífica contra otras enfermedades. ¿Ocurre igual con vuestra candidata?

Exacto, en nuestras últimas publicaciones se ha visto que nuestra vacuna tiene esos mismos efectos. Tras el comienzo de la administración de BCG hace 100 años, la mortalidad infantil disminuyó de un 20 % en los no vacunados a menos del 2 % en los vacunados. Pero no fue por la tuberculosis en sí, sino porque protegía de forma inespecífica contra otras infecciones, como la neumonía. Por eso en todos los países en desarrollo le tienen mucha confianza.

La MTBVAC no solo protege contra la tuberculosis respiratoria, sino contra otras enfermedades. Hemos comprobado en ratones cómo protege contra el cáncer de vejiga (esto pasa también con la BCG, que en España se utiliza para su tratamiento porque da mucha inmunidad celular), contra la neumonía por neumococo, y contra el asma.

¿También potencia otras vacunas como ocurre con BCG?

En los países que vacunan con BCG y difteria, tetanos y tosferina, se registran diez veces menos de casos de estas tres patologías que cuando no vacunan antes con BCG. Suponemos que MTBVAC también aumentará la inmunidad de otras vacunas ya que estudios en ratones han comprobado, tanto para BCG como para MTBVAC, cómo la vacuna de difteria, tetanos y tosferina produce más anticuerpos.

¿Su vacuna será eficaz contra las cepas resistentes a fármacos?

Sí, por supuesto. La tuberculosis es una enfermedad muy lista que se adapta perfectamente. Por eso lleva 70.000 años con nosotros. Ahora es una enfermedad tratable, aunque hay cepas multirresistentes y existe mucho miedo de que haya una epidemia multirressitente y los antibióticos no sean efectivos. Al ser de transmisión respiratoria, en el momento en que perdamos el tratamiento puede convertirse una patología muy grave. Ese es el motivo por el que EE UU y Europa dan dinero para seguir investigando en ello.

La tuberculosis es una enfermedad muy lista que se adapta perfectamente. Por eso lleva 70.000 años con nosotros. Ahora es una enfermedad tratable, aunque hay cepas multirresistentes y existe mucho miedo de que haya una epidemia y los antibióticos no sean efectivos.

Covid y tuberculosis: ¿es posible que la BCG haya ayudado a frenar la pandemia?

Esto se investigó mucho en los primeros meses de la covid-19 y aun no tenemos toda la información. Lo que se ha visto es que en los países con vacunación obligatoria con BCG tienden a un número menor de casos. De hecho, un estudio publicado en agosto concluye que esta inmunización ofrece cierta protección frente a las infecciones respiratorias.

Actualmente se están esperando los datos de la vacunación de más de 100.000 personas con BCG que tenían covid-19 para ver si tuviese alguna disminución de la enfermedad. Se sabe que contra la infección no funciona, pero se están esperando los resultados en sanitarios y personas mayores de 65 años sobre si puede haber tenido alguna influencia en producir casos menos graves.

De todas formas, con la llegada de las vacunas específicas contra el coronavirus es muy difícil luchar contra fármacos que protegen en el 95 % de los casos. Lo que tenemos que hacer es demostrar que las vacunas contra la tuberculosis protegen contra la gripe, virus respiratorio sincitial y neumococo. Esto podría ayudar mucho a prevenir las infecciones respiratorias en las personas de la tercera edad.

Esta vacuna no se incluye en el calendario de ninguna comunidad autónoma en España, solo está recomendada en grupos de riesgo de infección tuberculosa.

Esto es así porque la incidencia es bajísima. Por eso la relación entre coste-beneficio no es tan alta. Pero suponemos que, en el futuro, si demostramos que la nuestra protege contra la tuberculosis y además contra enfermedades asociadas respiratorias, igual se vacunan pronto. Esto sería nuestro sueño.

La OMS tiene como objetivo erradicar la tuberculosis para 2050. Una vacuna eficaz es esencial para conseguirlo, pero no es la única condición, también es necesario un buen diagnóstico y tratamiento.

Eliminar la tuberculosis es el objetivo que se marca la OMS para 2050, ¿lo ve posible?

En 1982, cuando estudiaba medicina, se pensaba en erradicar la enfermedad para el año 2000. Estamos en 2021, y ahora se habla de conseguirlo para el 2050. Una vacuna eficaz es esencial para conseguirlo, pero no es la única condición. Para ayudar a erradicar la tuberculosis, es necesario también un buen diagnóstico y tratamiento.

Eso sí, si nuestra vacuna funciona como pensamos ayudaría muchísimo a los sistemas de control de la enfermedad. Y sería un hito impresionante, porque de momento, en 100 años no ha habido una vacuna que funcionase mejor que BCG. Cambiaría la historia de la Vacunología.

El impacto de la covid-19 en la tuberculosis

Cada 24 de marzo se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis para concienciar sobre sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas y acelerar los esfuerzos por poner fin a la epidemia mundial de esta enfermedad. La fecha marca el día de 1882 en el que Robert Koch anunció que había descubierto la bacteria causante, lo que abrió el camino hacia el diagnóstico y tratamiento de esta patología.

Desde el año 2000, se calcula que los esfuerzos mundiales para combatirla han salvado unos 63 millones de vidas. El lema de este año es ‘El tiempo corre’, con el objetivo de subrayar que se acaba el tiempo para lograr los compromisos adquiridos por los organismos internacionales para conseguir su erradicación.

La conmemoración de 2021 está marcada por las consecuencias que la covid-19 ha tenido sobre la vigilancia, control y prevención de la tuberculosis. Así, el impacto del virus ha desbordado a los servicios de vigilancia epidemiológica encargados del seguimiento de esta enfermedad, así como de otras de declaración obligatoria.

Para la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y la fundación de la Unitat d’Investigació en Tuberculosi de Barcelona (fuiTB), la pandemia ha puesto en riesgo el progreso de la estrategia de la OMS de poner fin a la tuberculosis. Ante este panorama, hacen un llamamiento a las autoridades para que reanuden y refuercen las intervenciones de control de esta patología.

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