Para identificar si existe alguna anomalía que pueda explicar un trastorno presente o futuro, basta con buscar estas señales

Fuente: La Razón

No todos los cambios de color, de textura o estructura de nuestras uñas están asociados a la existencia de hongos o a microtraumatismos; sino que también pueden ser indicativos de otras muchas enfermedades. Las puntas de nuestros dedos son terminaciones nerviosas que están continuamente enviando y recibiendo información del cerebro; por eso, es posible que estas nos muestren algún patrón que sirva para identificar algún padecimiento de nuestro organismo.

Para identificar si existe alguna anomalía que pueda explicar una enfermedad presente o futura, basta con estar atentos a estas señales:

1. Surcos en las uñas

Estos surcos, conocidos médicamente como Líneas de Beau, fueron descritas por primera vez por Justin Honore Simon Beau en el año 1846; y se producen porque, por algún motivo, se ha interrumpido el crecimiento de la uña. Puede que surjan tras haber sufrido una infección, pero también pueden indicar un déficit de vitaminas, una insuficiencia renal crónica, pueden ser una señal de diabetes mellitus tipo 2 o de una reacción alérgica a un medicamento. Aunque también aparecen cuando las uñas se han visto sometidas a temperaturas muy bajas.

Por este motivo, es recomendable consultar a un dermatólogo cuando vemos que estos surcos no desaparecen con el tiempo. En condiciones normales, las uñas se regenerarán, y el nuevo crecimiento irá sustituyendo el espacio dejado por los surcos, haciendo que estas vuelvan a su estado natural.

2. Estrías en las uñas

Las líneas de Muerhrcke son huecos o estrías transversales que se extienden por la uña. Las identificamos porque vienen por pares y desaparecen al comprimir la uña. Se relacionan con algunas enfermedades dermatológicas como la psoriasis ungueal (como las llamadas “manchas de aceite”) o el eczema. Aunque también puede confundirse con algunas infecciones por hongos. Es importante vigilar las líneas de Muerhcke porque pueden ser la señal de la existencia de alguna enfermedad autoinmune, como la artritis inflamatoria.

3. Decoloración de la uña

Las uñas pueden adquirir tonalidades de lo más variopintas. Pueden ir desde tonalidades frías, como el azul o el morado, hasta tonalidades más cálidas, como colores amarillentos y verdes. Aunque también es posible que se oscurezcan mucho y se queden en coloraciones negras.

En el caso de tonalidades amarillas o verdes, lo más seguro es que se trate de un hongo. Debemos vigilar estos hongos porque pueden comprometer la estructura de la uña hasta el punto de provocar su caída. Pero si el color que adquieren tiende hacia el blanco, el azul o el morado, podría indicar que no hay una buena circulación de oxígeno en la sangre; porque, en realidad, lo que está cambiando no es el tinte de la uña, sino el color de la piel que está debajo. Si este es el caso, normalmente también veremos como los labios adquieren este tipo de colores morados y experimentaremos dificultades a la hora de respirar.

También es frecuente que sea indicativo del síndrome de Raynaud, donde las uñas adquieren un tono blanquecino en un principio, y a medida que el problema se agrava se “mueven” hacia tonalidades azules, moradas y, finalmente, rojas. Este síndrome o enfermedad de Raynaud no suele suponer ninguna complicación ni ningún problema de gravedad. De hecho, muchos de los que lo padecen, ni siquiera tienen ningún tratamiento; pero podría asociarse a alguna enfermedad de tipo reumatoide.

4. Uñas en cucaracha

Es lo que se conoce como coiloniquia, y es un trastorno que hace que las uñas sean especialmente delgadas; lo que provoca que pierdan su forma “natural” y se vuelvan muy frágiles. Es un caso más frecuente en mujeres que en hombres, y más frecuente en niños que en adultos. Suele ser indicativo de una falta o un exceso de hierro en la sangre. Es algo a lo que hay que prestar atención, ya que si existen estas manifestaciones en las uñas, también pueden existir en otros órganos.

5. Líneas negras

Es posible que las uñas se coloreen de negro a causa de un traumatismo, de una reacción a un medicamento, o por culpa de un hongo (como hemos señalado con anterioridad). Pero también puede ser indicio de afectaciones más graves, como de un cáncer de piel denominado melanoma subungueal, que es una variedad bastante rara de melanoma acral. Este tipo de melanoma tiene muy poca incidencia en España porque suele detectarse en personas negras y asiáticas, y no en individuos de raza caucásica, que son los que representan a la gran mayoría de personas en nuestro país.

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