El estrés o la sobreexigencia pueden ser los principales desencadenantes. Morderse las uñas puede deformar y causar infecciones en los dedos de los niños.

Fuente: 20 Minutos

Morderse las uñas es un hábito frecuente en los niños. Según la Sociedad Española de Medicina Interna (FESEMI), un 30% de los jóvenes se comen las uñas. Resolverlo a tiempo es fundamental para prevenir las consecuencias que la onicofagia puede tener en la salud de los niños, ya que las infecciones, debido a las heridas que se provocan en los dedos, pueden empezar a ser recurrentes.

¿Por qué los niños empiezan a morderse las uñas?

Los motivos por los que los niños puedan empezar a comerse las uñas pueden ser diversos. La Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria (AEPAP) indica que la edad promedio en la que la onicofagia suele aparecer es entre los 3 y 4 años, y se relaciona con el estrés, un mero hábito o un problema serio que puede estar vinculado con el control de los impulsos.

En ocasiones, los niños empiezan a comerse las uñas porque otros amigos suyos lo hacen o porque se aburren, incluso por curiosidad. A esas edades tan tempranas es normal que quieran investigar. Sin embargo, el problema no es tanto que empiecen a hacer esto, sino que lo mantengan en el tiempo.

El estrés afecta a los más pequeños

Aunque el estrés siempre se relaciona con las personas adultas, en realidad, los niños también sufren ansiedad y tensión, en ocasiones, a diario. Por eso, es importante prestar a atención a determinados hábitos como comerse las uñas que pueden ser una consecuencia de ese estrés que están experimentando los más pequeños del hogar. Pero ¿por qué están bajo tanta tensión?

Aquí conviene hacer un trabajo profundo para detectar cuáles son los motivos por los que los niños pueden estar bajo tanta tensión y presión. Según la psicóloga Ana Asensio, una de las razones puede ser la sobreexigencia. No obstante, también si hay estrés en el hogar los niños se verán afectados.

Comerse las uñas puede ser un TOC

Existen estudios que sostienen que la onicofagia se puede considerar un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Puede aparecer derivado del estrés, por un acontecimiento concreto o tener otros desencadenantes. Es importante acudir a un profesional que pueda hacer un seguimiento adecuado de los niños que sufren TOC y que lo están manifestando mordiéndose las uñas.

Es cierto que este hábito puede desaparecer y, de hecho, lo más probable es que lo haga hasta la edad adulta. Sin embargo, los problemas que puede acarrear para la salud de los niños es lo que hace indispensable su detección temprana.

Un hábito al que se le debe poner freno

Comerse las uñas puede ser un hábito que los niños hayan empezado a manifestar por imitación (otros amigos del colegio también lo hacen) o porque se chupan los dedos. Sea cual fuere la razón, conviene ponerle freno cuanto antes y no esperar a que se vaya por sí solo. La onicofagia no solo puede provocar infecciones, sino deformidades en los dedos en edades tan tempranas.

Alentar a los niños a hacer deporte les ayudará a aprender a canalizar su energía. El juego al aire libre o hacer tareas en las que tengan que utilizar las manos también puede ser positivo para ellos. En determinados casos, la terapia psicológica será beneficiosa para que haya un cambio en la conducta, tal y como explica la AEPAP. Pues, a la onicofagia hay que ponerle freno.

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