La población infantil es un grupo vulnerable con una fisiología, anatomía y bioquímica específicas a la que debemos adaptar los medicamentos

La población infantil no puede considerarse un adulto pequeño. Desde el punto de vista psicológico, fisiológico, bioquímico o farmacológicos niños presentan unas características distintivas que hace que sea un grupo no comparable no asimilable al adulto. Varias de estas diferencias son variaciones en cuanto a absorción, distribución, metabolismo y excreción de los fármacos. Además, la distribución y producción de los receptores, así como la síntesis de enzimas también difiere de los adultos.

Los niños tienen una mayor proporción de grasa y agua respecto a la cantidad de músculo, los órganos como el riñón e hígado junto con el sistema inmunitario no están completamente desarrollados.

Formas farmacéuticas característica y recomendaciones según la edad

Para que el principio activo llegue a la diana terapéutica adecuadamente, son necesarios procesos farmacotécnicos cuyo objetivo es facilitar la administración y asegurar su acción farmacológica.

A continuación, indicamos algunas características de las diferentes formas farmacéuticas, actuales y el uso en población pediátrica.

Liquidas. Las formas farmacéuticas líquidas son fáciles de administrar y presentan una absorción rápida, y las condiciones de conservación (excepto las fórmulas reconstituidas) son las generales.

En ocasiones, la formulación tradicional preste problemas a la administración de algunos pacientes por los excipientes. Un caso muy habitual es la sacarosa y los pacientes diabéticos. En estos casos, la alternativa de la formulación magistral y los conocimientos del farmacéutico cobran especial importancia.

Esta formas farmacéuticas están recomendadas para todas las edades, aunque generalmente se pueden administrar a menores de 4-5 años.

Solidas. Entre las diferentes presentaciones sólidas además de las cápsulas podemos encontrar comprimidos sublinguales, liofilizarles, efervescentes o masticables. Los comprimidos en población pediátrica joven no están indicados por el alto riesgo de atragantamiento, siendo la norma general su uso a partir de los 12 años. En niños mayores de 3 años se puede indicar el uso de comprimidos masticables.

Vía rectal. Los fármacos administrados por vía rectal presentan una mayor absorción y un efecto rápido. Se recomiendan para evitar el rechazo de algunos niños a la medicación por las posibles molestias gástricas o las características organolépticas.

Vía percutánea. La vía percutánea permite la administración de diferentes fármacos que tengan acción local. Es preciso controlar la cantidad que se administra debido a que los niños tienen mayor absorción sistémica en comparación con los adultos[JNP1] .

Colirios. Generalmente, los colirios presentan una escasa interferencia con la visión y son infrecuentes las reacciones adversas. Permanecen poco tiempo en el ojo y requieren que se aplique varias veces al día.

En caso de que sea necesario aplicar varios colirios a la vez, es recomendable espaciarlos 5 minutos.

Pomadas OPT. Estas pomadas se administran en el ojo, y, por su formulación, permanecen más tiempo en la zona que los colirios; son más confortables y poseen un efecto farmacoterapéutico más largo con lo que reducimos la pauta posológica. Como inconvenientes relacionadas con el mayor tiempo de permanencia encontramos reacciones cutáneas perioculares o visión borrosa tras la aplicación.

Si el tratamiento incluye medicamentos con ambas formas farmacéuticas, primero se aplicará el colirio y después la pomada oftálmica.

Gotas. Esta forma farmacéutica es ampliamente usada para la administración vía ótica o nasal ambas con efectos locales. Para la administración ótica se recomienda comprobar el estado de la membrana timpánica y limpiar con suero fisiológico y una gasa el conducto para eliminar restos de suciedad.

Las gotas nasales presentan rápida absorción y acción. Debido a que la cavidad nasal está conectada con la bucal, parte del medicamento puede alcanzar la garganta. Se recomienda que se respire por la boca para evitar estornudos y, además, la cabeza debe permanecer hacia atrás cinco minutos después de la administración.

Esta forma farmacéutica puede administrarse a menores de un año.

Vía inhalatoria. Los medicamentos administrados por vía inhalatoria presentan diversas ventajas. Estos se pueden utilizar a dosis muy bajas ya que alcanzan directamente al órgano (pulmones) y presentan pocos efectos adversos. Hay que recordar a los pacientes enjuagarse la boca después de cada aplicación para evitar micosis o afonías.

Los inhaladores/aerosoles se pueden administrar a cualquier edad, para aquellos usuarios que presentan problemas para el uso correcto de lo inhaladores existen las cámaras espaciadoras.

Cómo administrar correctamente la medicación.

La automedicación, así como el incumplimiento son prácticas que tienen lugar con frecuencia entre los usuarios y esto no supone una excepción en la población infantil. Estas prácticas pueden inducir problemas de la salud a los pacientes por lo que desde la farmacia comunitaria debemos prevenirlas.

Para una correcta administración de los medicamentos, debemos tener en cuenta su forma farmacéutica y la dosis. Los medicamentos en formas líquidas generalmente vienen acompañados de cuentagotas, jeringa o cuchara graduada para la administración. Aunque habitual por los usuarios, es incorrecto el uso de cucharas comunes para administrar el fármaco ya que, se puede variar la dosificación de acuerdo a las características de medicamento como la concentración o densidad.

Los medicamento que necesitan antes de su uso ser reconstituidos también presenta algunas dudas a los pacientes. Se debe prestar atención a la marca del envase donde se reconstituye para añadir la cantidad adecuada de agua ya que un incremento o reducción de este puede suponer una cambio en la concentración y, por tanto, una dosis inadecuada.

En cuanto a las formas sólidas, debemos tener en cuenta que normalmente están ideada para ser ingeridos enteros, pero que algunas guías terapéuticas indican que se pueden triturar. También es posible que el propio laboratorio incluya una hendidura que permita partirlo y que sea más fácil de administrar.

Los supositorios en caso de que sea necesario reducir la dosis, se pueden partir de forma longitudinal mientras que las cápsulas no se deben fraccionar.

Por otro lado, la administración de medicamentos puede ser en ayunas o en la comida si no se especifica en la ficha técnica. Cuando se recomienda administrar con alimentos, posiblemente se deba a que son mal tolerados o para mejorar su absorción. En los niños, susceptibles a las características organolépticas del medicamento los alimentos pueden ayudar a enmascararlas y evitar el rechazo, aunque que hay que tener en cuenta que, en los medicamento que es preferible tomarlos en ayunas puede haber una disminución del efecto esperado.

En resumen, los medicamentos infantiles pueden presentar diferencias respecto a aquellos administrados a adultos y los farmacéutico deben, en su labor de expertos del medicamento, asesorar y asegurar adecuadamente a los padres o cuidadores para una correcta administración y evitar tanto sobredosificaciones como dosis no efectivas.

 

Fuentes:

  1. Guía práctica de actuación. Consultas pediátricas frecuentes en la farmacia comunitaria. Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC).
  2. Reflection paper: formulations of choice for the paedriatric population. European Medicines Agency (EMA).
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