Una de cada cinco embarazadas tiene resistencia a la insulina, según datos de la OMS

Fuente: La Razón

Las cifras de la diabetes convierten a esta patología en un problema de salud pública. Pero de estos lodos llegarán futuros barros que pueden ser, incluso, más peligrosos, ya que los casos de diabetes gestacional no paran de aumentar: «El último artículo publicado en España al respecto es de población catalana y la prevalencia de diabetes gestacional en el mismo era entorno a un 7%. También se hace referencia al incremento del diagnóstico de esta patología en el embarazo entre los años 2006 y 2015, habiéndose casi duplicado», asegura la doctora Irene Vinagre, coordinadora del Grupo de Embarazo de la Sociedad Española de Diabetes (SED).

Ante este dato cabe preguntarse cuál es la razón: «No es otra que la conjunción de varios factores potencialmente graves que no solo se suman, sino que se multiplican, tal y como son la mayor prevalencia de obesidad en las mujeres, en comparación con décadas atrás, y el retraso de la edad de la maternidad, que en muchas ocasiones ya supera los 40 años. Ambas cuestiones disparan el riesgo de sufrir diabetes gestacional, es decir, esa que debuta durante el embarazo como consecuencia de los cambios hormonales y que hace que la futura mamá desarrolle resistencia a la insulina y, por lo tanto, no sea capaz de eliminar el azúcar del flujo sanguíneo», asegura Noelia Talavera, dietista-nutricionista especializada en la alimentación durante esta etapa.

¿Qué pueden hacer las mujeres desde su despensa para evitar este problema? Pues el último hallazgo al respecto es que «el consumo de una baja cantidad de cafeína durante el embarazo podría ayudar a reducir el riesgo de diabetes gestacional», según investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, cuyo estudio se ha publicado esta semana en la revista científica « JAMA Network Open». Pero eso no es todo, ya que cuando el problema metabólico ya ha aparecido, parece que también puede haber una solución, pues un trabajo de la Universidad del Sur de Australia sugiere que «la popular dieta 5:2, más conocida como ayuno intermitente, resulta tan eficaz como un menú convencional de restricción de energía en mujeres que han tenido diabetes gestacional durante su embarazo, lo que les permite una mayor flexibilidad a la hora de perder peso», tal y como se publicó hace una semana en la revista científica «American Journal of Clinical Nutrition».

Pero ojo, ya que el quid de la cuestión está en que se practique este menú después de dar a luz, ya que, tal y como advierte la doctora Vinagre, «el ayuno en la gestación no resulta recomendable, ya que la madre requiere un consumo de energía importante para la buena evolución del embarazo y esto aumentaría el riesgo de que la mujer generara acetona. Sí que se podría valorar, en todo caso, reducir el consumo de hidratos de carbono, sin eliminarlos, para mejorar el control de la diabetes gestacional». Y convertida ya en mamá, «la mujer con sobrepeso u obesidad que ha tenido diabetes gestacional podría valorar realizar una dieta de ayuno intermitente tras el parto para reducir el riesgo de aparición de diabetes mellitus tipo 2», explica la portavoz de SED.

Sin llegar a esos extremos, los expertos coinciden en que lo más recomendable durante el embarazo es realizar una dieta variada y saludable, además de ejercicio físico moderado, «intentando un incremento de unos 11-16 kilos durante toda la gestación, si la mujer tiene normopeso, o menos, si ya tiene sobrepeso u obesidad previa», aconseja la doctora Vinagre, quien insiste en que «en caso de que aparezca la diabetes gestacional, se pone una dieta adaptada a su peso y a sus requerimientos, personalizada e individualizada. Se recomienda una ingesta de cinco comidas repartidas a lo largo del día en la que se suprimirán los azúcares refinados, bollería, refrescos azucarados... y se abogará por la cuantificación y consumo de hidratos de carbono de absorción lenta con fibra. Si con estos cambios no se puede conseguir un control óptimo de los niveles de glucosa en sangre, será necesaria la administración de insulina.

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