La hemoglobina es fundamental para que nuestra sangre transporte correctamente el oxígeno.

Fuente: 20 Minutos

La hemoglobina es una proteína contenida en los glóbulos rojos (las células que dan a nuestra sangre su característico color escarlata) y es fundamental para que nuestra sangre pueda llevar oxígeno a los distintos tejidos de nuestro organismo.

Los niveles alterados de este componente de nuestra sangre pueden deberse a una gran variedad de causas distintas, con diferentes grados de gravedad. Pero, en cualquier caso, se trata de algo que conviene vigilar, ya que implican que nuestro cuerpo puede no estar recibiendo los nutrientes y el oxígeno que necesita. Esta preocupación, como es natural, se ve incrementada cuando hablamos de los niños.

¿Cuáles son los valores normales de hemoglobina en niños?

Depende principalmente de la edad del niño. De acuerdo con la OMS, entre los seis meses y los cuatro años lo normal es tener entre 11g/dL o superior; entre 5 y 11 años, 11,5g/dL o superior; y entre 12 y 14 años de edad, 12g/dL o superior.

A partir de ese punto, los valores se equiparan a los de los adultos: un varón debería estar entre los 13,8 y los 17,2g/dL y una mujer entre los 12,1 y los 15,1g/dL.

¿Por debajo de que valor debo preocuparme?

En general, cualquier valor por debajo de los mencionados constituye algún grado de anemia, por lo que es importante consultar al médico (que, en la mayoría de casos leves, prescribirá un tratamiento con suplementos de hierro o ciertas alteraciones en la dieta).

Por debajo de 8g/dL es cuando se considera que se trata de una anemia grave. En este caso, lo habitual es plantearse realizar transfusiones de sangre.

En cualquier caso, la mayoría de las veces la anemia es relativamente sencilla de corregir en poco tiempo, por lo que no suele tener consecuencias graves.

Posibles causas

La anemia puede venir provocada por diversas causas, por lo que es importante que se realice la correspondiente evaluación médica del niño para dilucidar a qué se debe en su caso concreto.

Algunas de las más comunes son la deficiencia de vitamina B12 (corregible con suplementos y cambios dietéticos), la pérdida de sangre y algunas enfermedades hereditarias y de la médula ósea.

A corto plazo, las consecuencias de la anemia suelen ser poco importantes. Sin embargo, con el tiempo y si no se trata puede provocar en los niños problemas de crecimiento y de desarrollo cognitivo. Puede también causar un cansancio intenso que en algunos casos llega a ser incapacitante, y puede derivar en problemas cardíacos ya que obliga al corazón a trabajar más.

¿Y si la hemoglobina está alta?

La policitemia, que es el nombre que reciben los valores de hemoglobina por encima de lo normal, es una condición menos común y por lo general menos grave, pero debe ser también investigada y tratada médicamente.

Es más común en personas fumadoras o que viven a grandes altitudes, ya que permite a la sangre transportar más oxígeno y, por ello, a veces es el resultado de una adaptación fisiológica a niveles bajos de oxígeno.

En un principio las consecuencias graves de la policitemia son raras, pero aumenta ligeramente la posibilidad de sufrir trombos o infartos cerebrales, renales o cardio-hepáticos, ya que la sangre es más densa y viscosa.

En estos casos, además de investigar y tratar la causa subyacente, es común que el tratamiento consista en limitar la ingesta de alimentos con alto contenido en hierro, evitar fumar, y en los casos más extremos la realización de sangrías (procedimiento similar a donar sangre).

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