El ejercicio genera adrenalina, que moviliza al sistema inmune.

FUENTE: El Mundo.

Los beneficios del ejercicio en la prevención del cáncer son ya bien conocidas. Incluso en pacientes ya diagnosticados la actividad física es una herramienta útil para prevenir recaídas. Sin embargo, los mecanismos celulares que hay detrás de esta protección no están del todo claros. Un estudio en ratones apunta a una relación entre el ejercicio físico y el sistema inmune como catalizador de esta protección antitumoral.

El estudio, que se acaba de publicar en la revista Cell Metabolism, se ha llevado a cabo de momento únicamente en ratones, por lo que los autores aclaran que habrá que ver primero si este mismo mecanismo interviene en el caso de los pacientes. Sin embargo, sí sugieren que el ejercicio físico "de cierta intensidad" en pacientes con cáncer puede ser beneficioso para que su propio organismo combata la enfermedad.

El mecanismo descubierto por Pernille Hojman y su equipo, de la Universidad de Copenhague (en Dinamarca), es aparentemente sencillo a juzgar por sus explicaciones, aunque han sido necesarios cinco modelos de ratón diferente para ratificar sus conclusiones.

Según los autores, los roedores que pasan su tiempo libre corriendo en una rueda en la jaula experimentan un pico de adrenalina en su organismo que sirve para movilizar a una población de células inmunes, las llamadas NK (siglas procedentes de su denominación en inglés: natural killers).

Durante el ejercicio físico, el organismo segrega una molécula denominada IL-6, que actúa como una especie de 'guía' capaz de movilizar a las células NK y llevarlas directamente hasta el tumor. Cuando se realizó el experimento con un modelo de ratón sin células NK, el ejercicio no logró ninguna reducción en el tamaño del tumor. Asimismo, cuando se bloqueó la función de la adrenalina, correr en la rueda no tuvo ningún efecto en la enfermedad.

Joaquín Martínez, jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Tumores Hematológicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el Hospital 12 de Octubre, reconoce a EL MUNDO que el hallazgo es muy interesante. Al fin y al cabo, explica, movilizar contra el tumor a las células NK (un tipo de linfocito con una actividad innata contra los tumores) es algo que se intenta hacer desde el campo de la inmunoterapia, mediante diferentes estrategias.

"El hallazgo es muy interesante porque demuestra que a través del ejercicio o de las inyecciones de epinefrina se puede lograr movilizar a esos linfocitos para que infiltren el tumor", explica Martínez, cuyo grupo trabaja precisamente con ese tipo de células del sistema inmune. "A los que trabajamos en este campo nos abre el camino para usar este estímulo fisiológico del ejercicio para movilizar el sistema inmune".

Los resultados -en animales, subrayan de nuevo los autores- demuestran que los ratones que corrieron en la rueda tenían una reducción del tamaño del tumor de hasta el 50%. Aún admitiendo que habrá que seguir indagando en este mecanismo celular en humanos, los investigadores explican que los pacientes con cáncer a menudo preguntan si pueden hacer ejercicio o qué tipo de actividad es la más apropiada para ellos. "Nuestros datos sugieren que una intensidad más o menos alta puede ser beneficiosa a la hora de generar un buen 'pico' de adrenalina que movilice a las células NK".

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